jueves, 23 de abril de 2015

¡EL SEMILLERO TE INVITA A NUESTRO CINECLUB VOCES, EN SU CICLO "NIÑEZ Y CONFLICTO ARMADO"!


TODAS LAS PELÍCULAS SERÁN PROYECTADAS EN LA SALA DE CINE LUIS ALBERTO ÁLVAREZ, AULA 10-217 DE LA UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA

HORA: 6:00 PM


VOCES INOCENTES
DIRECTOR: LUIS MANDOKI
PAÍS: MÉXICO
AÑO: 2004

MARTES 28 DE ABRIL DEL 2015

SINOPSIS:
En un pueblo de la periferia de San Salvador, vive Chava (Carlos Padilla), un niño de 11 años, que se encuentra atrapado entre el ejército y la guerrilla salvadoreña. Cuando su padre abandona a la familia, en plena guerra civil, Chava pasa a ser "el hombre de la casa". En esta época, el gobierno de El Salvador reclutaba niños de doce años. Así que a Chava sólo le queda un año de escuela antes de ser movilizado. (Fuente: FILMAFFINITY)



LOS COLORES DE LA MONTAÑA
DIRECTOR: CARLOS CÉSAR ARBELÁEZ
PAÍS: COLOMBIA
AÑO: 2010

MARTES 12 DE MAYO DEL 2015

SINOPSIS
Manuel, un niño de nueve años, que juega al fútbol todos los días en el campo con una vieja pelota, sueña con llegar a ser un gran guardameta. Su alegría es enorme cuando, Ernesto, su padre, le regala un balón nuevo; pero, desgraciadamente, un accidente inesperado hace que el balón caiga en un campo minado. A pesar del peligro que supone, Manuel, que no está dispuesto a renunciar a su balón, convence a sus dos mejores amigos, Julián y Poca Luz, para que le ayuden a recuperarlo. En medio de las aventuras y los juegos infantiles, los signos de un conflicto armado empiezan a perturbar la vida de los habitantes de La Pradera. (Fuente: FILMAFFINITY)



PEQUEÑAS VOCES
DIRECTORES: OSCAR ANDRADE Y JAIRO EDUARDO CARRILLO
PAÍS: COLOMBIA
AÑO: 2010

MARTES 26 DE MAYO DEL 2015

SINOPSIS
Pequeñas voces es un documental de animación y la primera película latinoamericana en 3D. Estrenado en Venecia empieza con un dato escalofriante, según los datos de la UNICEF en Colombia hay un millón de niños desplazados a consecuencia de la guerra que se vive en el país. Seguramente muchos estudiosos y especialistas tendrían bastantes cosas que decir acerca de este aterrador hecho, pero el director Jairo Eduardo Carrillo ha tenido la más obvia y fructífera de las ideas: darle la palabra a varios de esos niños, permitiendo que ellos narren en sus propias voces y con sus propios dibujos sus terribles experiencias. El resultado es un documental de animación, una modalidad prácticamente sin antecedentes en el país, que mezcla la poesía de los trazos infantiles como memoria de lo pasado con las palabras directas y sencillas de los narradores, hechos ya conocidos, pero que adquieren una fuerza especial. (extraído de ficcifestival.com) (Fuente: FILMAFFINITY)



domingo, 19 de abril de 2015

INVITACIÓN*


Nos quejamos de la delincuencia, la violencia, la corrupción, la pobreza, etc. y esperamos que otros nos solucionen los problemas, te propongo que hagas lo único que de verdad está en tus manos…

- Tome consciencia de su responsabilidad en la situación social, política y económica
- Sea amoroso, solidario, tolerante y austero
- Valore en las personas su capacidad de servicio, su austeridad y sencillez
- Equilibre entre trabajo, ocio y lúdica
- Sea profesional (cumpla la misión social y técnica de su trabajo)
- Acepte sólo un trabajo que pueda hacer bien y sirva a la sociedad
- Pague sus impuestos
- Ayude a cuidar los dineros públicos
- Privilegie soluciones pacíficas a todo conflicto
- Reduzca sus niveles de consumo al máximo, (Reduzca, re-use y recicle)
- Cuide que lo que consume tenga bajo impacto ambiental y social negativo
- No robe ni compre robado
- No acompañe delincuentes a gastar su dinero mal habido, así sea un familiar
- No consuma prostitución, (detrás de ésta hay crimen y explotación)
- Mientras pueda denuncie actos delictivos y sus autores
- Vote con consciencia
- No explotes a otros
- Prefiera caminar o la bici antes que carro particular
- Cuide su salud y haga deporte


Se puede estar muy bien con poco ¿para qué gastarnos la vida consiguiendo a cualquier precio lo que no necesitamos?


