lunes, 15 de enero de 2018

MEMORIAS AUDIOVISUALES DEL "II FORO: DERECHO, RESISTENCIA Y MOVIMIENTOS SOCIALES. DERECHO AL AGUA, INJUSTICIAS HÍDRICAS Y ALTERNATIVAS"


El 10 y 11 de noviembre de 2016 se llevó a cabo el II Foro: Derecho, Resistencia y Movimientos Sociales. Derecho al Agua, Injusticias Hídricas y Alternativas en la Universidad de Antioquia en Medellín, Colombia. Este Foro buscaba proponer un diálogo entre movimientos sociales y académicos comprometidos para reflexionar sobre los actuales conflictos socioambientales relacionados con el agua. El evento fue organizado por el Semillero de Sociología del Derecho y Teorías Jurídicas Críticas de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Antioquia y el Nodo de Justicia Hídrica de Medellín, con el apoyo del Grupo de Investigación Territorio de la Universidad Pontificia Bolivariana.

Te invitamos a que veas y compartas los siguientes videos que recogen las memorias de los paneles realizados durante este encuentro:






viernes, 15 de septiembre de 2017

¡EL SEMILLERO TE INVITA AL CINECLUB VOCES, EN SU CICLO "NO MATARÁS"!


TODAS LAS PELÍCULAS SERÁN PROYECTADAS EN LA SALA DE CINE LUIS ALBERTO ÁLVAREZ, AULA 10-217 DE LA UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA


Imagen tomada de: https://www.amazon.com/Mataras-Killing-Krzysztof-Kieslowski-subtitles/dp/B001BOUN0Q

NO MATARÁS
DIRECTOR: KRZYSZTOF KIESLOWSKI
PAÍS: POLONIA
AÑO: 1988

VIERNES 22 DE SEPTIEMBRE DE 2017
HORA: 4:00 PM


SINOPSIS:
Varsovia. Un taxista está lavando su coche. Jacek, un joven campesino de mirada turbia, vaga por la ciudad. Piotr, un estudiante de derecho, se prepara para hacer su último examen. Sus destinos se cruzan cuando Jacek coge un taxi para ir a los suburbios de la ciudad, donde asesina brutalmente al taxista golpeándolo con una piedra. (Fuente: FILMAFFINITY)

(Para ver el tráiler da click aquí)




EL PROCESO
DIRECTOR: ORSON WELLES
PAÌS: FRANCIA
AÑO: 1962

VIERNES 06 DE OCTUBRE DE 2017
HORA: 4:00 PM


SINOPSIS:
Cuando un hombre se despierta por la mañana, se encuentra con que la policía ha entrado en su habitación y lo arresta, tras acusarlo de haber cometido un crimen. (Fuente: FILMAFFINITY)



EL EXTRANJERO
DIRECTOR: LUCHINO VISCONTI
PAÌS: ITALIA
AÑO: 1967

VIERNES 20 DE OCTUBRE DE 2017
HORA: 4:00 PM

SINOPSIS:
En 1935, un empleado francés asesina a tiros a un árabe en Argelia y durante el juicio renuncia a defenderse. (Fuente: FILMAFFINITY)

(Para ver el tráiler da click aquí)

miércoles, 6 de septiembre de 2017

RECORDANDO A HÉCTOR ABAD


Camila Pérez F.


Héctor A..jpg
Imagen tomada de: http://www.elmalpensante.com/articulo/3326/el_dilema_de_hamlet



“A sus 66 años, Héctor Abad Gómez, no solo era el más representativo defensor de derechos humanos en la región, sino que figuraba como precandidato a la alcaldía de la ciudad. Era médico de profesión, pero lo suyo siempre fue la promoción de la salud pública. Por eso fue secretario de Salud de Antioquia en varias ocasiones, diputado de la Asamblea del departamento, y representante a la Cámara. Escribió cuatro libros, incontables ensayos y, al momento de su muerte, oficiaba como columnista habitual de los periódicos El Mundo de Medellín y El Tiempo de Bogotá.

En uno de los bolsillos de su camisa fueron encontrados dos documentos: una lista de amenazados de muerte entre quienes figuraba él junto a otros abogados, periodistas, defensores de derechos humanos, artistas o funcionarios públicos; y también un poema de Jorge Luis Borges titulado “Epitafio”. Dos décadas después, su hijo, el escritor Héctor Abad Faciolince, publicó el testimonio literario “El olvido que seremos”, en el que rindió culto a la memoria de su padre y de paso retrató lo que significó éste duro momento para el presente y la historia de Antioquia.”
La segunda arremetida. Tomado de: Edición Especial 1987 Antioquia bajo el yugo paramilitar. El Espectador



Epitafios. Jorge Luis Borges
Ya somos el olvido que seremos.
El polvo elemental que nos ignora
y que fue el rojo Adán y que es ahora
todos los hombres y los que seremos.

