sábado, 29 de marzo de 2014

CAPÍTULO 11: VIVIENDO CHINA – POR LOS SENDEROS DE SUZHOU (TERCERA PARTE)*

(De la Serie: Experiencia de Vida en China)

Hay motivo para escalar hasta el palacio de los tres tesoros. **
 Proverbio chino

Nanjing - Estación de tren
南京站
Embarcada en la aventura, el mapa del baúl de los tesoros no daba espera para continuar avanzando por sus rutas. Me encontraba entonces en el asiento asignado, y mientras disfrutaba de la música de Zhou Jielun que sonaba de fondo, observaba detalladamente a través de la ventana, inhalando otra atmósfera y tratando de conectarme imaginariamente con la que seguía. Minutos después, el tren empezó a marchar muy lentamente, Suzhou era el siguiente destino; el paisaje que saltaba a la mirada oblicuamente a través del vidrio, mostraba un panorama diferente que se volvía más fresco a medida que avanzaba, y, entre colores verdes, edificaciones, y espacios ampliamente despejados que inspiraban paz mental y renovación, se pasaron las horas que separaban a Nanjing de otra joya china.


Suzhou - Estación de tren
苏州站
En las afueras de la estación de tren en Suzhou, el ambiente emanaba la energía de una poderosa inmensidad cultural e identificaba otra vez pistas, figuras arquitectónicas antiguas y una fluctuación de gente que me convencían de estar en una China viva.


Suzhou - Colina del Tigre
苏州  虎丘
Llegada la tarde y durante el siguiente día, la belleza deslumbrante de famosos jardines históricos sería la afortunada de tener el don de imprimir serenidad profunda en el alma de quien se acercara a ella con sincera admiración. Veía la perfección de la naturaleza puesta en juego con las elegantes estructuras rectas y circulares, calculadas bajo un patrón de diseño donde las puertas, las entradas, los vitrales, los pasillos, los monumentos, los patios, los techos, las ventanas, la caligrafía inconfundible, y hasta una pagoda milenaria, eran cómplices de historias guardadas, secretas, remotas en el tiempo y pertenecientes a antiguos emperadores, príncipes, invitados y servidores que habían dejado rastro de su cotidianidad y símbolos de poder en cada rincón de lo que había sido alguna vez su aposento.


Suzhou - Jardín del Administrador Humilde
苏州 拙政园
De la misma manera, los altos árboles y arbustos todavía no florecidos, las rocas extrañamente moldeadas, los lagos con sus barquitas y los arroyos que reflejaban con transparencia desde todos sus ángulos y con impecable iluminación lo hermoso de todos estos elementos combinados hechos armonía, daban lugar a que los visitantes se dispersaran por los caminos, las escalas y los pequeños puentes, también ávidos por recorrer los sitios, tomar fotografías y pasearse por laberintos de piedras y senderos que estaban siendo testigos del paso de los años al recibir a estas generaciones nuevas con estilos de vida que se les escapaban a las que fueran un día las de sus originales huéspedes.

Suzhou - Jardín del Bosque de los Leones
苏州  狮子林园

Algo que creo incapaz de olvidar es aquella calle antigua por la que caminamos durante un largo atardecer al salir de uno de esos jardines, pensando que a tan solo unos minutos estaría la salida para tomar un taxi. Así, con el espíritu rebosante de alegría transitaba por callejones estrechos y repletos de casas, queriendo que mis ojos grabaran con la mirada el sorprendente panorama y anhelando que no se escapara de mi memoria algún detalle. A medida que se oscurecía el cielo, los faroles rojos que colgaban de todas partes, esperando al año nuevo, envolvían el espacio de magia y la zona residencial se convirtió poco a poco en puestos de ventas apretujados, mercados que parecían salidos de cuentos encantados que relataran la vida de un agradable pueblecito, afanado por atender una multitud de gente agolpada sobre los objetos puestos a rodar en el trajín comercial.      

Suzhou
苏州

Curiosos juguetes, comida de particular apariencia, artículos antiguos, máquinas que procesaban alimentos, seda, ropa, abanicos, revistas, artesanías, monederas, telas, palitos chinos… no terminaría la lista para contar lo que se podía descubrir a cada centímetro. Concluía pues otra etapa con un arcoíris de lindos recuerdos que flotaban y se deslizaban para ser guardados en el corazón, y con él, cerraba uno de los cofres del baúl, estaba lista otra vez para abrir el próximo.




