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domingo, 31 de marzo de 2019

BREVES REFLEXIONES DE UNA PROFESORA NOVATA


Sin importar el dónde o el cuándo, lo que me interesa compartir de la experiencia de ser profesora universitaria en el área del derecho por primera vez, son esas reflexiones primigenias de quien todavía se siente estudiante en un aula de clase, sitio que de un momento a otro empieza a reclamarle a uno el ocupar otro lugar y hacerse cargo de nuevas responsabilidades. Se trata de cuestiones que superan incluso el curioso hecho de que empiecen a llamarte “profe”, aunque ese solo nombramiento de por sí ya resuene dentro de uno atravesado por una sensación ajena.

Esos salones, con seguridad los mismos sitios ocupados por tantos sujetos a través de los años, y donde permanecen quizás las mismas sillas y pizarrones, son nuestros testigos fieles de cómo fluctuamos generación tras generación. En medio de estos cambios, a lo mejor imperceptibles para muchos, yo, la profesora novata, empieza a descubrir que tras la relación estudiante-profesor se escondía otra parte de la historia que hasta el momento desconocía. Y se trata de una historia que hemos venido tejiendo de diferentes formas y estilos, que nos ha permitido darle lugar a vivencias disímiles que quedarán, poco o mucho, en el recuerdo de quienes participamos de su elaboración.

Una de las primeras cosas de las que me di cuenta al desenvolverme en este novedoso papel, es que la figura del docente tiene un gran poder, mucho más del que me habría imaginado. Por encima, y fuera de que es el responsable de poner una nota, es la persona en la que sus estudiantes dejan descargar sus inquietudes, a la que consultan y le tienen una confianza que no es dada a cualquiera. Además, es quien otorga un rumbo considerable a los contenidos del curso, define cómo compartirlos y qué métodos emplear para evaluarlos. Es justo a partir de este aspecto, donde encuentro un completo sentido a la idea de que en los ámbitos educativos se establezcan relaciones de horizontalidad.

Contemplarlo así, implica ser conscientes de que los estudiantes también tienen una participación constructiva en los ritmos del saber, lo que debe conllevar a reconocerles y darles su debido espacio. La construcción de lazos en ese escenario, equivale entonces a quebrantar la idea de que el docente tiene alguna condición superior sin desvirtuar, por supuesto, su rol orientador o desvalorarlo. En esa línea, el hecho de que el estudiante dude, se haga preguntas, e incluso rete el conocimiento impartido, son ejercicios saludables para el proceso formativo, llevándole probablemente a abrir ventanas no mostradas, enriquecer la visión ofrecida, formarse sus criterios y apropiarse de su marcha y evolución educativa.

Siguiendo esta lógica, las facultades que tiene el docente desembocan en un poder que, en vez de opacar, puede ser compartido con los poderes de quienes lo rodean. Un poder que no tiene por qué quitar seguridad a punta de miedo o autoritarismo, ni garantizar responsabilidad a cambio de presiones cuantitativas, es un poder que cultivando vínculos de armonía y autoconfianza en los estudiantes, abre puertas para que estos consigan lo mejor de sí, porque el motivarles con respeto y hacia la posibilidad de sacar adelante un proyecto que en ocasiones interpretan fuera de su alcance, se convierte en una adecuada manera de que se descubran lográndolo o avanzando con satisfacción.

Además, dichas facultades permiten destapar e invitar a opciones liberadoras, facilitando desde el diseño mismo de las actividades de clase, la derrota de coordenadas jerárquicas a las que tanto se recurre en la educación, impulsando a la mutua colaboración y crecimiento, el confrontar visiones y la fluidez en el aprendizaje. Por ello, pienso que es ilógico el abordar a los estudiantes con rabia, o de manera desorbitadamente prevenida, como lo he observado en distintos casos; definitivamente, no es una manera para extender caminos lo suficientemente fértiles, si se quiere gozar de encuentros que nutran el desarrollo cognitivo y los procesos de aprendizaje desde un respaldo y sensibilidad humanos.

Pero, no todo se reduce a esas cuestiones de poder, también identifico en esta labor docente ciertos límites. Me refiero al hecho de que, desde este lado, no tenemos las respuestas a todas las preguntas, no sabemos si en todos los casos las mismas decisiones van a tener igual impacto, si van en la mejor vía o si la explicación o asesoría será la más iluminadora para cada uno de los discentes, cuando tarde o temprano nos damos cuenta de que tienen formas distintas de aprender.

Unido a todo esto, se encuentra igualmente un elemento de vital importancia para que un curso y los rumbos de quienes participan se fortalezcan, para brindar aportes y cuestionamientos que no tendrán que venir de un solo lado. Se trata de una sincera disposición del docente para escuchar, abrirse a las críticas y comentarios de parte de sus estudiantes; porque escuchar no puede ser concebido como un peligro, al contrario, es la oportunidad perfecta para que las ideas contrarias se pongan en diálogo, para dar explicaciones y expandirse hacia otras opciones en el horizonte.

Aunque ponerlo en práctica no sea tan común para algunos, pues he visto cómo estudiantes y profesores parecen resistirse a tal posibilidad. En otras palabras, parece existir sospecha respecto a tomar por natural o conveniente el cuestionar al docente, y de otro lado, una amenaza el concebir que el estudiante pueda llegar a tener la razón. Por eso, el asumirnos como iguales, y respetando el rol que cada uno cumple con sus particularidades, implica estar dispuestos a ubicarnos frente a frente, sabiendo que estamos a la altura de nuestro interlocutor y que podemos ser complementarios.

De una parte, los años de experiencia del maestro aportarán madurez en el conocimiento y valiosos aciertos, al tiempo de que la “crudeza” de quien todavía se forma, aunque de hecho ambos lo hacen, brinda frescura y creatividad a lo que otros ya dominan o a lo que “ya está resuelto”, porque tiene la fortuna de verlo con ojos nuevos. Como profesora novata, me doy cuenta de que cada estudiante es un mundo, cada uno de ellos trae retos variados que no se resuelven en una clase, en una explicación o en un taller… Son proyectos de vida que, al igual que uno, construyen sus sueños, jalonan sus anhelos y cargas, se dejan permear por su vida personal y son tan vulnerables como sus propios profesores.


Los docentes veteranos, los buenos docentes veteranos, que ejercen su profesión con amor, sabrán más que yo sobre todo esto, y creo que estarán de acuerdo conmigo en decir que el centro de su vida profesional se compone de sus estudiantes, quienes merecen un enorme agradecimiento, porque durante esa labor son ellos quienes fungen como nuestros auténticos maestros.   

Anónima

lunes, 23 de noviembre de 2015

¡EL SEMILLERO TE INVITA A NUESTRO CINECLUB VOCES, EN SU CICLO ESPECIAL "EDUCACIÓN"!