Ya somos en la tumba las dos fechas
del principio y el término. La caja,
la obscena corrupción y la mortaja,
los triunfos de la muerte y las endechas.

No soy el insensato que se aferra
al mágico sonido de su nombre;
pienso con esperanza en aquel hombre
que no sabrá quién fui sobre la tierra.

Bajo el indiferente azul del cielo,
esta meditación es un consuelo.

En el bolsillo de Héctor Abad abatido por la eminencia de la violencia, este poema cobra todo el sentido para una memoria que tiene el deber de no olvidar a quienes resistieron lo más doloso de una historia que comenzó a partir de negar la humanidad del “otro”.

Sin duda, la recopilación de relatos en torno a ese momento por el que pasó Medellín, en función de un sentido homenaje a ese mes de agosto del 87, y en general a esa época de profunda violencia paramilitar en el seno de las ciudades más confluidas, me lleva irremediablemente a pensar sobre la posición política de los jóvenes de mi generación, después de todo mucho hemos oído ya sobre las causas, explicaciones, disertaciones, reclamos y de más, sobre lo que pasó en una época de la cual no podemos ingenuamente dejarle toda la culpa al odio a la diferencia, sin contemplar la complejidad de unos tiempos productos de ejercicios de poder económico, social y culturales hegemónicos que han transversalizado toda nuestra historia como pueblo.

Mi preocupación por nuestra postura política parte de una nostalgia de tiempos que aunque fueron realmente agonizantes, donde el hombre perdió su humanidad y se convirtió en objeto de la violencia, paradójicamente también fueron tiempos movidos por la fe en la esperanza y la pasión por la ideas; naturalmente una nostalgia que no cabe a las alturas de estos años donde somos protagonistas nosotros, los hijos que vimos no solo como se caía un muro en Berlín, sino como se derrumbó el último “gran relato” de la historia, de esos que en algún momento en el Siglo XX, unieron a pueblos enteros para resistir tiranías, enfrentar guerras y a derrocar dictadores; nosotros los que ahora estamos tumbados ante la náusea de la historia y a la completa desesperanza por el mundo.

Considero que esta nostalgia partió cualquier día de mañana en el patio de mi casa un domingo, bajo el calor abrazador del valle del Sinú y leyendo los periódicos con sus desilusiones implícitas por este país; o en algún sitio cerca de ese río que lleva en sus aguas también muchas violencias, pero que mirando la tarde tal vez escuche historias de amenazas a mechudos de la universidades públicas en el contexto de los años 70, de la imagen fatídica de los presos políticos, de los atentados a los sindicatos, de las “cartillitas” de Mao Tse Tung contra las de Lennin, de las camisetas con el estampado del Che Guevara que se perdieron huyendo de los bolillos de la policía, de las llamadas atemorizantes a las esposas de los líderes de los sindicatos, de los momentos de temor por perder a los “camaradas”, pero también de las borracheras en las residencias estudiantiles de la Universidad Nacional cuando a alguno de todos esos flacos, les llegaba de su tierra algo de dinero para solventarse tan lejos de la casa, en fin, las memorias de esas luchas contra ese gran Leviatán que no solo representa de un lado a un Estado homicida, sino en sí a una cultura de poder de dominación, una cultura de la “otredad”, una cultura de la negación de la humanidad del más próximo. Creo que en algún momento cualquiera, escuchado esos pasados, creí que a mí también me iba a tocar luchar desde esa misma barricada contra ese enemigo.

Y fueron sueños, íntimos anhelos de vivir la vida apasionadamente, de creer que algún día iba a estar convencida de que la expresión “Revolución o muerte” sería un paradigma ético de actuar para mí, sin embargo, esos nunca fueron mis tiempos; aun así, esa nostalgia no fue palpable sino hasta que pase por la puerta de un gran gigante gris que me dio la bienvenida en una ciudad llena de flores no solo rojas, sino de muchos colores.

