viernes, 20 de noviembre de 2015

COMUNIDAD DE LA VEREDA GRANIZAL Y ABOGACÍA POPULAR



Comunidad de la Vereda Granizal y Abogacía Popular

¡Por el agua y la dignidad!



Así como no existe un derecho neutro, tampoco existe una práctica jurídica neutra


Miguel Pressburguer






10:15 am.- Edificio Atlas, Juzgados Administrativos de Medellín. No se podían entrar pancartas, grabar o “hacer bulla”. Chocaban dos racionalidades distintas: la de los movimientos sociales y la de la burocracia estatal. Una expresiva, gráfica, sonora, emocional; la otra, insulsa, quieta, racional.

10:20 am.-  Se autoriza el ingreso de manera ordenada, las pancartas, la grabación, pero no la “bulla”. Desfiló entonces, entre el detector de metales y la mirada atenta de los guardianes, la Comunidad de la Vereda Granizal. La circulación de corbatas y tacones se vio interrumpida por el tránsito de gentes que no necesitan mostrar cosa distinta a lo que son. Y lo hicieron con una inusual mezcla de entusiasmo y serenidad: la calma y la firmeza de quienes llevan años en la lucha, pero se mantienen: los imprescindibles, siguiendo a Bertolt Brecht.

10:30 am.- Se entregan los papeles y las letras en la ventanilla de “apoyo judicial”. Todos rodeamos el acto, pero era más que un acto, era un símbolo, uno poderoso. No hay palabras.

Poderdantes, apoderado, radicación, presentación personal, acción, caducidad… muchos conceptos jurídicos en juego, ninguno importaba. Ninguno importa.

La funcionaria recibe, cuenta, revisa, se cerciora y pone su sello. Con la copia de la ejecutoria en nuestras manos, aplaudimos: aplauso entusiasta y sereno.

De este modo, el desvencijado engranaje jurisdiccional se activa renovando la promesa de dar el derecho.

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Y el derecho en cuestión, en nuestro caso, es el derecho al agua potable, pero también se trata de los derechos a la vida, a la ciudad, a la no repetición, a la reparación, a la dignidad. Alzando estas banderas se encuentra la Comunidad de la Vereda Granizal, que hace 20 años sobrevive con agua no apta para el consumo humano.

Asentadas en las laderas del municipio de Bello, las miles de personas que la integran, son las víctimas de los grandes problemas del país, la violencia y la exclusión. Todas ellas resisten. Sin acueducto, alcantarillado, servicios públicos, derechos sociales, vías, pero resisten. Y lo hacen con el acompañamiento de la Universidad Pública que llegó allí con la Facultad de Medicina, emulando la filosofía y las prácticas de Héctor Abad Gómez.

Este defensor de los derechos humanos, reacio a la práctica tradicional de la medicina, privada, individual y reactiva, se aprestó a darle sentido político y social a su profesión y se convirtió en el médico social por antonomasia. Llevó a la medicina, como profesión liberal, a la preocupación por la justicia social, haciéndola pública, colectiva y preventiva.

La abogacía, también profesión liberal, no es ajena a esas posibilidades. Y no lo es, entre otras cosas, porque su herramienta, el derecho, es una amalgama de discursos y proyectos socio-políticos. Por ello, nadie que lo estudie y lo practique puede hacerlo sin respaldar un grupo o un interés. Ni siquiera los que dicen no hacerlo: los neutrales, los apolíticos, los correctos. Ni siquiera ellos.

Así, por efecto de su naturaleza política, la abogacía puede ser pública y social, dando respaldo a las causas que luchan por la democracia, la libertad y la justicia social, valores todos cuya realización necesariamente pasa por la redistribución de los bienes sociales, entre ellos, el agua.

Y como la abogacía, entonces, puede ser popular, es fácil de entender el acompañamiento que el Consultorio Jurídico de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas hace a la Comunidad de Granizal.

El Semillero de Sociología del Derecho y Teorías Jurídicas Críticas, se hace partícipe de ello bajo el entendimiento de que la reflexión sobre las funciones socio-políticas del derecho, el estudio de las teorías y los movimientos jurídicos críticos,  el conocimiento de conceptos como el uso alternativo del derecho, el litigio estratégico, los servicios legales alternativos; bajo el entendimiento, repito, de que todos estos asuntos no tienen sentido si no son, también, orientaciones para la acción. Se trata, pues, de ser juristas orgánicos y poner nuestro conocimiento al servicio de la transformación social.

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10:35 am.- Hemos salido del edificio. La lucha había comenzado hace mucho tiempo, pero ahora empezaba una nueva batalla porque, como señalaba Von Ihering, “todo derecho en el mundo ha sido logrado por la lucha, todo precepto jurídico importante ha tenido primero que ser arrancado a aquellos que le resisten, y todo derecho, tanto el derecho de un pueblo como el de un individuo, presupone la disposición constante para su afirmación.

Nos abrazamos, sonreímos, nos vamos.



Gonzalo

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