TODAS LAS PELÍCULAS SERÁN PROYECTADAS EN LA SALA DE CINE LUIS ALBERTO ÁLVAREZ, AULA 10-217 DE LA UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA




MACHUCA
DIRECTOR: ANDRÉS WOOD
PAÍS: CHILE
AÑO: 2004

JUEVES 3 DE DICIEMBRE DE 2015
HORA: 5:00 PM

SINOPSIS:
Santiago de Chile, 1973. Gonzalo Infante y Pedro Machuca, dos niños de once años, viven en dos mundos diametralmente opuestos: el primero en un barrio residencial, y el segundo en un poblado ilegal a pocas manzanas de distancia. El director de un colegio religioso privado, el padre McEnroe, es un idealista que, con el apoyo de algunos padres, intenta integrar en el elitista colegio a chicos procedentes del poblado. Es así como Pedro Machuca y Gonzalo Infante llegan a ser compañeros de clase y amigos en un momento de gravísíma división y enfrentamiento dentro de la sociedad chilena. (Fuente: FILMAFFINITY)




DETACHMENT
DIRECTOR: TONY KAYE
PAÍS: ESTADOS UNIDOS
AÑO: 2011

MARTES 1 DE DICIEMBRE DE 2015
HORA: 6:00 PM

SINOPSIS:
A un instituto lleno de alumnos problemáticos y con unos resultados académicos muy bajos, llega Henry Bathes, un profesor sustituto que posee un auténtico don para conectar con los alumnos. Pero Henry prefiere ignorar su talento. Al trabajar sólo sustituciones, nunca permanece bastante tiempo en un instituto como para mantener una relación afectiva con sus alumnos o sus compañeros. Cuando llega a este instituto donde una frustrada administración ha conseguido volver totalmente apáticos a los alumnos, Henry no tarda en convertirse en un ejemplo a seguir para los adolescentes. Logra una conexión emocional con los alumnos, con los otros profesores y con una adolescente prostituta a la que recoge en la calle. Puede que gracias a ellos se dé cuenta de que no está solo en su desesperada búsqueda de la belleza en un mundo aparentemente falto de amor y lleno de maldad. (Fuente: FILMAFFINITY)



LA CLASE 
DIRECTOR: LAURENT CANTET
PAÍS: FRANCIA
AÑO: 2008

JUEVES 10 DE DICIEMBRE DE 2015
HORA: 5:00 PM

SINOPSIS:
François es un joven profesor de lengua francesa en un instituto conflictivo, situado en un barrio marginal. Sus alumnos tienen entre 14 y 15 años, y no duda en enfrentarse a ellos en estimulantes batallas verbales; pero el aprendizaje de la democracia puede implicar auténticos riesgos. Al comenzar el curso, los profesores, llenos de buenas intenciones, deseosos de dar la mejor educación a sus alumnos, se arman contra el desaliento. Pero la abismal diferencia de cultura y de actitud chocan violentamente en las aulas, que no son más que un microcosmos de la Francia contemporánea. Por muy divertidos que sean a veces los alumnos, sus comportamientos pueden cortar de raíz el entusiasmo de un profesor. La tremenda franqueza de François sorprende a sus alumnos, pero su estricto sentido de la ética se tambalea cuando los jóvenes empiezan a no aceptar sus métodos.(Fuente: FILMAFFINITY)

miércoles, 28 de octubre de 2015

DE CAMINO AL ALMA MÁTER...




Por: Semillero de Sociología del Derecho y Teorías Jurídicas Críticas


Para muchos esta historia habrá sido 
la puerta de bienvenida, para otros, un intento fallido. ¿A quiénes ha de dirigirse la educación pública?, ¿cómo ha de acoger la Universidad a sus aspirantes?, ¿cómo tener en cuenta sus sueños, sus miedos y sus realidades diversas? Que estos relatos nos aproximen a sus voces y nos den luces para abordar el tema...



Me llamo Mariana, soy una joven de 16 años, dicen que soy simpática, me gusta dibujar y comer chocolates. Ahora está lloviendo, aunque no hace mucho frío. Menos mal alcancé a tomar este bus, los de La Sierra a veces son demorados y no puedo llegar tarde. Miro por la ventana, como de costumbre, y esta vez me estremezco pensando en lo que podría ser, ¿lo lograré? Ayer mi jefe me dio la tarde libre para descansar y llegar hoy con toda la energía necesaria, pero la verdad es que aproveché el tiempo para ayudarles a mis padres a preparar lo de las ventas de hoy, pues debemos recoger el dinero para el pago de los servicios y lo que alcance de mercado. Ahora, mientras ellos van de casa en casa y deambulan por los barrios de Medellín para conseguir un sustento, yo no puedo dejar de repetirme la misma pregunta: ¿qué sucederá conmigo si no paso? No tengo los recursos para estudiar en una institución privada, quizás mi única opción sea el Sena, o lo peor, trabajar y renunciar a mis sueños. Siento miedo.

A pesar del vaivén del bus y el estruendoso sonido del motor, me hago rápidamente consciente de los latidos de mi corazón: siento como si se me quisiera salir del pecho; son tan fuertes que puedo pasarme todo el trayecto contándolos uno por uno. Sin embargo, debo seguir las insistentes recomendaciones de mamá: “mija, nada de nervios porque ellos no van a responder las preguntas por usted”; así que hago lo propio y me repito: Mariana, todo va a salir bien; Mariana, todo va a salir bien; Mariana, todo va a salir bien. De esta manera logro irle un pasito adelante a mis nervios.

El bus frena sorpresivamente y recoge a algunas personas, entre las cuales está una muchacha que estudia en la Universidad de Antioquia y me daba las clases en el preuniversitario popular los fines de semana, entonces se me devuelve la esperanza cuando me ve y me regala una sonrisa. Fue ella quien me dio ánimos para creer en mis posibilidades de pasar el examen de admisión, pero también me dejó claro que el éxito no estaría en ser una competidora fuerte, en ser la “# 1”. Entendí que la mayor injusticia de la educación era hacernos creer que unos son capaces y los demás no, como si unos fueran menos personas que no merecen crecer y soñar.

Al llegar al paradero del Centro, me preparo para coger el otro bus que me llevará hasta la universidad, el “Alma Mater”. Recuerdo perfectamente que sólo debo ir hasta la próxima cuadra e identificar que el tablero del bus diga clarito: UdeA. Al subir al bus veo muchas caras como la mía, me identifico con esos rostros ansiosos, ávidos de responder preguntas en las que casi que te juegas la vida. Me siento y vuelven a mí pensamientos que en los últimos días me han rondado la cabeza; si en el primer trayecto pensaba en lo que podría ser, en este momento vuelven preocupaciones sobre lo que pudo ser y no fue: ¿y si hubiese estudiado más español que matemáticas?, ¿y si no hubiese tenido que escoger entre una de las dos?, ¿y si hubiese estudiado más y trabajado menos?



Me bajo en la Universidad y en la entrada me pasan un boletín que dice que se estrenará un nuevo tipo de examen con algo que llaman “componente específico”; ¡¿qué será eso?! No tengo ni la menor idea. Sigo caminando y no puedo evitar la emoción, pensar que podría ser parte de esta Universidad tan bonita, tan grande… incomparable con mi colegio tan pequeñito y humilde, eso sí, igual de acogedor. 

