Mostrando las entradas con la etiqueta China. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta China. Mostrar todas las entradas

lunes, 18 de enero de 2016

CAPÍTULO 22: RECUERDOS…*

(De la Serie: Experiencia de Vida en China)


La palabra equivale a la voz del corazón.**
Proverbio chino


Cuando era niña y me asomaba desde el balcón veía inmensas montañas que rodeaban en círculo mi casa y el barrio, eran gigantes verdes, de metros y kilómetros de longitud, me resultaban tan enormes e imponentes que no dimensionaba su verdadera lejanía, recorrían tanta distancia que por un tiempo me creí con firmeza la ocurrente conclusión a la que había llegado: vivía en el centro del mundo. Parecía que estaba en el fondo de este gran valle, en el hoyito, y que desde allí observaba al resto del planeta hacia arriba, pensaba que tenía a la vista a los demás países, ciudades y continentes. Me convencí de que con una mirada desde el balcón estaba viendo todo eso y me sentía feliz, el mundo en su plenitud era sencillamente accesible…

Pasaron los años que se encargaron de borrar esa creencia, pasaron más años, y las experiencias inesperadas me demostraron con contundencia otra cosa… Han pasado semanas y meses desde que reanudé esta serie, estaba en deuda de escribir este otro capítulo, de digitar palabras para cerrar nuevamente otra etapa, pero jamás para terminar el vínculo con los lugares habitados, con todo lo vivido y con la esperanza de volver. Más que una deuda con quienes posiblemente lo lean venía siendo una deuda conmigo misma, como si se tratara de un tránsito oficial a la fase que le sigue. No creo que sea el momento para revivir cada suceso y cada actividad realizada en aquel campamento, el cual me llevó a retomar los escritos, sino más bien para darle sentido a los recuerdos, de saber qué son ahora, en qué se han convertido y qué evocan.

Lo que he descubierto, es que recuerdos los hay de distintos tipos. Están los que fugazmente generan simpatía, cuando en el momento cotidiano menos pensado, caracteres chinos brotan de algún lugar y la mente inquieta no tiene más opción que querer leerlos; están también los recuerdos que se añoran y dan tristeza de no volverlos a tener, y lo único que queda es escuchar la pieza musical exacta que los trae de vuelta a la mente, o por lo menos, lo más cerca posible; están los que se piensan, sí, los que por algún diálogo con alguien uno devuelve la película en su memoria para detectar los momentos que contienen las respuestas al tema de conversación.

Por otro lado, están los que hacen sonreír y anhelar con inevitable cariño las figuras que reposan en las fotografías, encargadas de recalcar que estaba despierta en medio del sueño; están los que fantasmalmente se pueden revivir, mediante el intento de pasearse imaginariamente por los sitios habituales, escuchando voces y sonidos particulares, desentrañando ambientes desde los que me intrigaba por el futuro y el presente; hay recuerdos que se llevan puestos, que se tocan, se acomodan y se quitan, que acompañan por un día, compartiendo la energía de su fuente originaria. Y hay otros que a lo mejor valen mucho más que todos los que he mencionado, porque habiéndose cultivado allí, nacieron del interior, hicieron crecer, sentir, son un regalo del vivir para seguir viviendo, aprendizajes que se quieren tener siempre frescos, que dan madurez y abren senderos para disfrutar y afrontar la vida.

Son recuerdos que no mueren por pertenecer al pasado, pues estos tienen la cualidad de existir en alguna parte de uno… así como aquel pensamiento ingenuo de poder ver el mundo entero, desde un balcón y sin tener que viajar en un avión y cruzar mares, conservaba su magia. En ese momento, mi imaginación no sospechaba que detrás de esas montañas había muchas más, que el territorio se extendía y lo que creía que era el centro del mundo no era más que ficción. Sin embargo, la posibilidad de estar allí, lo que había creído cercano a mi mirada, estando en realidad tan lejano en el espacio físico, resultó ser un privilegio inigualable, una doble aventura que no escapó a pesar de que las apariencias de accesibilidad se hubiesen disuelto en el tiempo y en razonamientos ya más escasos de inocencia.   

Una vez más agradezco a China, tierra donde ser extranjera fue agradable a medida que descubría y se abría paso al encantamiento; lugar este que la mayoría de ocasiones me generó la sensación de que todas las personas con las que trataba eran nobles; tierra para lanzarse a vivir libre, independiente y con autenticidad. Tierra de mis recuerdos, amistades incondicionales y a quien retornaría la misma calidez de su bienvenida.





Escrito por 玛利亚 (María Adelaida Galeano P.)




* Este escrito hace parte de la serie de relatos Experiencia de Vida en China, que a manera de diario de viaje comparte una de las integrantes del Semillero de Investigación en Sociología del Derecho y Teorías Jurídicas Críticas a partir de su vivencia académica en ese país. Los demás capítulos se pueden encontrar en la sección Descubriendo China de este blog.
** 言为心声。(yán wèi xīn shēng). 

domingo, 23 de agosto de 2015

CAPÍTULO 21: PENSANDO LO CULTURAL*

(De la Serie: Experiencia de Vida en China)

El escuchar varias cosas a la vez lleva a la luz, el creer en una de las partes lleva a lo sombrío.**
Proverbio chino


Las experiencias ofrecidas por este segundo viaje fueron más allá de los reencuentros. Fue también un campamento de verano, que junto con otros colombianos, me permitió ser testigo del diálogo entre dos culturas, que en ciertos aspectos muy distintas, no constituyó esto un impedimento para querer aprender los unos de los otros y ser amigos.