Escrito por 玛利亚 (María Adelaida Galeano P.)



* Este escrito hace parte de la serie de relatos Experiencia de Vida en China, que a manera de diario de viaje comparte una de las integrantes del Semillero de Investigación en Sociología del Derecho y Teorías Jurídicas Críticas a partir de su vivencia académica en ese país. Los demás capítulos se pueden encontrar en la sección Descubriendo China de este blog.
**无事不登三宝殿。(wú shì bú dēng sān bǎo diàn).

sábado, 22 de marzo de 2014

CAPÍTULO 10: VIVIENDO CHINA – EL COMIENZO (SEGUNDA PARTE)*

(De la Serie: Experiencia de Vida en China)

Con voluntad se logra el éxito. **
 Proverbio chino

Había aguardado a que el calendario marcara esa fecha, sabiendo que esta me otorgaría el privilegio de abrir el baúl de los tesoros, un baúl que estaría repleto de esmeraldas y joyas preciosas invaluables que parecían no tener fin, que al contemplar su belleza más fascinación me generaban, más me asombraban y me hacían feliz. Era consciente de que iban a sobrar las sorpresas, de que lo desconocido se volvería una rutina y la pasión por vivir llegaría a su punto máximo durante aquéllos once días.

Decidida a tener el espíritu abierto para gozar de la libertad y enfrentarse a ese entorno exterior, iniciar la travesía en la que el principal equipaje lo conformaban lo aprendido del idioma hasta el momento, una cámara traviesa y los deseos infinitos de explorar y conocer más el mundo, ya era momento pues de agitar las alas para volar entre los encantos de la cultura oriental.   

Esa mañana me dirigí entonces a la estación de bus más próxima a Dawai. Ya tenía bien preparada la pregunta que le haría al conductor con el fin de que me dejara en el lugar más conveniente en el centro de Dalian, para después tomar un taxi que me llevaría a mi objetivo. A pesar de esto, tal vez por no hacerme entender bien, tal vez porque aquél quería guiarme a su manera para llegar a mi destino final, o quizás por ambas cosas, tal planeación no salió como lo había esperado, y así, intentando seguir la cadena de rutas que me indicaban uno tras otro, preguntando de chofer en chofer, por fin el tercer autobús fue el encargado de acercarme hasta unas varias cuadras del aeropuerto de la ciudad, donde sin equivocarme, opté por seguir disimuladamente a otras personas que también llevaban maletas de viaje, para no tener pérdida.

Horas después abordé el avión rumbo a Nanjing, y luego de un vuelo turbulento, otro lugar de China se disponía a abrirme sus puertas. Había caído la noche y debía dirigirme a la estación norte de dicha capital antigua, así que tomé el autobús, desde donde alcancé a observar un ambiente urbano que se me hacía familiar y agradable. Sin duda era un viaje agotador, pero todavía faltaba culminar el último tramo antes del merecido descanso, por lo que al arribar me reuní con mi amistad china para dirigirnos al metro, afortunadamente el último medio de transporte del día.

Sin esperármelo tan pronto, la primera experiencia cautivante se hizo presente minutos después, cuando al caminar por la calles de Nanjing, curiosamente y careciendo de alguna explicación para ello, tenía la sensación de que estaba recorriendo aceras conocidas, disfrutaba de una atmósfera que identificaba misteriosa y mágicamente con mi ciudad natal, Medellín; como si estuviese andando por las cuadras de alguno de sus barrios, respirando su aire y contagiándome de su empatía.  

Nanjing (南京)
El baúl de los tesoros me invitaba a cerrar esta primera jornada con un paseo por un sitio tradicional, permitiéndome observar gente por doquier, luces vistosas encendidas que le daban color al maravilloso estilo arquitectónico chino, puestos de ventas repletos de manualidades, de arte, de esencias que hablaban de un todo… algo que no me había ofrecido Dalian por su diseño de ciudad moderna, y para experimentar de esta manera, cómo la alegría se hacía más fuerte, hasta el punto de poder más que el cansancio.    
Nanjing (南京)


Escrito por 玛利亚 (María Adelaida Galeano P.)