Al fin llego al bloque que me corresponde. ¡Me lo aprendí de memoria! Bloque 14, aula 220, silla 14089. El pasillo se llena con prisa y ya no aguanto los nervios. Me siento insegura y vuelve a atormentarme el “y si”. Si a mis profesores les hubiesen pagado su sueldo a tiempo y no les hubiesen empeorado el servicio de salud, ellos no habrían tenido que protestar en la plaza pública y parar las clases, entonces tendría más conocimientos de comprensión lectora y razonamiento lógico. Al contrario de eso, mis últimos recuerdos son unos salones vacíos en los que añoraba ocupar uno de los pupitres y aprender, compartir, entender la vida, mas la soledad me dejaba la mente llena de incógnitas. 

Observaba la puerta, faltaban escasos minutos para que la espera terminara. En ese momento llega una mujer, saca unas llaves de su bolsillo, y entonces la abre…


* * *


Desprendo mi cuerpo de la pared en la que había permanecido recostado por varios minutos frente al salón, entonces me doy cuenta de que las piernas me tiemblan del susto, y pienso: ¡uy qué es esto! Sin embargo, me entro para el salón a buscar la silla que tuviera ese número, la del 24875; es cuando me imagino que de pronto iban a llamar a lista, pero pasan es pidiendo el documento de identidad. Yo con él ya preparadito miro mi foto ahí y leo el nombre: Fredy Bailarín Casamá; se me encharcan los ojos, me acuerdo de mi familia allá en el resguardo y la confianza que han depositado en mí para presentarme a esta Universidad, me acuerdo de mis hermanos y hermanas que me ven como su mejor ejemplo a seguir, su esperanza de vida. Soy el mayor de todos y trato de divertirlos y enseñarles las labores de la tierra y lo importante que es para nosotros, nuestra madre que nos lo da todo.

Tengo el lápiz en mi mano derecha y como que se me olvida todo lo que había estudiado. Después reparten el examen y empiezo a sudar por todos lados. Me pongo a leer las preguntas de comprensión lectora y me preocupo porque las letras se me confunden y a veces no entiendo de lo que me están hablando. Paso a razonamiento lógico y dejo de sufrir, ¡eso sí es lo mío!, ¡qué pasatiempo tan divertido! Ahora sólo me falta la última parte, que es el “componente específico”, vamos a ver qué es esto… ¡ahora sí me dejaron confundido! Esta es mi oportunidad, tengo que concentrarme, a ver, si respondo bien voy a venir a vivir a esta ciudad que es tan grande y valdrá la pena, si no lo logro, mis sueños y los sueños de quienes me apoyan en la comunidad se desvanecerán. Somos pocos los que tenemos la oportunidad de asistir a una universidad. Siento miedo.

Bueno, leo la pregunta despacio para tratar de entenderla:


En la época de La Violencia en Colombia, miembros de los partidos liberal y conservador se enfrentaron, dejando una gran cantidad de víctimas y sangre por doquier, sin calcular los costos políticos, económicos y sociales que estos enfrentamientos conllevarían. La intensificación de los odios de quienes veían en el pensamiento diferente a un enemigo que se debía eliminar, dejó para nuestra historia una multiplicidad de episodios trágicos que no se podrán borrar de la memoria. Sin embargo, estudios de los últimos años han demostrado que las nuevas generaciones de jóvenes son poco cercanos a estos hechos que marcaron el rumbo de la nación; los expertos afirman que la lectura de un contexto que olvida sus raíces tiene un efecto perverso para las sociedades que tratan de sanar heridas. 

Podemos decir que el autor del texto anterior es crítico de la realidad social colombiana porque…


No entiendo, ¿qué es eso de partidos liberal y conservador?, y ,¿por qué habla de la violencia como si fuera algo vivido en años pasados en el país cuando a mi comunidad indígena le ha tocado luchar con ella desde antes de que yo naciera y todavía seguimos en lo mismo? Violencia la hemos vivido por los grupos armados que han pasado por mi pueblo, por la construcción de esa represa y por la idea de esas empresas extranjeras y del gobierno de hacer minería, que prometen mucho pero lo único que han conseguido es que dejemos nuestros asentamientos varias veces, que nuestra gente abandone sus territorios y salga desplazada hacia la ciudad a vivir en condiciones lamentables, que se sequen nuestros ríos, que se olviden nuestras costumbres con la llegada de trabajadores que vienen de otras partes, que se viole a las mujeres de mi comunidad.... Violencia hemos vivido con las mentiras que dice el gobierno de nosotros, cuando nos tratan de ignorantes, cuando nos discriminan por ser quienes somos, cuando dicen que somos guerrilleros si salimos a protestar para defender nuestra madre tierra, cuando le dicen a uno “mucho indio, se le nota que viene de monte”. Todo eso es violencia y ¡eso es lo que no se puede borrar de la memoria! 

No comprendo, ¿qué tiene que ver esto con trabajo social? Trabajo social para mí es dedicarme a mi comunidad, defender el territorio de tantas amenazas, proteger nuestras tradiciones y compartir con ancianos, mujeres, niños, jóvenes, con todos, para construir una nueva realidad juntos, nuestro sueño. Sigo leyendo las preguntas, los minutos corren, me preocupa no terminar a tiempo y no responder correctamente ¡Hay muchas cosas que no sé, nunca me las enseñaron! En una de las páginas está la imagen de un computador, esos son lejanos para mí, no sé muy bien cómo se manejan. Me quedo mirando la pantalla que se muestra, ¿qué será lo que significan esas imágenes?...

* * *


Con mi mirada fija en esa pantalla no puedo pensar en nada diferente a mi futuro, lo que allí se muestre será definitivo; se me cruzan ideas de todo tipo, me tiemblan las manos y en la sala de internet, como cosa rara, todos me miran, ¡qué nervios! Ya hace días que presenté ese examen de la Universidad, lo más difícil fue razonamiento lógico y ni hablar del “componente específico”. Vamos a ver… ¡Ay, este computador se dañó o qué! Por qué cuando uno más los necesita se vuelven tan lentos. Ya no puedo esperar más para ver el resultado: ¿pasé o no pasé?...

Bueno, se va cargando la página de la Universidad y ahora pienso en el pasado, en lo duro que ha sido todo esto, no me compadezco de mí, pero sí que ha sido difícil mi paso por esta vida. Sentirme diferente, completamente sola y sin que los demás reconozcan mi identidad por mucho tiempo; ser juzgada, señalada, maltratada por querer dejar de ser Daniel, vestirme y comportarme como él, para ser lo que siempre quise: Alexandra, una mujer, sí, una mujer fuerte, llena de sueños y deseos por cumplir. ¡Por Dios! ¿Será… que tomé la decisión correcta?, ¿será que presentarme a la Universidad fue una buena idea? Siento miedo.

Otra vez salir de mi casa y tener que enfrentar esa desagradable sensación cuando todas las personas me señalan, murmuran e insultan, como si fuera un bicho raro por mis preferencias sexuales, como si fuera anormal, como si hubiera cometido un delito por haber decidido ser feliz en coherencia con quien siempre he sido y con lo que he sentido, por ser quien soy realmente. Pero, bueno, creo que finalmente es lo que debo hacer, no tengo por qué esconderme más, los maltratos en el colegio de mi ciudad natal, allá en el Pacífico, me hicieron irme y me llevaron a ocultarme, al encierro, pero ya no quiero más eso, ya me cansé, tengo derecho a construir mi futuro, a salir al mundo y realizar mis sueños. 