Fue profundamente especial tener la oportunidad de escuchar a maestros chinos que hablando, a veces en español y a veces en su propia lengua, daban a conocer las costumbres y pensamientos de su sociedad oriental. Daba inmensa alegría cuando estudiantes chinos nos daban la bienvenida y nos acogían cálidamente en sus aulas universitarias para divertirse y mostrarnos quiénes son.

Observaba a unos colombianos, o “locombianos”, como también nos conocen, y según alcanzo a entender, por un rumor gracioso que nos ronda al otro lado del mundo, que entre alborotos y sonrisas se hacían distinguir por donde iban, contagiaban a otros con su inigualable chispa y tremenda locuacidad, invitando a bailar, a sentir la música de su tierra, a vivir y descubrir de la mano de su alegría arrolladora otra forma de disfrutar. Observaba…

Observaba además a una sociedad china noble y con atenciones delicadas, a veces paciente y humilde, otras veces respetuosa hacia sus mayores y de percepciones y reacciones silenciosas, curiosa por develar lo desconocido y hasta insospechadamente astuta cuando de negociar algún producto se trataba. Observaba…

Es una fusión que me pone a pensar en distintos aspectos, pues intentábamos comunicarnos en el idioma del otro, impregnarnos de nuestros conocimientos, entretenernos con lo propio y lo foráneo, y hasta degustar lo típico de aquí y de allá. Por una parte, es un encuentro mágico, de las mejores cosas que se pueden vivir: tener el placer de que no existan barreras para mirarnos y reconocernos en la humanidad, aprovechando lo diverso para estrechar más los lazos en una ciudadanía mundial.

Pero, por otro lado, me transporta a una isla mental más remota, ya que me inquieta esto del factor cultural y el lugar que uno puede ocupar en él, por ejemplo, me pregunto: ¿qué tanto nos pertenece y le pertenecemos?, ¿qué tanto nos apegamos a él?, ¿qué tanto nos podemos desentender de él?, ¿qué pasa si somos diferentes y no coincidimos con lo que se supone es “nuestro”?

Es una reflexión que me permito acentuarla con el contraste cultural experimentado. Me da la impresión de que cada uno naciendo en alguna parte del mundo, ese pequeño mundo asume que habrás de ser como él, que pensarás como él, que habrá un mismo sentir y unas mismas preocupaciones, que sus hábitos han de ser los tuyos, que estamos destinados a adaptarnos igual, es un sentimiento que me da cuenta de la carencia de duda sobre la naturaleza cultural que nos circunda y nos ampara. Me parece que es algo que no se cuestiona.

Me pregunto también, ¿hasta qué punto nuestra cultura nos enriquece y hasta qué punto es un muro para ser nosotros mismos?, ¿nos da libertad, nos forma o nos excluye?, ¿estamos condenados a seguirla?... No sé qué tan confuso esté sonando todo esto, pero son inquietudes que me surgen y a las que no quiero responder, tan solo meditarlas en medio del silencio y del sosiego debidos. Aunque tengo claridad en algo, y es que no somos un resultado de ella completamente, no tiene la palabra final para definirnos.

Quizás parezca contradecirme, pues primero valoro el encuentro entre Oriente y Occidente, y después, vacilo sobre nuestra identidad cultural, que es la que nos facilitaría, en principio, lograr dicho acercamiento sorprendente; sin embargo, no podría ignorar que es otra arista de reflexión que se lanza al ataque no con la función de derribar, más bien para agudizar el entendimiento y dejar de creer que todo es tan simple, tan plano y parejo. Esto no le quita la sinceridad a mi punto de vista, según la cual, la amistad entre pueblos es factible construirse por encima de nuestras creencias porque somos más valiosos y más de lo que las mantiene firmes.  

Sé que se trata de pensamientos medio sueltos, a lo mejor extraños y extrañados respecto a lo que se suele tomar como “normal”; elaboraciones que están en el camino, en el péndulo de lo seguro y lo inseguro, de lo que a veces es y no es. Sin embargo, es completamente entendible, los viajes no los hace solamente el cuerpo, también el alma, el ser en su integridad. El viaje mueve por dentro, afirma y refuerza cuestionamientos que ya estaban en su lugar, la tarea no puede ser menos que escucharlos.


Escrito por 玛利亚 (María Adelaida Galeano P.)



Este escrito hace parte de la serie de relatos Experiencia de Vida en China, que a manera de diario de viaje comparte una de las integrantes del Semillero de Investigación en Sociología del Derecho y Teorías Jurídicas Críticas a partir de su vivencia académica en ese país. Los demás capítulos se pueden encontrar en la sección Descubriendo China de este blog.
** 兼听则明,偏信则暗。(jiān tīng zé míng, piān xìn zé àn). 

domingo, 19 de julio de 2015

CAPÍTULO 20: HUELLAS EN EL SER*

(De la Serie: Experiencia de Vida en China)


Repasa lo viejo y conoce lo nuevo.**
Proverbio chino


Definitivamente regresar es un volver a empezar, es ver el entorno con ojos nuevos, apreciar y sentir diferente; las experiencias transcurren, sin embargo, la persistencia de los recuerdos y las renovadas reflexiones se constituyen en la fortuna del viajero que vuelve a su tierra natal. El desprendimiento de ella es la llave a otras realidades y estados, y no me refiero sólo a lo físico, también el alejamiento mental y espiritual permiten transportarse a otras esferas de conciencia, entendimiento y percepción.

Recuerdo que cuando empecé a relatar esta historia escribí uno de los capítulos que más me han marcado; en él, expliqué aquello de los esquemas sensoriales y esquemas mentales, esa era la época en que empezaba a descubrir China y cuando las cualidades de cada cosa constituían una razón para sonreír con asombro. Acercarse a ese entorno en aquel momento era como abrir la puerta y pasar a otra dimensión, dejar atrás el salón de la intriga para pisar un lugar que no conocía y que no había logrado imaginar. Ahora todo encaja, el volver por segunda vez me hace entender que el ser guarda huella, tiene memoria, y así, lo que antes estaba en blanco ahora contiene registros de sensaciones, sentimientos, expectativas que uno crea, deposita, y de los que se alimenta en los sitios visitados.