* Este escrito hace parte de la serie de relatos Experiencia de Vida en China, que a manera de diario de viaje comparte una de las integrantes del Semillero de Investigación en Sociología del Derecho y Teorías Jurídicas Críticas a partir de su vivencia académica en ese país. Los demás capítulos se pueden encontrar en la sección Descubriendo China de este blog.
**有志者事竟成。(yǒu zhì zhě shì jìng chéng). 

sábado, 15 de marzo de 2014

CAPÍTULO 9: VIVIENDO CHINA – ANTES DE LA PARTIDA (PRIMERA PARTE)*



(De la Serie: Experiencia de Vida en China)

La flor no permanece roja cien días. **
   Proverbio chino


Sumida en un ambiente inhóspito a causa de su lejanía con el centro de la ciudad y por las vacaciones de la temporada, con las calles de alrededor desoladas, mini mercados y tiendas cerradas, los restaurantes más próximos sellados a la entrada y con sus cortinas corridas, y hasta los pequeños árboles desnudos por la estación invernal, aparentando la carencia de vida… ahora la Universidad era el sitio propicio para acercar a sus escasos huéspedes a la intimidad de la soledad, a alucinaciones que se viven conscientemente, en un silencio enigmático y sospechoso, sabiendo que afuera hay un mundo convulsionado, luces y sombras en todos sus tonos y otro panorama eternamente distinto.

Y así, divagando entre pensamientos filosóficos y metafísicos, meditando y trayendo a la mente aquellas reflexiones que reconocen la importancia de los estudiantes en una institución educativa, entendiendo que son su razón de ser, sentía que China se me desvanecía, estaba aquí, pero simultáneamente parecía fundirme en su desierto, en su nada, como aquella, quizás, la relatada por Michael Ende en su maravillosa novela fantástica, La Historia Interminable.

Apenas albergando a una cantidad reducida de estudiantes extranjeros, y unos cuantos trabajadores, estos edificios que habían sido el escenario para el estudio, el recinto de cientos de existencias que dejaban su energía en hábitos acelerados y que ya habían regresado a sus respectivas provincias y hogares, y los muros, que habían sido testigos de fiestas, conversaciones y hasta discusiones, no podían ofrecer más que una desafiante e interesante atmósfera.   

Después, en su momento, llegaría la ruptura liberadora planeada con antelación, sin esperarme que superaría en tal medida mis expectativas, marcaba el instante en que dejaría llevar mis pasos para emprender el viaje que terminó siendo una de las mayores experiencias de mi vida, caminando por el túnel de otra dimensión, de una realidad anhelada que había temido perder, y sin tener mejores palabras que estas: lanzarme a la oportunidad de una auténtica travesía mágica, como una aventura dentro de otra, como un sueño dentro de otro sueño.



Escrito por 玛利亚 (María Adelaida Galeano P.)


* Este escrito hace parte de la serie de relatos Experiencia de Vida en China, que a manera de diario de viaje comparte una de las integrantes del Semillero de Investigación en Sociología del Derecho y Teorías Jurídicas Críticas a partir de su vivencia académica en ese país. Los demás capítulos se pueden encontrar en la sección Descubriendo China de este blog.
** 日红。(huā wú bǎi rì hóng). 

viernes, 28 de febrero de 2014

CAPÍTULO 8: UNA TRAVESURA CON GRANDES APRENDIZAJES*

(De la Serie: Experiencia de Vida en China)

Si no se entra a la cueva del tigre, cómo agarrar a los cachorros. * * 
   Proverbio chino

Era el comienzo de una tarde de viernes, llegué al salón de clases en compañía de una amiga, tomamos asiento hacia el lado derecho del aula, saludé a quienes conocía y nos dispusimos a esperar al profesor al tiempo que otros estudiantes también iban entrando. Se suponía que no habría inconveniente de que yo estuviera allí, sin embargo albergaba dudas sobre lo que pudiera implicar la situación al momento en que aquel maestro viera que una extranjera se había “infiltrado” a su clase.

Pasaron unos minutos hasta que el mencionado personaje atravesó la puerta y se ubicó en frente; después de un cruce de saludos y palabras con él regresé a mi lugar para escuchar la lección del día, como una testigo más de lo que había preparado para esa ocasión. Vi que los alumnos sacaban libros y pensé que con un respetable juicio se concentraban en el seguimiento del tema ubicándolo en las páginas de textos guía, me centré también en las diapositivas reflejadas en la pared que mostraban caracteres con significados jurídicos, haciendo referencia a palabras como “internacional”, “contrato” y “Derecho”, y prestaba la mayor atención posible a lo que decía el pedagogo, intentado rescatar y entender una que otra palabra que hiciera parte de mi vocabulario en el idioma.   

