miércoles, 9 de octubre de 2013

CAPÍTULO 2: UNA CRÍTICA A LA CRÍTICA, Y QUE VALGA LA REDUNDANCIA*

(De la Serie: Experiencia de Vida en China)


Lo que oyes puede ser falso, pero lo que ves es cierto.[1]
Refrán chino

Hace unos pocos meses, cuando leía los comentarios de varios internautas en una de las páginas web que relataban la noticia de la realización del Congreso Iberoamericano de los Institutos Confucio en la ciudad de Medellín, me llamaba mucho la atención el encontrarme con algunos que parecían empeñarse en alertar y advertir los peligros de entablar cualquier tipo de relación con China, coadyuvando a construir un muro que evitara el poder ver algo diferente a una sociedad perversa, casi monstruosa y asesina, haciendo generalizaciones y tomando a la sociedad china más como un contenedor de cosas que como un pueblo pensante, con identidad, con historia, con conocimientos.   

Me molestaba la manera en que estas expresiones llevaban el ejercicio crítico a un punto repugnante, como si se tratase de una comunidad vacía sin nada que aportar al resto del mundo. Y es que no es cuestión de evadir la realidad o de vestir con colores lo que simplemente no se puede, es que cuando la perspectiva crítica se limita a leer lo negativo, a centrarse en lo que es dañino, hasta el punto de enceguecerse frente a otros prismas y de perder de vista el sentido de la propias ideas, se está en el error de anular toda esperanza de algo mejor, de lo que pudiera ser con aquello otro que está alrededor y que cuenta, que también es, que sí existe.

Tampoco se refiere esto a que la crítica tenga que ofrecer alternativas o que tenga que ser constructiva de por sí, pues incluso el solo interrogarse con fundamentos también cuenta y es importante, más bien, no debería acostumbrarse al pesimismo, a un visor que solo captara los lunares que hacen parte de un todo para expandirlos, cubrir lo demás y estigmatizar.

Sabía que esos comentarios eran poco serios, criticar porque sí, criticar con odio y sin mesura, definitivamente no es esa mi opción, y mucho menos ahora, en medio de esta sociedad oriental que se ha convertido en mi casa. Ver de cerca a personas igualmente sensibles, que trabajan hasta el cansancio, que estudian, que sueñan, que sonríen, que viven en comunidad y se divierten, de las cuales se aprende y con quienes se puede compartir, basta y sobra para recordar de nuevo esas palabras que leía y concluir lo injustos que somos a veces, lo fácil que resulta calificar a otros, simplificando su valor, encasillándolos en adjetivos falsos o que con facilismo pretenden distorsionar y prender una alarma caótica donde quizás lo más conveniente sería el extender una mano amiga.       

No dejar a un lado la perspectiva crítica, por supuesto, pero tampoco privarse de las riquezas que coexisten junto con aquello que criticamos, sí que prefiero ese camino.


Escrito por 玛利亚 (María Adelaida Galeano P.)





*Este escrito hace parte de la serie de relatos Experiencia de Vida en China, que a manera de diario de viaje comparte una de las integrantes del Semillero de Investigación en Sociología del Derecho y Teorías Jurídicas Críticas a partir de su vivencia académica en ese país. Los demás capítulos se pueden encontrar en la sección Descubriendo China de este blog. 
[1] 耳听为虚,眼见为实。(ěr tīng wéi xūyǎn jiàn wéi shí).

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