Un momento real, donde se siente la inmanencia de la belleza de la vida, la vida aparecida arrojándote a luchar contra ella cada día, no podría describir con palabras precisas lo que es estar delante de una gestora de la historia misma, de tiempos que no me tocaron, de sueños que no soñé, de sangre que no llore, de esperanzas que no me mantuvieron viva; pero esos sueños, esa sangre y esas esperanzas del pasado nunca pesan más que en las manos de quienes deben inmortalizarlas en el presente. Es una irresponsabilidad apenas de cínicos no asumir cargar con esa cruz, que por mucho tiempo nos pesará en un escenario público tan incoherente como el nuestro, pero también nos hará contemplar que la humanidad es algo que nos toca defender a todos.

Hoy, no hace mucho tiempo que llevo conociendo a “El almita” -como de cariño le digo a la Universidad de Antioquia por ser el conflujo de muchas almas que vio crecer y que hoy llevamos en nuestro actuar todos los que cada día nos levantamos para ir a verla, pero sobre todo para sentirla mas cerca de mi espíritu, no solo como un centro académico-; pero cada día aprendo más de su naturaleza intransigente y contestataria aunque cada vez más frágil, agradeciéndole con religiosa devoción la oportunidad de llenar espacios profundamente dogmáticos y positivos con la vida misma, con su alma misma.

Mi papel con El almita, mi papel con la dignidad humana y mi papel frente a la vida y la historia, son preguntas que frecuentemente me atormentan y me deja sin sueño de vez en cuando, por que tal vez considero que la verdadera lucha para que se rompan los paradigmas epistemológicos que están soportando esta locura inhumana, no se puede seguir haciendo desde la barricada de los molotov, las papa bomba, las piedras mal ubicadas y los discursos ideologizantes (por lo menos no toda la lucha), sino que se debe proceder desde la barricada de la profunda, consciente y comprometida reflexión acerca del conocimiento y el lenguaje que nos domina y nos condiciona; sin embargo, nunca me dejaré de preguntar si será que realmente algún día la historia también me absolverá por creer así.

domingo, 20 de agosto de 2017

"EL SILENCIO DE LOS FUSILES", ¿UNA VUELTA DE TUERCA?

Imagen tomada de: http://revistacorrientes.com/el-silencio-de-los-fusiles/


Por: María Adelaida Galeano P.

Decir que El Silencio de los Fusiles, reconocido ya como el primer documental que trata el tema del proceso de paz en Colombia (Las2orillas, 2016a; Las2orillas, 2016b), se constituya en una obra que nos permitiera delimitar entre un antes y un después para nuestras obras fílmicas nacionales que tratan la historia del conflicto armado, es una afirmación tan arriesgadamente equivocada como esperanzadora.

Pensar en que las imágenes cinematográficas que nos han acompañado por años vayan a ser renovadas por unas más amables, que los cuerpos desnudos y sin vida empiecen a desaparecer de la pantalla, que los llantos, las historias de terror y de sangre que nos recalcan la violencia amarga de la que hemos sido víctimas puedan desvanecerse, no para olvidar estos padecimientos sino para reescribir sobre semejantes ruinas otra historia, es una posibilidad, y a lo mejor, un atrevimiento de la imaginación sencillamente atractiva. En palabras más cinéfilas, representa una vuelta de tuerca, en tanto nos sacude el hilo narrativo y nos cambia los presupuestos de los que partíamos.

En El Silencio de los Fusiles, Natalia Orozco, su directora, se encarga de registrar con su cámara un episodio crucial donde la transacción de acuerdos políticos entre actores sociales determinantes en buena parte de la violencia que nos ha azotado por décadas, le da un viraje a eso que los colombianos estaríamos acostumbrados a ver en los medios de comunicación y en el cine: una cadena incesante de odios y de muertes sinsentido. Bueno, aunque hay un elemento que sí se mantiene y se vuelve tremendamente palpable: justamente ese sinsentido ridículo que nos dividió en bandos para acabarnos mutuamente.

Lo que nos muestra Orozco, aunque sin darle igual centralidad a los pensamientos que se tejían simultáneamente en las bases sociales, a los líderes, las víctimas o a intelectuales destacados, cobra su importancia en la medida en que logra captar a esas élites desde un ángulo distinto al habitual, las interroga, se les presenta en los momentos de jaque, e incluso, las desafía. La realidad política del país encuentra una representación en esas entrevistas y en un trabajo investigativo de varios años, durante los cuales persistió una indagación que se mantuvo atenta a esos momentos de crisis por asesinatos inesperados, en momentos de tensión por unas elecciones presidenciales decisivas, en los de duda por el incumplimiento al llegar una fecha prometida y también, entre otros tantos, en los secretos, como ciertas reuniones de los combatientes guerrilleros y al escudriñar hasta la manera en que se dieron los primeros contactos entre el gobierno y las Farc.