Creo que el derecho comercial era el protagonista del discurso, al cual varios estudiantes se le rindieron fácilmente y con evidente desatención. El portador de la palabra no la habría tenido que ceder más de un par de veces en una atmósfera silenciosa y de intensa aburrición. Y así, explicación tras explicación, se fue agotando la razón de la reunión hasta que fue la hora para que el profesor se marchara con su usual rapidez.     

No me sorprende que en “Dawai” se instruya a los discentes chinos en formación jurídica básica, pues ya he sabido sobre esto mismo en mi Universidad en Colombia y lo tedioso que resulta, como síntoma de malestar general, muy parecido al que aquí he percibido como cuando me enteré que los libros que habían tomado los estudiantes al iniciar la clase eran del gusto propio, o algunas veces, cuando he escuchado sus comentarios en los que expresan no encontrarle suficiente sentido a estos espacios.

Fue en una conversación posterior que tuve donde me aclararon la generalidad de la dinámica participativa de los alumnos, originada a partir de la intervención del docente como figura autoritaria de la clase, como práctica educativa. Y aunque desconozco las bases pedagógicas para que esto funcione así y me encuentro lejos de hacer apreciaciones hacia un modelo de educación chino, esto me motivó a efectuar un análisis comparativo en primera instancia, que ha escalado hasta hipótesis y entendimientos más elaborados y globales.

A continuación desarrollaré entonces en este escrito, que además hace las veces de mi confidente acerca de lo que presencié esa oportunidad, el bosquejo de reflexiones críticas acerca del Derecho y el hecho de tener a cargo el rol de estudiante de Derecho, construido en parte por aquella experiencia que ha actuado como uno de sus detonantes. Claramente no haré referencias a aspectos de este país asiático, sin embargo son meditaciones que me veo en la necesidad de relatar, pues no hubieran tomado forma si China no se hubiera cruzado conmigo en el camino, y no hacerlo sería dejar de mostrar una faceta de vida en la que lo fundamental se compone de esas pequeñas anécdotas que le aportan a uno como persona y sujeto intelectual, sería dejar de lado una condición humana. 

Pues bien, ante todo quisiera dejar claro que los planteamientos se nutren en gran medida de sentimientos de rabia justa, aquella reconocida por Paulo Freire como formadora en el área de la educación, y por supuesto, de pasadas meditaciones y conclusiones a las que he llegado en capítulos anteriores y que han implicado para mí, y de peculiar manera, una evolución en su conjunto.

Contaba una vez que los esquemas sensoriales podrían terminar por introducir esquemas mentales en nosotros, situación que podría develarse más fácilmente en un entorno ajeno al que se está habituado. Lo que he vivido me ha llevado a identificar uno de estos, gracias al contraste del ambiente universitario que evoca la sensación del equilibrio calculado: el esquema mental del mundo-problema. Este no es más que la representación mediante la cual se le otorga sentido al mundo exterior desde la noción del asunto-problema, por lo que el sujeto tiene la disposición y actitud de explicar lo que gira alrededor suyo categorizando las cosas en esa forma y convirtiéndolas al mismo tiempo en la motivación para actuar, impulsado por la detección de sus parámetros y condicionantes.

Así pues, el horizonte del esquema mental del mundo-problema está pintado por obstáculos que han de resolverse, en oposición a una perspectiva en la que sean los logros los que vayan creciendo en magnitud y los que marquen el ritmo del paso. Tiene un estilo de pulsación de los sucesos y existencias basado en la superación, no en la ascensión de la plenitud o el bienestar.

Trayendo esto al Derecho, lo comprendo como la inserción del paradigma del mundo-problema [1]; mi primera reflexión en este sentido apunta al área jurídica que se ocupa de remediar o causar conflictos, contrario a la creación o la gestión de situaciones de la misma índole no violentas o que no envuelven confrontación, como sería la celebración de un contrato, un matrimonio o el establecimiento de una sociedad comercial. Me refiero pues a la puesta en marcha de un ordenamiento jurídico, en pro de la estabilización o neutralización de las diferencias o agitaciones, o como provocador o facilitador de estas, inmerso en una esfera más grande que envuelve actores y prácticas sociales o socio-jurídicas.    