Estar de vuelta por unos días en la Universidad, en Dawai, es equivalente a una corriente de energía para el cuerpo que reconoce en los sonidos de las voces, un idioma divertido y cercano; en el olor, un lugar específico; en las aceras, recuerdos de mañanas tranquilas, noches y tardes de anécdotas queridas. Es volver a uno, a una parte de sí que parece estar ligado a lo de allá, que reacciona a sus particulares señales físicas y se identifica con ellas, apuntando a un alguien que se era, que parece permanecer, pero que en realidad está fundido con un yo de otro tiempo, habiendo perdido su figura original.

Es esta pues una parte de la historia, la cual cobijó muchos reencuentros. Los reencuentros con amistades, con la variedad de comida, con esos edificios que ocupan el campus, con los rincones, las canchas, con las tiendas en las que solía comprar golosinas “exóticas” y una variedad de artículos, con el lago, con los caminos de afuera tan transitados y sus puestos llenos de frutas y hasta gusanos vivos ofrecidos en el menú callejero, la hilera de restaurantes, las flores de verano y el cielo azul con manchas blancas que parecían obra de un pincel descuidado haciéndome añorar los algodones flotantes sobre las montañas de mi ciudad natal; me hablaban de un conjunto de cosas que habían cobrado significado, ya los había leído alguna vez, y volver a ese todo dejaba de ser un descubrir pleno y más bien parecía que mutaba a un sentimiento de encantamiento.

Las sorpresas que anteriormente me implicaba el dirigirme a la gente mediante el esfuerzo propio de hablar en su idioma, el probar otros sabores, ir a donde nunca había estado, son algunos de los aspectos que pasaron a otro nivel. Como decía, el sentir que conlleva el aproximarse a lo desconocido por primera vez se encuentra ya transformado, pero eso no impide que el camino posterior encante con las cosas que trae; y entonces veo también que la identidad pre-creada con el entorno me permite descubrir después de todo, aunque en otro sentido, sobre gustos precedentes y profundos que se despiertan es con la presencia en esos sitios, en otras palabras, es detectar lo realmente extrañado de la experiencia pasada y encontrar en lo nuevo razones para ser feliz, seguir aprendiendo, disfrutar y dejarse llevar por su gracia.

El andar sobre ideas todavía muy inmaduras al respecto me origina inquietudes y reflexiones primerizas sobre lo que mencionaba al comienzo. Me da la impresión de que los esquemas mentales no corren la misma suerte de los esquemas sensoriales cuando éstos últimos están en condición de  lejanía física entre ellos, pues el ser humano se construye a través de sus vivencias, cada pedacito de lo que lo cruza, y con lo que se topa, lo toca y hace parte de él o lo mueve, lo forjan en esquemas mentales que son intrínsecos a su ser, por lo que no lo abandonan cuando viaja sino que interactúan con ese exterior novedoso, pudiéndose ver asaltados por el advenimiento de frescos componentes que habrían de entrar a confrontarlo, reclamándole un lugar en su propio espacio.

Finalmente, debo advertir que dudo de que los sentidos edifiquen por sí solos concepciones y formulaciones más hondas en el individuo, así, el conocer personas, historias, enfrentar situaciones y asumir realidades, son algunos aspectos que bien pueden contribuir igualmente en la formación de la esfera interior. Además, a lo mejor el “juego” de combinar esquemas, o a los factores que se piden su lugar en él, permita liberaciones entre sí, enriquecimiento mutuo y la inculcación de un convencimiento de que por más familiar que nos resulte un determinado contexto, nada ha de caer en un aire de normalidad, de acomodamiento, de pérdida de curiosidad por lo que pudiera pasar si las cosas fueran distintas y por lo que son en sí mismas.


La vida parece concretarse en una serie de muertes y renacimientos.
Morir y nacer es un privilegio.


Escrito por 玛利亚 (María Adelaida Galeano P.)




* Este escrito hace parte de la serie de relatos Experiencia de Vida en China, que a manera de diario de viaje comparte una de las integrantes del Semillero de Investigación en Sociología del Derecho y Teorías Jurídicas Críticas a partir de su vivencia académica en ese país. Los demás capítulos se pueden encontrar en la sección Descubriendo China de este blog.
** 温故知新。(wēn gù zhī xīn). 

viernes, 29 de mayo de 2015

CAPÍTULO 19: UNA HISTORIA QUE SE QUIERE SEGUIR ESCRIBIENDO* **

(De la Serie: Experiencia de Vida en China)

No olvides los eventos del pasado, son maestros de los eventos del futuro.***
Proverbio chino


Hace poco menos de un año escribía lo que habría sido la conclusión de una historia. Ahora, durante la última semana antes de marcharme escribo otra vez, con la alegría de saber que en aquella ocasión no estaba contando un final sino que realmente cerraba un capítulo de vida que estaría por abrirse luego. No fueron en vano mis palabras, no quise despedirme con un “adiós” o un “hasta luego”, no quería desprenderme así de lo vivido, fueron mejor ese “hasta pronto” y ese “hasta siempre”, con la certeza de que no había sido una experiencia que quedase en el olvido, que en la distancia ese vínculo establecido se mantenía, y contemplando la viva esperanza de volver a ella algún día, desconociendo su lejanía en el tiempo... ¿años?, ¿décadas quizás?... ¿cuándo se puede volver a saborear una aventura así en la existencia?, ¿cuándo habrá otra oportunidad para palparla? 