Ver que los ánimos toman una dirección que tiene el potencial de interrumpir caminos equivocados, finalmente expresados en la firma de un acuerdo o en un apretón de manos, constituyen una semilla para apostarle a que eso que pudiera parecer un artificio exclusivo de quienes detentan el poder, es en realidad una oportunidad enorme para la apropiación de un proceso social e histórico de paz que va muchísimo más allá del fin del conflicto. El silencio de los fusiles no garantiza las relaciones de equidad, la justicia, la reconciliación y la armonía que estamos llamados a edificar todos juntos: sociedad, excombatientes y gobierno.

El Silencio de los Fusiles transmite entonces un rayo de luz. No es la luz propiamente, creo que nos falta mucho para construirla, pero es un pedacito de ella. Por ejemplo, me pregunto a mí misma por el cuándo habría podido contemplar oír directamente de algún ex comandante guerrillero, que a partir de un encuentro con víctimas en La Habana, esto les iba a permitir darse cuenta de que detrás de cada dado de baja ha sufrido muchísima gente, y de que a partir de otras reuniones significativas, iban a poder “desarmar” los aparatos de guerra de sus contrincantes, para humanizarlos, al desenmascararlos y ver los rostros de quienes estaban detrás.

Una vez más, y siendo consciente de que las atrocidades provinieron de todos los grupos involucrados, me pregunto en qué momento hace unos años atrás se hubiera podido contemplar aunque fuera una muestra, capaz de ir un poco más allá, de sensibilidad distinta a la oscura y rutinaria que ha marcado a muchas generaciones de colombianos nacidos en un panorama desolador. A lo mejor es momento de rescatar las palabras de Orozco (2017, como se citó en Vanegas, 2017) para intentar abrir una puerta de esperanza: “A lo largo del proceso, entendí que un ser humano pudo haber hecho cosas monstruosas pero eso no significa que sea un monstruo”.

Sin embargo, la duda que amenaza fervientemente esta vuelta de tuerca vive en lo que ahora mismo está ocurriendo, como son la disputa de territorios antes ocupados por las Farc y el asesinato de líderes sociales[1]. ¿Por qué ese empeño en las formas violentas para la convivencia?, ¿qué podemos esperar de estas luchas por la reorganización social? Esa costumbre de seguir las reglas de la guerra por encima de lo que sea, de cualquier otra forma de entender el mundo, lastimosamente no cesa en el estilo de vida y en los episodios violentos que nos han dejado los enfrentamientos entre las Farc y el ejército colombiano. Hay una capa social que insiste, que se funda en ellas y vive gracias a ellas: la guerra por encima de todo y sin importar que sus víctimas son seres humanos y tienen familia.

Ojalá que este apego a la violencia sea superado, que el pretendido cambio no quede en un mero momento inspirador y que logre plenitud tanto en las películas como en nuestra cotidianidad. Ojalá que nos acostumbremos a invocar los sueños en vez de las pesadillas, que dejemos de ser el país poseído por la crueldad y sea la fraternidad humana la que nos guíe con ímpetu.


Referencias

Las2orillas (2016a). Junio 27. “’El silencio de los fusiles’, primer documental sobre el proceso de paz que ve la luz”. Las2Orillas. Recuperado Julio 29, 2017, de https://www.las2orillas.co/el-silencio-de-los-fusiles-primer-documental-sobre-el-proceso-de-paz-que-ve-la-luz/

Las2orillas (2016b). Noviembre 22. “Trailer: El Silencio de los Fusiles, primera película del proceso de paz colombiano”. Las2Orillas. Recuperado Mayo 18, 2017, de https://www.las2orillas.co/el-silencio-de-los-fusiles-primera-pelicula-del-proceso-de-paz-colombiano/

Vanegas, M. A. (2017). Marzo 1. “El documental que creyó en la paz cuando aún había guerra”. ¡Pacifista! Recuperado Mayo 18, 2017, de http://pacifista.co/un-documental-que-creyo-en-la-paz-cuando-aun-habia-guerra/




[1] Al respecto, puede consultarse el Informe semestral del Sistema de Información sobre Agresiones contra Defensores y Defensora de DD.HH. en Colombia. Disponible en: https://somosdefensores.org/images/informe-semestral-enero-junio-2017-SIADDHH.pdf