La dueña de la sala me dice que ya van a cerrar, yo le pido otros cinco minutos, si no me entero del resultado, fijo no duermo esta noche. Afortunadamente ella es tan amable que me da un tiempito más y hasta me hace recordar a una compañera del centro de validación en el que terminé mi bachillerato, igual de dulce y paciente, aunque no puedo negar que fue ella quien me hizo temer para presentarme, pues me contaba que pasar a la Universidad era casi que imposible por la cantidad de gente que hacía el examen, que no había casi cupos para los pobres y que sólo pasaban quienes habían podido estudiar mucho y aprender un montón de cosas. Ante sus propios miedos, ella decidió matricularse en un curso preuniversitario: eso le daba más seguridad, yo también quería, pero no me alcanzaba la plata, entonces estudié por mi cuenta. 

Cierro los ojos por un momento y respiro profundo, pienso en lo que elegí: trabajo social ¿Esa si fue la mejor decisión?, ¿podré con estos estudios ayudar a mejorar las condiciones de vida de quienes se encuentran en mi misma situación?, ¿como a mis ex compañeros de colegio que tuvieron que salir como yo por tantos maltratos? Pensé que esa prueba específica podría ayudarme a disipar todas estas dudas, pero ¡qué va!, ni que saber sobre geografía o historia pudieran definir todas las capacidades y los potenciales que como persona tengo por explorar y desarrollar. 


Otra vez estas dudas, otra vez mis miedos. ¿Y si paso y luego no puedo mantenerme?, ¿qué será de mí si no me alcanza para comprar los libros y sacar fotocopias?, ¿pedirán mucho material?, ¡y los pasajes! No estoy muy segura de… Ya cargó la página, veamos, ingresar el número de documento, esperar a que cargue otra vez y… Ahí, frente a mis ojos, EL RESULTADO. Sin lugar a dudas, se está definiendo el resto de mi vida, la posibilidad de adquirir mayores fortalezas para la defensa de mis derechos, la posibilidad de luchar mejor contra los atropellos en el trabajo y en los colegios, algunos de los lugares en los que sufrimos muchos por no ser como la mayoría; todo mi futuro dependiendo de un puntaje que nunca podré olvidar.


Relato crítico para pensar nuestra educación universitaria


Ilustraciones de ELENI KARLOKOTI




sábado, 28 de febrero de 2015

¡EL SEMILLERO TE INVITA A NUESTRO CINECLUB VOCES, EN SU CICLO "LA EDUCACIÓN"!


TODAS LAS PELÍCULAS SERÁN PROYECTADAS EN LA SALA DE CINE LUIS ALBERTO ÁLVAREZ, AULA 10-217 DE LA UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA

HORA: 6:00 PM



DIRECTOR: ALAN PARKER
PAÍS: REINO UNIDO
AÑO: 1982

MARTES 3 DE MARZO DEL 2015 


SINOPSIS:
Pink, el cantante de un grupo musical, arrastra desde su infancia una serie de traumas debido a la dura educación que recibió. Cansado de todo lo que rodea su profesión, se acaba refugiando en las drogas como única opción para romper con el muro que él mismo ha creado a su alrededor. (Fuente: FILMAFFINITY)




DIRECTOR: JOSÉ LUIS CUERDA
PAÍS: ESPAÑA
AÑO: 1999

MARTES 17 DE MARZO DEL 2015

SINOPSIS:
1936. En un pueblo gallego, un niño, Moncho, se incorpora a la escuela tras una larga enfermedad.Su peculiar maestro (Fernando Fernán-Gómez), enseña a los niños conocimientos tan variados como el origen de la patata o la necesidad de que las lenguas de las mariposas tengan forma de espiral. Cuando el 18 de Julio estalla la guerra, los valores y principios inculcados serán relegados, y la relación entre Moncho y su maestro se verá truncada. (Fuente: FILMAFFINITY)




DIRECTOR: PABLO USÓN
PAÍS: ESPAÑA
AÑO: 2012 

MARTES 7 DE ABRIL DEL 2015

SINOPSIS
Un grupo de adolescentes, desmotivados por la educación que han recibido en la escuela, asisten durante doce días a unas clases especiales. Un maestro intenta ayudarlos a conocerse a sí mismos, a que descubran el enorme potencial que llevan dentro. Un nuevo método de enseñanza que él llama “educar empoderando”. Un documental sobre la experiencia real y directa de un profesor de matemáticas y física que pretende que once alumnos recuperen la motivación y la autoestima. Una experiencia basada en el respeto, la confianza y la provocación. (Fuente: FILMAFFINITY)


lunes, 13 de mayo de 2013

CUENTO



EL RELOJ DE LA VIDA

Cuando era pequeño, más exactamente, cuando tenía seis años de edad, tuve una conversación con mi abuela acerca de mi futuro. Mis padres me habían dado el peor de los ejemplos, sus ansias egoístas y consumistas habían destruido a nuestra familia y habían acabado con sus propias vidas. Además de mi abuela, sólo tenía a unos tíos que se hacían a cargo de mí, en aquella ocasión, esta me preguntó qué era lo que anhelaba hacer de grande y cuáles eran mis mayores sueños, yo le respondí que lo que más quería era ser alguien completamente diferente a mis padres, que no quería repetir su historia; soñaba con muchas cosas: quería ser un superhéroe para combatir las injusticias y no volver a ver tanto sufrimiento, también quería salvar vidas y descubrir curas para las enfermedades de la gente, y a veces, me sentía atraído por mis ídolos de la música, quería ser como ellos, para llevar a través de las canciones mensajes restauradores. Mi abuela concluyó que entonces podía ser alguien valioso para la sociedad si seguía esos sueños, “ya eres alguien importante, -me dijo- pero si creces sin perder la ruta, entonces podrás ser una luz de transformación desde donde estés, sin importar a lo que elijas dedicarte”. Así que le pregunté: “¿cuál es esa ruta? ¿Cómo sé qué camino seguir para no perderme como mis padres? ¿Vas tú a guiarme?”.A lo cual ella respondió: “La ruta está dada por los sinceros deseos que tienes de ayudar a los demás; en el camino que sigas, cualquiera que sea, debes estar atento a las necesidades sociales, al respeto de otras culturas, cosmovisiones y a la naturaleza misma, y no olvides algo: edúcate a ti mismo, no dejes que los demás piensen por ti, forma tu propio criterio y lucha siempre por ser libre”. Después de esto me entregó una caja roja cuidadosamente decorada, en su tapa decía “El Reloj de la Vida”. Pasado un tiempo mi abuela murió.


La caja que se me había regalado tenía varios sobres, todos marcados con un número diferente, y yo debía destapar el indicado al alcanzar la edad correspondiente a cada dígito. Así fue como El Reloj de la Vida marcó mis diez años, efectivamente al interior de la caja había un sobre con el número diez, entonces pasé a leer la carta de mi abuela:


El día de hoy, en tu cumpleaños número 10, empiezas a cursar una etapa de tu vida en que la curiosidad será fundamental para ir definiendo tus principales preocupaciones y conocer tus aspiraciones. No te prives de descubrir, busca respuestas y evalúalas.”