Y la vida, en un acto de coherencia consigo misma, me demuestra una vez más que la magia habita, que sigue existiendo. Esa magia que envolvió tantos momentos alegres que llenaban el alma hasta un punto inimaginado, esa magia que llevaba a descubrir, a explorar, a atreverse, a ser en la libertad, a disfrutar de otras maneras, a disfrutar por otras razones; es una magia que no se ha perdido, que reposa y se mantiene despierta en el corazón, en el aire.

El ver tan próximo el regreso a casa, la del otro lado del mundo, me trae todo tipo de recuerdos, imágenes y sensaciones que se escondían en algún lugar de la memoria, mi mente recrea los sitios alguna vez frecuentados, se añoran muchas cosas, se quiere estar allá para ser otra vez parte de la cultura y la sociedad que no dudó en recibirme.

A todos con quienes he hablado, poco o mucho acerca de mi experiencia, les habré contado e ilustrado sobre diversas facetas y caras de su significado, parecerá que cada vez que me preguntan doy respuestas distintas, y quién sabe si hasta contradictorias, pero la verdad que subyace es que no se puede condensar en una palabra, en una frase o en un diálogo el cúmulo de impresiones, pensamientos, sentimientos y cada paso que se da en un transitar evolutivo. A veces fue la plenitud, a veces la incertidumbre, a veces la valentía, y otras, la soledad. Nada fue estable, tampoco pretendía que lo fuera.

La aventura enseña lo que había detrás de los límites, los corre, los amplía, casi los borra del mapa. Meses después, comprendo que desde ahí la vida deja de ser plana, se parte, ya no vuelve a ser la misma, aunque el entorno pareciera ser el mismo. Algo cambia. Ya no es uno y lo determinado, ahora soy yo y una inmensidad de posibilidades; el espacio es infinito, las probables maneras de vivir quebrantan lo que hasta el momento se tenía por conocido y aceptable. Hay algo que se abre. Esos límites son distantes y escasean, aunque no todo sea libertad realmente.

Y es que no solamente se sale y se amplía el mundo, al mismo tiempo se termina encerrado en otra esfera de realidad. La clave está en el giro de la rutina, el hecho de estar en la lejanía de lo que era propio y de que el entorno ofrezca a los sentidos otras formas de abordarlo, eso arranca identidades, y esa es la fortuna que alimenta el ejercicio de descubrir. Es lo que reconstruye y deconstruye.       

A ello se le suma el posterior proceso. El regresar a la tierra natal es otro momento, algo se despliega junto con uno, cada día que pasa es un tiempo para interpretar y entender qué sucedió, qué tanto marcó, qué está pasando, qué tanto me importó y me sigue importando, quién es uno después de todo. Todos los días se concluye de forma diferente, y después, se ve desde la lejanía, se divisa un pasado preciado, aunque pocas veces se echa de menos, y a pesar de que se quisiera estar allá otra vez.   

El espíritu aventurero no muere, se clava en el alma, jamás renunciaría a inspirar el camino, a ser su fuego y más fiel compañero. Nada es fijo, cualquier cosa puede pasar, tanto así que surge el llamado a seguir escribiendo esta historia paralela; porque precisamente así se siente, el viaje es como comenzar otra historia que empieza de repente en un punto específico y luego queda relativamente congelada en tanto la fluidez no desaparece, pero sí disminuye notablemente, el cuerpo ya no sigue allí. Puede ser entonces por el espacio, el lugar cobra protagonismo para uno ser, resultando ser éste más fuerte que quien navega.

Volver al punto congelado, al sitio donde se desenvuelve el relato para continuar, hacer que cobre vida y se siga moviendo. Es una invitación provocadora de emociones, de retos, de reencuentros, es una conexión de inmensas proporciones, y es cuando logro dimensionar de forma más clara su fuerte huella, el valor que ha alcanzado.  

La oportunidad de estar en ese oriente lejano nuevamente me parece única, digna de recorrerse como si fuera lo último por explorar. Volver a escribir en este espacio también es reconfortante, sólo queda seguir caminando para saber qué sucesos o contenidos podrían ocupar unas próximas líneas si así lo quisiera el “destino”, y seguir avanzando, en una corta travesía de verano que promete ser enriquecedora. 


                           


Escrito por 玛利亚 (María Adelaida Galeano P.)


_____________________________________________________________

* Este escrito hace parte de la serie de relatos Experiencia de Vida en China, que a manera de diario de viaje comparte una de las integrantes del Semillero de Investigación en Sociología del Derecho y Teorías Jurídicas Críticas a partir de su vivencia académica en ese país. Los demás capítulos se pueden encontrar en la sección Descubriendo China de este blog.
** En esta ocasión agradezco a Hanban, al Instituto Confucio de Medellín y a todas las personas que me han acompañado y han compartido conmigo su alegría para emprender un segundo viaje a tan lejanas tierras, pero que están tan cerca del corazón.
***前事不忘,后事之师。(qiánshì bù wàng hòushì zhī shī).

martes, 22 de julio de 2014

CAPÍTULO 18: DESCUBRIENDO CHINA, UN CAPÍTULO DE VIDA*

(De la Serie: Experiencia de Vida en China)

Si no cesas de esculpir, podrás tallar metal y piedra. **
Proverbio chino

El final de una historia marca el principio de otra. Hace casi un año atrás esta apenas comenzaba, la aventura se abría paso, las experiencias mágicas e inimaginables aparecerían y conformarían un capítulo de mi vida en el que descubrir China significaría más que eso hasta tocar puntos más íntimos como el descubrir un sentido de la existencia y del ser mismo.  