Teniendo esto en cuenta considero el peligro que otorga dicho paradigma, no radicando ello en que sea una visión que se posa en el asunto-problema o en los conflictos, ya que estos son naturales, necesarios y benéficos en todo desarrollo social y comunitario, que bien conducidos o acompañados actúan como un motor para el crecimiento y la construcción de consensos. El peligro al que me refiero está dado por ser este el punto de comienzo y fin, la única fuente de la que se bebe y que arrasa con tanta fuerza en aspectos tan delicados para la sociedad a través de la corriente de las formas y la burocracia legal [2].   

Pienso que esta es la actitud en la que se quisiera instalar a los juristas a través de la adopción de tal paradigma, terminando por intensificar y materializar cada vez más un entorno problemático que contribuye a convencernos de una naturaleza perversa en el ser humano y en sus maneras de relacionarse. La reducción del abordaje del Derecho a un espacio limitado es algo que se le suma, ya que es una disciplina que en lo fáctico se despliega partiendo de un lugar para luego extenderse por un vértice estrecho, dando con articulados legales que acorazan esta ruta a una esfera predeterminada y le ponen una cortapisa, declarándose o dando a entender que tiene por objeto el estudio de la norma, poniéndolo así en equivalencia con respuestas y soluciones acertadas y perfectas, pero sin asomarse mucho al entorno en el que emerge, esto es, sin salir del circuito normativo y ver el componente social, verdadera fuente y finalidad de un saber relativo a las humanidades.      

Ahora, cruzando todo esto con el aliento que me proporcionó la pequeña travesura enunciada al principio, lo sitúo en el plano de la educación por ser un factor fundamental, bajo el entendido de que las facultades de Derecho son la cuna de los juristas y operadores jurídicos que se insertarán al engranaje de un sistema de la inmensidad ya descrita, es la zona destinada a pretender enseñar continuamente el tratamiento de los conflictos, y seguidamente, presentando el repertorio normativo con que han de ser resueltos. El enfoque educativo centrado en instruir sobre ese circuito es el que alcanza mayor peso, en un rango de inferior jerarquía se ubica su estudio en relación con el contexto en que ha de rodar debido a que alcanza menor popularidad, y esto a pesar de que es una aproximación que coopera en la interpretación de una realidad social crítica, y la Sociología Jurídica, que se expande hasta alcanzar posiciones más reflexivas, conscientes y nutridas, lastimosamente se ubica muy al margen de la disciplina.

Considero que las consecuencias de esto es que los estudiantes de Derecho se ven altamente propensos a entender la esfera social a partir de sus conflictos, debiendo recurrir a las soluciones que se les ofrece para proceder a su intervención, esto es, las normas. Si se piensa detenidamente en el asunto se pueden encontrar varias cosas interesantes: los estudiantes aprenden a identificar los problemas, asimilando qué son, cuáles son y en qué consisten, y ajustando a esto, se educan en cómo tramitarlos y se les dice cuál es la solución a ellos. En otras palabras, se les dice cuáles achaques aquejan a la sociedad y cómo repararlos, o sea, el esquema mental del mundo-problema en el Derecho, está totalmente planeado, coopta la visión del exterior y genera un terreno estéril para la creatividad.  

Ahora quisiera hacer hincapié entonces en lo mucho que estamos perdiendo socialmente por seguir un ciclo repetitivo predefinido (valdría preguntarse por quiénes) y donde la academia pareciera quedar desarmada de un potencial transformador condenándose a la reproducción de fórmulas curativas que pueden estar vencidas, terminando por agudizar o provocar enfermedades crónicas para la sociedad.

El Derecho acostumbra a los juristas y estudiosos del tema a saltarse las posibilidades, las oportunidades, las fortalezas y riquezas sociales, culturales, las relaciones que se forjan, las maneras de vivir, las perspectivas que permiten sentir de forma diferente, la capacidad de despojarse de los propios elementos de juicio para verse en el otro y comprenderlo, en fin, desgraciadamente acostumbra a negar la mirada a la diversidad en movimiento, a lo que somos, a nuestra naturaleza sociocultural; tristemente ese contenido no está en el plan de estudios de una disciplina que fonéticamente se hace llamar recta, pero que muchas veces se presta para desviarse en intereses malévolos y para desconfigurar esencias.         