El mensaje motivó mis deseos de indagar, en la escuela trataba de aprender y divertirme lo más que podía. No tardé en darme cuenta de que esas preocupaciones tenían una tendencia por el área de las humanidades, y me cuestionaba, ¿qué era eso de las humanidades? Pensaba en lo que ese término evocaba, me llevaba a imaginar un planeta en el que todos los seres humanos eran reconocidos, considerados parte vital de lo que somos en conjunto: una misma especie. Pero entonces si era así, ¿por qué tantos sufrían un trato discriminatorio? ¿Por qué las jerarquías nos dividían, obligándonos a competir bajo un ritmo despiadado que imponía el mercado? ¿Qué desarrollo era ese? ¿Por qué nuestras riquezas no eran de todos, por qué no compartirlas?


Las palabras de mi abuela me dieron el impulso que necesitaba para continuar mis búsquedas, pero me daba cuenta de que las respuestas me llevaban a nuevas inquietudes que parecían conducirme a través de una cadena infinita.


Pasó el tiempo y El Reloj de la Vida marcó mis 15 años. Por esa época era un joven muy soñador, no había olvidado que mi mayor meta era entender mi mundo para poder intervenir en él mediante la generación de ideas que llevaran de alguna forma al progreso colectivo. Sin embargo, sabía que debía ser cuidadoso, mi abuela me lo había advertido: respetar otras culturas y sus perspectivas de vida, y por supuesto, la naturaleza. Pensaba que si ingresaba a una universidad a estudiar economía entonces tendría la oportunidad de saber cómo identificar las necesidades sociales y formular propuestas de solución. Por otra parte, pensaba que si estudiaba derecho haría una labor de justicia ayudando a los más desfavorecidos. Llegó pues el momento en que debía leer la segunda carta de mi abuela, la del número 15:


Ahora es cuando debes estar firme, pensar muy bien qué harás con tu vida y saber elegir entre los buenos y los malos caminos. Seguramente te equivocarás, pero eso ayudará a que madures poco a poco. No lo olvides: edúcate a ti mismo y permanece atento porque tu rumbo debe estar dirigido por tus propios sueños.”


Mi abuela no dejaba de sorprenderme con sus cartas. El mensaje era bastante claro para mí, no iba a defraudarla.


Transcurrieron años, terminé de crecer, cursé mis estudios superiores y conseguí trabajo con un equipo de colegas conformado por economistas y abogados, con el cual ya llevaba mucho tiempo. Tenía una vida tranquila y muy exitosa, no tenía de qué preocuparme. Un día encontré entre mis cosas algo que me llamó la atención, se trataba de una caja polvorienta que lucía bastante desgastada, entonces lo recordé en ese momento: era la caja que me había dado mi abuela un poco antes de morir. La había olvidado por completo, así que la tomé entre mis manos y reviví el sentimiento de cariño que me tenía; en su tapa decía “El Reloj de la Vida”, me pregunté ¿qué la habría motivado realmente a ponerle ese nombre? El Reloj de la Vida ya había marcado muchos años para mí, no había sido constante en la lectura de las cartas, pero quería desatrasarme, así que tomé la tercera, la del número 20, que decía:


Ya no eres un chiquillo, enfréntate decidido a todo lo que se ponga ante tu camino. No cometas el mismo error de tus padres: creer que el conocimiento ya está acabado, que lo que dicen tus profesores son verdades absolutas y que no se puede hacer nada para lograr cambios en la sociedad. La educación despertará cada vez más tu mente, pero tú eres el encargado de descubrir qué se esconde tras ella, qué deja de decir; duda todo el tiempo, piensa en qué otras cosas se pueden crear a partir de lo que aprendes. No seas conformista, actúa.”


Luego de leer la carta quedé paralizado, ¡¿qué había hecho con mi vida?!, ¡¿qué había hecho con mis sueños?! Me di cuenta de que mi perspectiva se había difuminado con el paso del tiempo. Me había educado, sí, pero ¿qué clase de educación había sido esa? Cada vez que en la universidad un profesor nos enseñaba parecían disolverse todas las críticas posibles, nos acoplábamos a una verdad, a una realidad que empezamos a considerar inmodificable, en la cual debíamos buscar una ubicación adecuada para cada uno de nosotros, los estudiantes, que en algún momento tendrían que ser profesionales de alta calidad para tener algún valor social. Eso era lo que hacía en aquél momento, reproducía todo el conocimiento adquirido, nunca lo había cuestionado lo suficiente. Tal vez si hubiera leído la carta a tiempo no me hubiera convertido en lo que mis padres también habían sido: agentes al servicio de un sistema porque ni siquiera tenían la disposición de ver cuáles eran sus fallas, ¡por creerlo perfecto y normal!


Sin esperar más abrí la carta que seguía, era la del número 30:


Eres un hombre maduro. ¿Recuerdas lo que alguna vez te dije sobre ser una luz de transformación? Pues es el momento de que lo pongas en práctica a plenitud, estarás en la edad de conformar una familia y deberás dar buen ejemplo. Recuerda que debes escuchar a otros, respetar sus opiniones, sus costumbres, su manera de asumir la vida y la existencia misma; atiende a las necesidades sociales y contribuye a solucionar sus problemáticas, sé esa persona que con sus actos ilumina a los demás para creer que otra realidad, una más justa para todos, es posible construirla desde ahora.”


No resistí más, el llanto no se hizo esperar. Me sentía culpable, ¿cómo era posible que hubiera olvidado los consejos de mi abuela? Me había convertido en una máquina para el trabajo, un trabajo que no hacía más que arrebatar a las comunidades sus pertenencias, sus tierras, su hogar, dándoles a cambio un pago ínfimo, sin escuchar sus voces, sus necesidades, e invisibilizándolas con el destello de la riqueza que un ambicioso negocio nos prometía sin lugar a dudas a mí y a mi equipo. Sentía que no podía ser ejemplo ni de la más mínima virtud, no era luz para nadie.


Quedaba una última carta en la caja, su número todavía no había sido marcado por el Reloj de la Vida, me faltaban algunos años. Pero decidí no cometer otro error, así que pasé a leerla, el dígito era el 40:


Estas son mis últimas palabras. Cuando eras muy pequeño me preguntaste si te guiaría, así que te entregué la caja del Reloj de la Vida; no porque con unas simples cartas fuera a mostrarte cuál debía ser tu camino a recorrer, sino porque sentía que necesitabas de esos mensajes para que no permitieran que te olvidaras de quién habías sido cuando eras un niño y lo que te había dicho respecto a tu futuro. ¿Sabes por qué la nombré El Reloj de la Vida? Precisamente por la misma razón: el tiempo transcurre y los años, como un reloj, van marcando horas, momentos, etapas de tu vida que no tienen por qué pasar desapercibidas, todas son muy importantes, te permiten evolucionar y crecer como persona, y es allí cuando deberás estar atento a que las ilusiones no se pierdan, a que esos sueños infantiles jamás dejen de alumbrar tu corazón. Si tu ruta estuvo orientada por esos anhelos, sigue adelante, si no fue así, no te angusties, ese sería tu destino. Lo mejor es que siempre te respondas a ti mismo: ¿qué estoy haciendo a esta hora de mi vida para que mis sueños nobles dejen de ser una fantasía?”