Quizás suene filosófico, pero son las palabras que me permiten describir la manera en que lo percibo, bajo la aclaración de que esta historia, que al fin y al cabo es tan solo una pequeñísima muestra de todo lo que se vive y un retratito escrito de cómo veo el mundo, no hubiera sido la misma sin esta serie de relatos. Relatos estos que son insuficientes para abarcar múltiples reflexiones y anécdotas, varias fueron las que se quedaron en el tintero, varias las que escaparon a mi posibilidad de extenderlas hasta este espacio.   

Por medio de estos capítulos quise hacer del viaje una aventura compartida que pudiesen vivir también los lectores; espero haber llevado un pedacito de China y de emoción con cada escrito. Ahora llega la hora de volver al salón de mis recuerdos, donde estos están vivos, los que al comienzo visualizaba espléndidamente y que poco a poco se fueron transformando en estampitas, pareciendo estar en la lejanía, en otra dimensión, en un pasado al que hay que regresar.

Extrañaré comer con palitos, coleccionar las facturas que iban abultando la billetera, pasar por las calles tratando de descifrar los caracteres que dicen los nombres de los lugares o con avisos publicitarios. Extrañaré ese ambiente que solía crearse con la música particular de algunas tiendas o restaurantes de la Universidad, salir por las mañanas camino a clase, los paisajes…

También es difícil despedirse de un lugar que marca tanto la vida. Pasar un cumpleaños, una navidad, y hasta un mundial de fútbol, en un sitio que al principio era ajeno y que se fue convirtiendo paulatinamente en el hogar a medida que me apropiaba de los espacios y que los rostros de la gente se volvían cotidianos. Lugar este en el que quise muchas veces que mis ojos grabaran una película indeleble de lo que veían.

Me alegra concluir esta etapa sabiendo lo mucho que me ha aportado. No solo se trata de enfrentar un idioma, otra cultura o una manera distinta de vivir, sino también de escucharse a uno mismo, aprender a seguir la intuición, a ser libre, entenderse, crecer, construirse y reconstruirse. Hay un conocimiento que no está en los libros, está en la propia experiencia de vida.

Quiero agradecer a mi familia, a mis compañeros de viaje, a los pasajeros que conocí en esta travesía y que tomaron su lugar en esta historia, a mis amistades chinas, a quienes siguieron estos textos, a las demás personas que me brindaron su apoyo y compañía, especialmente, al Semillero de Investigación en Sociología del Derecho y Teorías Jurídicas Críticas de la Universidad de Antioquia por su interés para que descubrir China fuera una travesía compartida.

Hoy me despido de ti con la esperanza de que el destino nos tenga guardada otra cita para vivirse en otro tiempo, quizás en manos de una nueva aventura. Gracias por haberme contagiado de tu magia, de tu luz y simpatía. No olvidaré esta gran oportunidad que me dio la vida, como cuando te dice ¿quieres ir a Oriente?, vamos, yo invito.

Hasta pronto China amiga, hasta siempre.

La Gran Muralla China
长城


Escrito por 玛利亚 (María Adelaida Galeano P.)


* Este escrito hace parte de la serie de relatos Experiencia de Vida en China, que a manera de diario de viaje comparte una de las integrantes del Semillero de Investigación en Sociología del Derecho y Teorías Jurídicas Críticas a partir de su vivencia académica en ese país. Los demás capítulos se pueden encontrar en la sección Descubriendo China de este blog.
** 锲而不舍,金石可镂。(qiè ér bú shè, jīn dàn kě lòu).

martes, 8 de julio de 2014

CAPÍTULO 17: ESCUCHANDO A UNA VOZ AMIGA*

(De la Serie: Experiencia de Vida en China)

Las piedras de otras montañas pueden pulir el jade.**
Proverbio chino

No me cabe duda de que entre los mejores momentos que han conformado mi experiencia en China han sido aquellos en los que he compartido con otras personas pensamientos y visiones de vida; es por esto que quiero ofrecer en este capítulo, muy especial para mí, un acercamiento a la perspectiva de una apreciada amistad china, que me permitió entrevistarla, y a quien le agradezco su amabilidad e interés para el agradable acercamiento de nuestras culturas:


Hola, te agradezco esta oportunidad para que hablemos un poco sobre tu experiencia y visión sobre China. Primero quisiera preguntarte ¿cuál es tu opinión sobre la sociedad china? ¿Qué es lo que la caracteriza?1

Pienso que esta pregunta es difícil de responder. Parece más una pregunta que le haría un chino a un extranjero. En primer lugar, no he tenido otro tipo de experiencia diferente a la de los chinos, por lo que no cuento con ese sentir fresco y el nivel de sensibilidad que tienen los amigos extranjeros. Si he de dar una respuesta exacta, hacer una reflexión sobre la sociedad china, una crítica y una síntesis, considero que la sociedad china carece de un tipo de creatividad.       


Eres una joven china, ¿actualmente cómo consideras que es la vida de la juventud de tu país?

El mundo actual sufre una transformación de fondo, a medida que el desarrollo económico de China se moderniza y se occidentaliza cada vez más, la vida de los jóvenes chinos también lo hace, se persigue lo que está en boga, lo moderno, la cultura del bar también está tomando forma, se desarrolla gradualmente la industria cinematográfica, hay una tendencia a madurar cada vez más. Y aparentemente la relación con lo tradicional va tomando distancia.


¿Cuáles crees que son las principales problemáticas sociales de China?

Lograr un tipo de desarrollo equilibrado. Entre la ciudad y el campo, entre el Estado y el pueblo, entre la desarrollada parte del este y el bajo desarrollo del medio oeste, para que China logre un desarrollo eficiente y a largo plazo debe resolver estas contradicciones y factores que lo obstaculizan.