Así las cosas se me viene una idea a la mente, rotunda por lo que significa, pero que resumida se expresa en sencillas palabras: hay que reevaluar y romper el paradigma del mundo-problema en el Derecho. En las manos de las nuevas generaciones de estudiantes de Derecho está la posibilidad de construir una mente nueva, es algo que urge porque, por lo menos para mí está todo muy claro, el Derecho como está planteado no es la solución a los problemas, aunque solamente tenga ojos para ellos.

Para un cambio de esta índole habría que centrar la atención en la educación en Derecho, como factor fundamental. Por un lado está lo que se enseña, por el otro, cómo se desenvuelve el ritmo educativo. Identifico tres componentes básicos para esa labor de enseñanza, estos son, el estudio de la sociedad o una hermandad intelectual con las ciencias sociales para el abordaje de la misma, el estudio de las potencialidades que posee el campo social y cómo se encuentra establecida su relación con el entorno, y en último lugar, los problemas sociales.

En cuanto al segundo punto, diría que existe una necesidad de romper con la cultura estudiantil protagonizada por el mismo sistema educativo, los profesores y los discentes, pues considero que estas tres piezas logran muchas veces un acomodamiento vicioso que no tienen dirección hacia la construcción evolutiva del conocimiento sino que caen en el juego de que lo que ha de calificarse, eso ha de prepararse y aprenderse, como maquinitas que tuvieran que acumular un puntaje para ganar el premio y en el que las trampas o las salidas facilistas hacen parte de la astucia o de las ventajas regaladas en la competencia, y en otros casos, donde las mentes inquietas caen al vacío de la impotencia, la soledad o la minimización.

No creo entonces que los estudiosos del derecho debamos congelarnos en una visión pesimista del panorama, pienso que es importante manejar tanto el escepticismo como el optimismo. No estamos solo para ver problemas, la sociedad es más que eso y estamos para ver más allá. Hay que mutar el paradigma, hay que creer en una visión constructora y creadora para zafarnos del engaño de la sociedad colapsada y con un destino inevitablemente igual por el resto de sus días. Se debe tener disposición para traspasar las imágenes de los efectos simplificados que están plasmados en los códigos, hay que canalizar la rabia justa para que sea un motor positivo de transformación, quizás, empezar por reevaluar nuestro papel en las universidades, y sobre todo, en las facultades de Derecho, sea el primer gran paso, y quizás, este escrito sea un pequeño abono para ello.


Escrito por 玛利亚 (María Adelaida Galeano P.)




* Este escrito hace parte de la serie de relatos Experiencia de Vida en China, que a manera de diario de viaje comparte una de las integrantes del Semillero de Investigación en Sociología del Derecho y Teorías Jurídicas Críticas a partir de su vivencia académica en ese país. Los demás capítulos se pueden encontrar en la sección Descubriendo China de este blog.
* * 不入虎穴,焉得虎子。(bú rù hǔ xué, yān děi hǔ zǐ).
[1] Antes de avanzar explicaré brevemente mi perspectiva sobre el trasfondo en el que se ubica la disciplina jurídica. Partiendo del entendido de que la sociedad se rige por diferentes fuerzas sociales, por un lado, las que identifico como fuerzas sociales con autoridad no declarada, como lo vendrían a ser los Medios de Comunicación, la Cultura, el Arte, la Religión y las Prácticas Sociales, por el otro lado nos encontraríamos con las fuerzas sociales con autoridad directa, entre ellas, la Política, la Economía, y finalmente, el Derecho. Esta última fuerza social goza de un gran poder en tanto se caracteriza por su potestad para configurar realidades, ordenar socialmente y algo de suma importancia: lograr tocar la vida de las personas y el tejido social; debido a que cruza la frontera organizativa (lo cual, diría que es a causa de una necesidad dada por nuestra calidad de seres humanos y construida porque requerimos formas de convivir), implica que su intervención llegue a consecuencias profundas, hasta el punto de definir existencias y el rumbo que han de seguir, o inclusive, dejarles sin rumbo fijo.
[2] Respecto a estas últimas ideas hago una aclaración. Las vías para resolver los conflictos en el Derecho diferentes a la judicial, esto es, las que atañen a Mecanismos Alternativos de Resolución de Conflictos, por la casuística que les compete, no implican para el Derecho y no ocupan en él una posición más globalizada que gane espacio como para que otras formas más amables y creativas de resolver los conflictos sean un consolidado a gran escala.