El mensaje era contundente. Había aprendido una gran lección. Comprendí el valor de no dejar de soñar, de no abandonar esas utopías que de pequeño me había formulado y que de adulto olvidé por dejarme envolver en el torbellino de un mundo desenfrenado, banal, áspero y competitivo. No hay que dejar que esos sueños se empolven en un rincón hasta el punto que no los podamos ver, como la caja de mi abuela. El educarse a sí mismo, pensar por sí mismo y escuchar a otros, constituirán parte de la brújula que me indicará el camino. Leer la carta a tiempo, la carta de nuestras propias ilusiones y nuestras propias pautas para ser persona harán la diferencia en el Reloj de Mi Vida.



Escrito por María Adelaida Galeano Pérez

Relato inspirado a partir de los temas estudiados en el curso-semillero de Sociología Jurídica y Teorías Críticas de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Antioquia (Noviembre de 2012).



PONENCIA PRESENTADA EN EL ENCUENTRO DE SEMILLEROS DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS DE LA UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA - DICIEMBRE DE 2012




¿NOS EDUCAMOS EN DERECHO CON ESPÍRITU CRÍTICO Y COMPROMISO SOCIAL?


Buenos días a todas y todos, la presente ponencia es la construcción de un mancomunado esfuerzo de los diferentes miembros del Semillero de Sociología Jurídica y Teorías Críticas. A todos ellos un inmenso agradecimiento por su dedicación y empeño en sacar avante este proyecto, y por lo mismo, es conveniente expresar que quien dice la ponencia pudo haber sido cualquiera.


Nosotros, en representación de dicho semillero, queremos contarles la grandiosa experiencia que ha sido para todos participar en la edificación de este espacio de aprendizaje, basado en el diálogo y en la confianza de que cada uno tiene un potencial creativo e intelectivo; deseamos comentarles además algunas de las preguntas que en este espacio nos han surgido –preguntas que en general, pasando desapercibidas, aparentan estar resueltas para estudiantes y profesores, pero que en últimas, fundamenta y determina cualquier relación posible entre Individuo-sociedad-conocimiento- y las reflexiones que las mismas nos han suscitado.


A pesar del marcado carácter social que debe tener la universidad pública, esto es, un proyecto para la formación integral de los individuos, donde el cultivo del saber y la investigación deben estar encaminados hacia el beneficio de las capas más vulnerables del entramado social, es notorio que los espacios que promueven los que consideramos los objetivos primordiales de dicha institución se destacan por su ausencia. Particularmente, el caso de una Facultad de Derecho y Ciencias Políticas que promulga el pensamiento crítico y el compromiso social, pero donde sobreviven las rígidas jerarquías que hacen que esta postura se vea diluida y, correspondientemente, donde las ciegas y por tanto limitadas miradas a la materia hacen de aquél compromiso un objetivo bastante difuso. Es por ello que consideramos imperativo fortalecer los espacios que contravengan el statu quo y promuevan nuevas formas de relacionarse con el conocimiento, que estén más cerca de las consignas propias de la universidad pública. Es en este cuadro donde se enmarca el curso-semillero de Sociología del Derecho y Teorías Jurídicas Críticas, que estimamos es una puerta abierta a un universo de posibilidades transformadoras partiendo de perspectivas descentralizadas, no tradicionales y por sobre todo críticas.


Así pues, este semillero es, si se quiere, un ámbito de encuentro de inquietos por el acontecer social, cultural y jurídico, personas que a través del mismo, pueden converger en caminos alternativos para el ejercicio de la profesión jurídica, opciones que desbordan lo meramente técnico para trascender a nuevos espacios de construcción social.


Justamente desde este espacio pretendemos compartir con ustedes una reflexión que gira en torno a los siguientes interrogantes: i) ¿qué tiene de particular este espacio en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas­?, ii) ¿cuál es la importancia de asumir una postura crítica en el estudio del derecho? y iii) ¿cuáles son las bases teóricas de nuestra propuesta crítica?



I. ¿Qué tiene de particular este espacio en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas?


Cuando llegamos al semillero, fuéramos estudiantes, egresados o profesores, asumíamos nuestras posiciones sin responder todavía a una serie de interrogantes: ¿Para qué aprendemos derecho? ¿Cómo aprendemos derecho? ¿Por qué aprendemos derecho? ¿Es posible siquiera aprender el derecho? ¿Cuál es el papel de los abogados en el estado de cosas actuales? ¿Es el derecho un instrumento de “guerra”?... preguntas que inevitablemente nos hacen reflexionar sobre nuestras prácticas, estudios y cátedras; lo que fue certeza hasta ese momento, se convirtió en duda, en preguntas; confrontándonos en todo momento por esa multiplicidad de seres, pasiones, concepciones, posiciones y sueños que somos; confrontando a ese ser que en palabras de Freire es “histórico” porque hereda y recibe, ese “ser cultural” porque “crea y recrea”.


En el semillero convertimos las certezas en dudas, nos hemos ido transformando de agentes irreflexivos a intelectuales orgánicos, lo cual nos hace cuestionar todo el tiempo y discutir. Son precisamente las discusiones las que nos generan nuevas preguntas, y por tanto favorecen la curiosidad, y es justamente la curiosidad el combustible indispensable para la producción del conocimiento, tal como lo afirma Freire.



Se esfuma el binomio. Para una relación posible entre individuo-sociedad y conocimiento.


Es común para nosotros encontrarnos con las palabras “profesor” y “estudiante”, e inmanente a ellas una jerarquía intelectual, una relación de superior-inferior; en el semillero hemos hecho posible la transformación de ese binomio, donde los protagonistas somos los propios estudiantes, ¿por qué? Porque todos lo somos y reconocemos que estamos en un aprendizaje constante, de esta forma nos comprometemos a preparar las lecturas u otro material de apoyo, aportar a la discusión sugerida por el orientador mediante una serie de interrogantes, y se nos brinda espacio para que cada uno explore temas de interés propio. Consecuencia de esta metodología, es que no se nos dice en qué creer, pero sí se nos suministran herramientas para gozar de una visión y un pensamiento más libre, nos estimula a reflexionar, a resquebrajar y disociar los dogmas impuestos para “pensar el mundo en vez de ser pensado por él, de desmontar y comprender sus engranajes y, por tanto, la posibilidad de reapropiárnoslo tanto intelectual como materialmente”, en decir de Loic Wacquant.


El semillero es un espacio que no circunscribe sus contenidos a estudiantes de derecho. Para nosotros es sumamente enriquecedor contar con la presencia de diversidad de sujetos como egresados, docentes y estudiantes de sociología, antropología, filosofía; lo cual, trasladando la idea de Sousa Santos, contribuye con una “traducción de saberes”, o sea, reconocer el carácter incompleto del derecho y así poder entablar diálogos epistémicos con las demás disciplinas; de este modo la pluralidad de campos del conocimiento y sujetos nos facilita contemplar otros puntos de vista, desde la propia experiencia y percepciones de estos.