¿Cuál es tu opinión acerca del control del gobierno chino sobre la libertad de expresión?

Considero que el trabajo del gobierno chino en controlar la libertad de expresión es bastante sobresaliente. A veces se observa que ellos al educar no lo hacen para que la gente llegue a ser verdaderamente libre, en lugar de ello es una clase de educación para mantener al pueblo en la ignorancia. Yo siento que nuestro gobierno está temiendo a algunas cosas, si está temiendo a las palabras del pueblo, entonces de todos modos está siendo realmente terrible. Yo no comprendo en profundidad el control que ejerce el gobierno chino sobre la libertad de expresión, también estoy sorprendida, muchos amigos extranjeros piensan que la situación de libertad de expresión está bastante mal, pero yo también pienso que esa es una forma de manifestación de la libertad de expresión, nosotros no debemos temer a la crítica y el oponernos a las ideas.  


He escuchado que los chinos no tienen creencias religiosas, ¿qué puedes contar sobre este tema?

Pienso que creer en una religión es un tipo de categoría cultural, el sistema cultural chino es diferente a Occidente, así que la inexistencia de creencias religiosas no tiene por qué ser un asunto sobre el cual alarmarse, porque nosotros los chinos también podemos asombrarnos respecto a por qué se debe tener una creencia, por qué debemos dejar que la propia vida caiga en la línea del pensamiento del establecimiento del pecado original, vivir toda la vida cargando una cruz.      


En China, al momento en que los estudiantes empiezan su vida universitaria deben dejar sus hogares e ir a la universidad a vivir hasta que se gradúen. ¿Cómo ha sido tu experiencia como estudiante universitaria?

Para muchos estudiantes chinos, la vida universitaria es su primera experiencia en la que están separados de casa. Pero yo desde pequeña estuve internada en la escuela, así que para mí la experiencia es ya muy familiar. La universidad me ha proporcionado muchísimas oportunidades para llegar a conocer diferentes temperamentos, personas con experiencia, incluso el contexto de personas de diferentes culturas, por ejemplo tú, María, el conocerte ha sido hasta ahora mi mejor ganancia en la universidad. La universidad también me da más libertad, me hace dejar las ataduras familiares, sentirme cada vez más cerca de la sociedad, el pensamiento también empieza a cambiar, realmente se pule el ideal y se vuelve claramente visible, me vuelvo independiente y adquiero criterio propio, me siento muy contenta.               


Respecto a la cultura china, ¿qué quisieras que los extranjeros supieran sobre esta?

El representante de la cultura china no solo es Confucio, para los chinos el taoísmo y el confucianismo son dos pensamientos filosóficos coexistentes, aparte del budismo que es una religión foránea, se encuentran estas dos ideologías nativas. Ellas al mismo tiempo conforman la personalidad del pueblo chino, por un lado una alude a salirse del mundo y a lo negativo, la otra, se refiere a ser parte del mundo y a lo positivo, este conflicto en particular es una manifestación clara entre los intelectuales.     


Muy bien. Quedo muy agradecida con tu disponibilidad para la realización de esta sencilla entrevista y permitirme conocer así más de tu cultura, como me lo dijiste alguna vez, uno de los regalos que nos ofrece el aprendizaje de otro idioma. Hasta pronto.
  

Entrevista realizada por 玛利亚 (María Adelaida Galeano P.)




* Este escrito hace parte de la serie de relatos Experiencia de Vida en China, que a manera de diario de viaje comparte una de las integrantes del Semillero de Investigación en Sociología del Derecho y Teorías Jurídicas Críticas a partir de su vivencia académica en ese país. Los demás capítulos se pueden encontrar en la sección Descubriendo China de este blog.
** 他山之石,可以攻玉。(tā shān zhī shí kě yǐ gōng yù).
1 La entrevistada advierte que sus respuestas corresponden a su visión personal, por lo que posiblemente no representan las concepciones de todos los chinos y tampoco una situación fiel a la realidad de aspectos de China. A ella le agradezco por su ayuda en la revisión de la traducción de esta entrevista.

viernes, 13 de junio de 2014

CAPÍTULO 16: BUSCANDO RESPUESTAS*

(De la Serie: Experiencia de Vida en China)

No perder las esperanzas hasta llegar al río Huanghe. **
 Proverbio chino

Se agota el tiempo. No será suficiente, lo sé. Vine con muchas preguntas, me iré con otro montón. Las respuestas apuntan a su casi inexistencia en mi medio, no hay cómo concretarlas, solo puedo intentar ofrecerme algunas ideas a mí misma a partir de lo que observo y de lo que comparto con otros, y eso me da a entender que las zonas oscuras son fuertes, no se pueden palpar. Tanto así como algo de lo que me he hecho convencido todavía más desde hace un par de meses cuando lo intuí estando en otras ciudades: la percepción del misterio en el entorno, como si no pasara nada, como si faltara algo, una vida, una llama; a veces me da la impresión de que es una normalidad imperiosamente sospechosa, que fluctúa como por sinergia, insoportable a la curiosidad y a la necesidad de saber qué está sucediendo.

Desde mi llegada he tratado de comprender esta cultura, de contagiarme de su magia y grandeza; sin duda, ha significado un descubrir valioso todo lo recorrido hasta ahora. Sin embargo, desde antes de venir fijé mi mirada igualmente en una China luchadora, en otra de sus facetas que para mí sigue estando más viva en varios artículos de revista, películas e Internet que en la misma realidad que he podido percibir como estudiante extranjera.

Admiro a esa China construida por personas que quieren creer en otra sociedad posible, en la realización de sus sueños, en la justicia, en el respeto de los derechos, que le apuestan al triunfo del sentir humano y a la libertad. Los veo como un lucero en el firmamento oscuro que quisiera acobardarlos y tragárselos para que no brillara más. Es la otra China que quiero conocer, tan difícil de encontrar, de verla directo al rostro.

Pasa el tiempo y puedo dimensionar cada vez más los alcances del silencio y lo tanto que está costando que ello sea así en un país que sufre graves problemáticas sociales. El contexto que percibo contrasta con los secretos amargos que coexisten con una cultura tan especial. Quisiera tener respuestas a muchas inquietudes, por ejemplo, ¿qué está ocurriendo en este mismo segundo con las historias de persecución hacia los practicantes del Falun gong?, ¿cuál es su condición actual en los campos de trabajo forzado para aquellos ya retenidos?, lo que he consultado sobre el tema no me saca del asombro, son historias que a veces ni sé hasta dónde creérmelas porque parecen tomadas de una mente maquiavélica experta en la fabricación de cuentos de terror.  

Sigo en una atmósfera extraña que no termino de entender, pues sé que las cosas no se agotan en la situación que sufren los campesinos obligados a migrar a las ciudades para buscar un mejor sustento, como bien lo relataban alguna vez los personajes de uno de los diálogos de un texto de clase. Se trata también de las personas que tienen escasos recursos y habitan actualmente las zonas rurales, fenómeno que es invisible si la atención se centra únicamente en las ciudades.

Es también el miedo y el cuidado que deben acatar los ciudadanos antes de lanzar alguna pronunciación en cuanto al gobierno. Es la desinformación y el hecho de que los medios de comunicación en el exterior o las estrategias para poner en conocimiento experiencias turbulentas sean las únicas alternativas para que la población plasme sus esperanzas, sus visiones, sus preocupaciones y lamentos.

La sensación de impotencia al conocer del trasfondo doloroso que también se hace presente, y que al mismo tiempo es tan difícil de penetrar, fortalece mi intriga hacia la labor que ciudadanos, como lo son los documentalistas independientes de la sexta generación, llevan a cabo al empeñarse valientemente en crear canales para que las voces ahogadas puedan escucharse y para que el arte sea un poder activista a favor de los derechos sociales de este pueblo oriental.

Se agota el tiempo. Sigo con la mirada fija en ese lucero. Sigo buscando respuestas.   


Escrito por 玛利亚 (María Adelaida Galeano P.)



* Este escrito hace parte de la serie de relatos Experiencia de Vida en China, que a manera de diario de viaje comparte una de las integrantes del Semillero de Investigación en Sociología del Derecho y Teorías Jurídicas Críticas a partir de su vivencia académica en ese país. Los demás capítulos se pueden encontrar en la sección Descubriendo China de este blog.
**不到黄河不死心。(bù dào huáng hé bù sǐ xīn). 

domingo, 1 de junio de 2014

CAPÍTULO 15: UNA INVITACIÓN PARA CONTAR OTRA HISTORIA*

(De la Serie: Experiencia de Vida en China)

Las cosas parecidas se juntan, las personas similares se distribuyen en grupo. **
 Proverbio chino

Pasan los días, las semanas, los meses, y el tren de las emociones y los acontecimientos que se pasea por las laderas y cascadas orientales sigue fijo en su marcha; no sólo los asombrosos paisajes que me ofrece a través de sus ventanas son los que llenan esta experiencia, también la cultura, la cotidianidad y los demás pasajeros que se suben, que se bajan, y terminan por convertirse en compañeros de viaje.

Pues bien, dedicaré este capítulo a uno de esos pasajeros que por circunstancias de la vida se enteró de mi gusto por la escritura, y en esas, de la existencia de este blog. Fue quien me sugirió el escribir sobre sus retos en una China que había soñado, pero que terminó por identificar luego como el sitio de los sucesos extraños, de las maldiciones, y donde habría de nutrirse para el crecimiento personal; sin dudar en compartir su historia, me abrió sus puertas para tener un acercamiento a su mundo y así darle forma a lo que no es más que el resultado de narrativas que se encuentran, pasajes cruzados que alimentan visiones y ayudan a ampliar el panorama más allá de lo que un par de ojos pueden captar.     

La protagonista de este relato, a quien llamaré Sabrina[1], es una mujer joven, que como yo, vino desde el extranjero para profundizar sus estudios de chino-mandarín en este país. No sabiendo a dónde había venido a parar, y sin imaginar la cadena de sucesos que se le vendrían encima, se intentaba adaptar entonces a una nueva experiencia de vida.

Acostumbrada en su país natal a desenvolverse en el medio urbano, a una familia, a una vida llevadera, andando con su carácter fuerte a todas partes dispuesta a desplegarlo ante cualquiera que se le pusiese en frente, a contar con un servicio de Internet que le diera la talla a sus trajines cibernéticos, Sabrina tendría que adaptarse a los asuntos consuetudinarios en una zona costera de China, en un puntito bien alejado del centro de la ciudad de Dalian, donde la residencia, las aulas, los mini mercados, la vecindad y la vida social estarían comprimidas en el espacio, todo, en un mismo lugar: Dawai.

Así, el bullicio de las calles, el comercio, la educación, las amistades, la gente del barrio y hasta cosas tan sencillas como gozar de un cuarto para sí sola, le fueron cambiadas y se concentraron dando lugar a una figura unitaria que supliría en adelante sus variadas facetas que tomaban ya su propia forma, una muy diferente, para dar comienzo a otro día a día. 