¿Cómo son tratados los contenidos?


Los temas que se nos proponen y proponemos en el semillero deben estar en constante comunicación con nuestro entorno, ya sea este el universitario, regional o nacional, para hacer de ellos análisis críticos dentro de contextos y no tomar los temas aisladamente; como fruto, formulamos apreciaciones que reten al derecho y a nosotros mismos desde un plano real.


Gracias a los contenidos del semillero nos surgen preguntas que acompañan cada temática, que están ahí cuestionándonos como estudiantes, egresados, docentes, por ejemplo, ¿concebimos el derecho como una institución estatal o cómo una práctica cultural que reconoce culturas jurídicas diferentes a la hegemónica occidental? ¿Es el derecho una herramienta de autonomía o un instrumento de dominación? ¿El derecho debe cuestionar sus prácticas discriminatorias y reflexionar sobre sus prácticas de castigo? ¿Perpetuamos postulados, o por el contrario, somos quienes amoldamos el sistema jurídico para que se adecúe a nuestro contexto? ¿Puede ser el derecho usado de manera alternativa, para interpretarlo a favor de las clases históricamente discriminadas? ¿Por qué estudiamos derecho? ¿Puede ser el derecho una herramienta de emancipación?


Cuando bombardeamos a preguntas nuestros contenidos estos van enrutándonos a posibles respuestas, nos retan a asumirnos de una forma diferente siempre de cara a la sociedad, de cara a las necesidades latinoamericanas.



II. ¿Cuál es la importancia de asumir una postura crítica en el estudio del derecho?


Creemos que la importancia de dudar e interrogar las propias certezas ha sido toda una lección histórica que ya se encontraba, por ejemplo, en la duda metódica cartesiana o en la mayéutica socrática. El semillero de Sociología del Derecho y Teorías Jurídicas Criticas, entiende que aquel presupuesto epistemológico debe atravesar cada rincón de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas.


No entendemos la crítica como una simple desacreditación de una u otra teoría jurídica, no pretendemos tampoco expresar contradicciones con uno u otro autor. Vemos la crítica como un punto de partida que nos ubica como sujetos cognoscentes en una perspectiva radicalmente diferente, sobre todo en lo pedagógico y en lo epistemológico, a aquella que ofrece el conocimiento como ejercicio de un automatismo acrítico.



¿Por qué la necesidad de una postura crítica?


Quizás muchos de ustedes al ingresar a una facultad de derecho aspiraron defender algunos ideales de justicia en favor de los más vulnerables, o convertirse en escuderos de los derechos de los débiles o agentes de cambio social, tal vez. Todas son pretensiones que compartimos y promovemos, pero son propósitos que a menudo pierden protagonismo cuando se ven diluidas en los claustros del formalismo jurídico a los que nos vemos enfrentados a lo largo de la carrera. Espacios como el semillero nos hacen recordar las razones por las cuales alguna vez quisimos convertirnos en abogados.


Sin embargo, como estudiantes de derecho nos damos cuenta que el derecho, tal y como nos lo presentan, no responde a dichos ideales, y por el contrario, puede convertirnos en reproductores de injusticias haciéndonos agentes al servicio de los valores hegemónicos y de las clases dominantes. Consideramos imperativo reconocer al derecho como un concepto en construcción donde nosotros los futuros abogados jugamos un papel activo. Es por ello que debemos oponernos a sus prácticas discriminatorias y propender por interpretar el derecho en favor de aquellos que han sido históricamente marginados. Existen formas alternativas que se oponen a las tradicionales y sesgadas maneras de entender el derecho y son aquellas las que buscamos reivindicar.


El derecho debe leerse en el contexto latinoamericano, considerando nuestras particularidades culturales, sociales e históricas y dejar una mentalidad eurocéntrica que en nada representa nuestras necesidades. No sólo se trata del derecho estatal sino que se debe reconocer que es una práctica cultural, por lo que se deben admitir culturas jurídicas diferentes a la hegemónica occidental.


Es esta la importancia que creemos tiene el asumir una postura crítica frente al derecho, una manera de profundizar en las reflexiones que giran en torno a la relación de derecho y sociedad, e igualmente encontrar nuevas formas de construir y aprehender un conocimiento social que responda a nuestra realidad latinoamericana. Somos conscientes de que el semillero es solamente una semilla que debemos cultivar arduamente, pero que es el germen de una conciencia jurídica más afín con los postulados que enarbola la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas.



III. ¿Cuáles son las bases teóricas de nuestra postura crítica?


Como bases conceptuales y marco teórico introductorios a los propósitos del semillero destacamos importantes autores como paulo Freire y Boaventura de Sousa Santos, los cuales nos proponen interrogantes acerca del papel de la educación y el conocimiento, respectivamente, en el proceso de formación académica. Estos fundamentos teóricos además de enriquecer el discurso crítico para no caer en clichés políticos e ideológicos, nos permite identificar las deficiencias dentro de nuestro medio que usualmente pasamos por alto.


En efecto, una de las principales preocupaciones del Semillero ha sido el interrogante ¿Cómo, por qué y para qué aprendemos lo que aprendemos? Una cuestión que en general aparenta estar resuelta para estudiantes y profesores, pero cuya consideración finalmente es el fundamento de cualquier relación posible con el conocimiento. Partiendo de Freire, el método, la razón y el fin de la formación jurídica son objeto de constante debate, trascendiendo inclusive la crítica de la enseñanza universitaria para cuestionar instituciones como las escuelas o colegios, etapas de la vida del sujeto en donde resultan gravemente afectados sus potenciales creativos e intelectivos.


La pedagogía es finalmente a lo que nos vemos enfrentados diariamente como estudiantes universitarios; en este sentido encontramos que los métodos pedagógicos dejan poco o nada al desarrollo autónomo de las capacidades e intereses de cada quien y se convierten en un instrumento de estandarización del conocimiento, lo que imposibilita la propagación del pensamiento crítico y propositivo. Desde Freire, la educación debe ser una “práctica de libertad” que debe ser sobre todo inclusiva, democrática y transformadora. El estudiante no se puede convertir en un objeto vacío sobre el cual se vierte una masa inorgánica de conocimientos que poco en realidad aportan a la formación del sujeto; por el contrario proponemos que el estudiante se convierta en protagonista de su propia formación y no un mero espectador, que se lo dote de espíritu propio y así se convierta en una verdadera pieza creativa y transformadora. De esta manera no solo se refuerzan las potencialidades del individuo sino que se reconoce y fortalece la identidad cultural del cual él hace parte.


En esta misma línea consideramos que la relación pedagógica entre el educador y el estudiante debe superar sus notorias incoherencias. Debe reconocerse que el proceso pedagógico no es unilateral, y por ello, tanto el educador como el educando se alimentan recíprocamente del producto del proceso educativo, debe entonces ser un vínculo de mutuo crecimiento y no de sometimiento. Desde la misma metodología, en las reuniones del Semillero se hace evidente esta preocupación; así las preguntas de los docentes, en vez de agotarse en excusas para la calificación, posibilitan las discusiones; las discusiones a su vez generan nuevas preguntas, y por lo tanto favorecen la curiosidad; y es justamente la curiosidad el combustible indispensable para la producción del conocimiento, tal como lo afirma Freire.


Esta ruta pedagógica que nos propone Freire nos lleva a pensar sobre el papel que nosotros mismos desempeñamos en el ámbito del aprendizaje del derecho, sobre qué posibilidades de construcción existen para una nueva educación en la que no prime la fidelidad del educando ante un cúmulo normativo sino que fortalezca su espíritu crítico mediante la relación de ese ordenamiento con el contexto social en el cual se inserta. Pensar en una educación capaz de estimular el potencial creador de cada persona conlleva a darse cuenta de que los estudiantes somos pieza clave y que somos igualmente responsables del permanente desarrollo de la disciplina en la que nos formamos. No estamos para reproducir, en nuestro caso, un sistema jurídico, sino para entenderlo, evaluarlo críticamente y elaborar propuestas de cambio o de resistencia a favor de un bienestar social que sepa respetar a las minorías.


También, parte importante de nuestras reflexiones gira en torno a preguntas como ¿Desde qué perspectiva conocemos? ¿Cómo construimos lo que conocemos? ¿Cuáles son los límites del conocimiento? ¿Existen otras formas de acercarnos a él? El estudio de la propuesta de Boaventura de Sousa Santos y la conversación llevada a cabo al interior del grupo, ha sido uno de los ejercicios más fructíferos y esclarecedores de la crítica que se pretende realizar a las instituciones jurídicas.


Santos propone una epistemología del sur[1] que parta de dos premisas esenciales: “la comprensión del mundo es mucho más amplia que la comprensión occidental del mundo” y “la diversidad del mundo es infinita, una diversidad que incluye modos muy distintos de ser, pensar y sentir, de concebir el tiempo, la relación entre seres humanos y entre humanos y no humanos, de mirar el pasado y el futuro, de organizar colectivamente la vida, la producción de bienes y servicios y el ocio.”


Esta propuesta nos convoca a prestar atención a la necesidad de un conocimiento integral, reconocedor de perspectivas alternativas, en donde haya reivindicación de otras formas de entender el mundo, y en nuestro caso, de otras formas de entender el Derecho y su relación con la Sociedad. La propuesta de un conocimiento totalizante, universal y omnicomprensivo adolece de fragmentariedad e insuficiencia, pues desconoce las particularidades de la amplia estela de matices que constituyen legítimas opciones de conocimiento válido. Se busca entonces integrar y generar un diálogo intercultural, como diría Santos, para fortalecer las acciones de cambio y de transformación social.


De lo que se trata finalmente es de democratizar el conocimiento, lo que implica necesariamente, por ejemplo en el ámbito jurídico, impulsar el trabajo interdisciplinario. Con esto se busca dotar de herramientas a futuros abogados, sociólogos, antropólogos o politólogos, a través de las cuales adquieran perspectivas que respeten la complejidad del conglomerado social y sus dinámicas. La forma en que está integrado el semillero evidencia un poco su preocupación por satisfacer dicha necesidad, pues se propende por que los espacios de discusión se conviertan en diálogos de saberes de las diferentes áreas del conocimiento social y humano, contando así con la participación de estudiantes de sociología, ciencia política, derecho, egresados e incluso profesores.


Lo anterior constituye una apuesta por el pluralismo, entendido no como una propuesta occidental, sino una propuesta epistemológica. Una propuesta que, como lo ha señalado Santos, tenga como principales voceros a los actores del “Sur global”. Ha sido justamente este concepto, el del “Sur global”, uno de los que ha fungido como hilo conductor en las discusiones y análisis en una dimensión tanto teórica como práctica. Dice Santos sobre el Sur global: “El Sur global no es entonces un concepto geográfico, aun cuando la mayoría de estas poblaciones viven en países del hemisferio Sur. Es más bien una metáfora del sufrimiento humano causado por el capitalismo y colonialismo a escala global y de la resistencia para superarlo o para minimizarlo. Es por eso un Sur anticapitalista, anticolonial y antimperialista. Es un Sur que existe también en el Norte global…”[2], concepto también presente en el planteamiento de Freire cuando afirma “mi punto de vista es el de los ´condenados de la Tierra´, el de los excluidos”[3], y en los sucesivos estudios reflexionados en las reuniones del Semillero.


En conclusión, la crítica es una disposición imprescindible en la relación con el conocimiento. Y en el pregrado de derecho supondrá llevar a cabo reflexiones profundas y posiblemente replanteamientos de las formas en que tradicionalmente han sido entendidas cuestiones tan importantes como lo son la relación educador-educando, el papel desempeñado por cada actor en el proceso de aprendizaje y la enseñanza como adiestramiento basado en la transferencia de datos. Aunado a lo anterior la crítica implica una actitud similar frente a las perspectivas desde las cuales se ha planteado el estudio jurídico, en las que predomina la tendencia al desconocimiento de la propia realidad latinoamericana, desconocimiento que soslaya la posibilidad de encontrar verdaderas soluciones a los problemas que padecen nuestras sociedades a diario.


El traslado a la práctica de las preocupaciones precedentes será un aporte más a la construcción de una justicia cognitiva global, sin la cual, como brillantemente lo expone Santos, no habrá justicia social global.



(Cierre)


Les agradecemos a todas y todos el habernos escuchado, estamos convencidos de que citarse en otros espacios académicos para generar reflexiones, como lo es en este caso el encuentro de semilleros, es una oportunidad para el intercambio de experiencias, de perspectivas y expectativas que seguramente tienen el valor de contribuir a nutrir un pensamiento que debe ir en constante evolución, esto es, a fortalecer nuestra formación no solo como juristas sino también como personas que asumen la preocupación por lo social como su mayor motor para hacer búsquedas transformadoras desde el conocimiento.


El darnos a la tarea de escuchar la manera en que nuestros pares se involucran con sus propios temas de interés representa un ejercicio académico que abre las puertas a una variedad de asuntos y problemáticas que ponen sobre la mesa el estado de un sentir, que se teje desde los salones de clase, respecto a lo que se estudia. El aprovechamiento de estos espacios se verá determinado por la capacidad de atender esas otras miradas y ubicar su importancia en nuestro proceso formativo y contexto social. Nuevamente, muchas gracias.






[1] De Sousa Santos entiende por epistemología del sur “el reclamo de nuevos proceso de producción y de valoración de conocimientos válidos, científicos y no científicos, y de nuevas relaciones entre diferentes tipos de conocimientos, a partir de las prácticas de las clases y grupos sociales que han sufrido de manera sistemática las injustas desigualdades y las discriminaciones causadas por el capitalismo y por el colonialismo”
[2]DE SOUSA SANTOS, Boaventura. Refundación del Estado en América Latina. Perspectivas desde una epistemología del Sur. Siglo XXI Editores. Bogotá.2010. Pág. 49.
[3]FREIRE, Paulo. PEDAGOGÍA DE LA AUTONOMÍA: Saberes necesarios para la práctica educativa .Siglo XXI Editores. Sao Paulo. 2004. Pág. 8.