Junto a personalidades que fue identificando como terriblemente problemáticas y excéntricas, significándole un abrupto cambio desde su llegada, teniendo como compañeros de clase a quienes fueran sus vecinos que ocupan los apartamentos del bloque de al lado, del primer piso, o hasta del quinto… apartamentos en los que también viven sus amistades y enemistades, los conocidos, medio conocidos y hasta desconocidos; tomaron todos ellos el lugar de coloridos personajes que marcarían y siguen rodeando su estancia aquí.

Una de sus mayores provocaciones, sin duda, no es otra cosa entonces que la convivencia. Rodeada de otras cinco extranjeras en los dormitorios de su casa fue lo que se constituyó en uno de sus primeros desafíos que la llevaban a enfrentarse a otras costumbres y maneras de ser, teniendo que soportar muchas veces las elocuentes y estridentes voces al escuchar uno de esos idiomas que tanto disgusto le generan.

Rápidamente Sabrina se integró a los hábitos establecidos entre los estudiantes extranjeros, una población de adultos jóvenes, en su gran mayoría, y conformada principalmente por asiáticos, que cargaban igualmente con el reto de relacionarse en un entorno completamente nuevo, sin jerarquías y bajo una aparente autoridad institucional cuasi invisible para los discentes foráneos.

Las clases, las demás habitantes de la casa, los encuentros en los pasillos, y los amigos de los amigos, eran las nacientes vías para conocer a esta comunidad estudiantil. Muy pronto, las fiestas, los bailes, las salidas a altas horas de la noche y las llegadas a la madrugada, fotografías, videos, licor, pasteles de cumpleaños, etcétera, etcétera… fueron moldeando un vaivén en el cual se dejó envolver de apariencias que no le permitían ser ella misma, fingiendo un estilo de vida que no le pertenecía realmente, incompatible con su esencia, y que fue marcando de a poco un tramo de su historia.  

Siguiendo la rutina como lo es para todos, el levantarse temprano, acudir a las clases en la mañana y almorzar, para ocupar la tarde en los estudios y demás actividades que resulten. Toda una travesía que fue implicando para ella un proceso de adaptación desde asuntos tan cotidianos como aprender a desenvolverse en el manejo del idioma para comprar la comida y desplazarse hasta la zona de lavadoras para asear su ropa. Era algo sobre lo que era consciente anticipadamente, es decir, sabía que al llegar debía hacerse cargo de sí misma y ser independiente.   

Viviendo en una Universidad donde las opciones de dispersión y entretenimiento lo constituyen el área deportiva y el teatro, con escasos espacios o prácticas para la congregación cultural u otro tipo de disfrute que atrajese a la masa estudiantil, para Sabrina las mínimas opciones de diversión eran superadas con el establecimiento de una vida social entre amigos de diversas nacionalidades que le fueron trayendo conflictos y paulatinas decepciones. 

Choques culturales, incomprensión entre personalidades, el darse cuenta de una superficialidad e inmadurez de la gente que le rodeaba en aquél movido círculo, se convirtieron en motivos suficientes para ir abandonando ese agitado mar en el que había navegado. Tenía que volver a ser ella, tenía que regresar y esa dimensión externa ya no tenía que importarle más. Se convirtió entonces en todo un acto de incomodidad el tener que sonreírle en los corredores, en las escalas y en los caminos a aquellos apenas conocidos, conformados por quienes así lo habían sido todo el tiempo y por quienes habían sido sus amigos alguna vez. 

Aprendió paciencia, aprendió serenidad, a volver a ser fiel a lo que había sido, a ver bondad y a ver otro de los múltiples lados de la vida, y todavía sigue aprendiendo. Replanteó su camino, fortaleció sus metas y continúa adelante. Claramente, no es el idioma el único componente a conquistar, su viaje a China le ha estado demostrando diversos prismas desde los cuales abordar un camino espinoso y rico a la vez.

A pesar de las tantas disparidades que separan sus vivencias de las mías, quizás por el hecho de que nuestras historias se han desarrollado en el mismo ámbito, las tomo como una fuente de conocimiento, una oportunidad para penetrar otra visión del mundo y lectura del entorno que permiten comprender otra forma de abordar las situaciones y la elaboración de una apreciación y un sentir distinto que va profundamente ligado a quien se es, a un sujeto ya moldeado social y culturalmente, y que finalmente termina en jaque por cuenta de la sumersión en otra civilización, para Sabrina, una que como aquellos antagonistas, tampoco ha logrado generarle una impresión lo suficientemente confortable.  

Le agradezco a ella, por haberme invitado a contar un pedacito de su historia, aunque a muy grandes rasgos y dejando de lado un cúmulo de detalles y situaciones que no podría abarcar en un solo escrito, pero que gracias a ellos, he intentado construir una descripción de manera general, y partiendo de otro ángulo, de una atmósfera que también se vive, que hace parte de la aventura y termina aportando para entender sujetos, mentalidades, pasajeros de un tren que igualmente anhelan ser felices.


Escrito por 玛利亚 (María Adelaida Galeano P.)




* Este escrito hace parte de la serie de relatos Experiencia de Vida en China, que a manera de diario de viaje comparte una de las integrantes del Semillero de Investigación en Sociología del Derecho y Teorías Jurídicas Críticas a partir de su vivencia académica en ese país. Los demás capítulos se pueden encontrar en la sección Descubriendo China de este blog.
**物以类聚,人以群分(wù yǐ lèi jù , rén yǐ qún fēn).
[1] Las apreciaciones y los sucesos que se narran a continuación son fieles a lo que ella me ha relatado y a lo que he percibido de su historia. Este capítulo está publicado bajo su autorización y aprobación. Sus datos personales, como la nacionalidad y el verdadero nombre, son confidenciales. A ella le agradezco el haberme compartido sus anécdotas que son un valioso aporte para entender de forma más amplia, y desde otro plano, esta experiencia.