¡Enriquezca la lista y anime a otros a seguirla!!

William Mejía

Williamm4@une.net.co

Twitter: @wmejia4


* Este artículo forma parte de la sección Invitados del blog.

domingo, 12 de abril de 2015

PORQUE SUS HISTORIAS SON NUESTRAS HISTORIAS: REFLEXIÓN BREVE DE UN ENCUENTRO


Fuente: http://colombialand.org/wp-content/uploads/2012/11/Caracoli.jpg


“Déjame llorar, préstame tus alas, regálame unas horas, acompáñame a soñar, que cuidamos rosas, del mismo jardín”.[1]


Por: Tatiana Lopera y María Adelaida Galeano P.

Si los seres humanos tuviéramos el don de la omnipresencia, si nuestra conciencia fuera capaz de despertar los genes de cada parte de nuestro cuerpo que contienen los recuerdos de nuestra historia, y si de esa manera pudiéramos dialogar y navegar en los conocimientos que reposan en la mente del intelectual, del ciudadano, del indígena que se comunica con sus ancestros, de los niños, de la naturaleza que opera con ritmos, equilibrios y desequilibrios ... qué peligroso sería entonces que fuésemos este tipo de sujetos desproporcionadamente capaces, ¡qué peligro! sabiendo que nos hemos demostrado tanta destreza para dañar a otros. 

Al mismo tiempo, qué oportunidad tan grande sería esta, si gozáramos aunque fueran unos segundos de ese viaje alocado a través de los tiempos, de los lugares y de los cerebros de la gente, conocer el todo, no tener dudas, encontrar explicaciones, entender causas y efectos, saber quiénes éramos antes de nacer, o mejor, descubrir qué fuimos, si acaso fuimos algo, qué seremos, qué nos espera, qué nos podría deparar el destino en los próximos años. Qué privilegio sería concentrar ese poder para transportarse y acercarse a cosas que pasan, que nos pasan, a cosas que desearíamos que se disolvieran en el humo del nunca fue.

Un nunca fue, es justamente lo que quisiéramos para la experiencia difícil de dos mujeres, a quienes tuvimos la oportunidad de conocer en septiembre del 2014, cuando con ocasión del Primer Foro: Derecho, Resistencia y Movimientos Sociales que organizábamos con los demás compañeros de nuestro Semillero, nos dimos a la tarea de recibirlas y atenderlas mientras transcurrían los días de aquél evento, en el cual participarían como ponentes. 

No se trataba para nosotras de acogerlas como simples expositoras que se dirigirían a un público de académicos deslenguados, no se trataba de llevar a cabo trámites logísticos y organizativos; la cuestión iba más allá, era un encuentro esperado por todos los miembros de nuestro grupo, para compartir, escuchar e identificar nuestra humanidad desde las vivencias que serían contadas, desde los temores y el dolor expresado, desde lo que somos y anhelamos ser.

Fue así como conocimos a Rosalba y Liria, dos representantes de las zonas humanitarias de Nueva Esperanza en Dios y Caracolí. Rosalba, una mujer de piel negra, labios grandes, voz grave y espíritu alegre, quien en uno de esos días que quisiéramos guardar siempre en la memoria, a través de su canto cadencioso y de aire ancestral, nos contó parte de la historia violenta que ella y su pueblo tuvieron que afrontar. 

Liria, una mujer humilde, de voz suave, impecablemente vestida y aire tranquilo, que por medio de sus relatos, su llanto, sus miradas y risas, nos habló de la persona fuerte y valiente que, cual David enfrentada a Goliat, luchó en la mismísima boca del lobo por defender el derecho a permanecer en su tierrita. 

Estuvimos con ellas durante dos días, escuchando de su propia voz la historia de lucha que han emprendido con sus comunidades. Así, nos contaron a grandes rasgos cómo fue el proceso de establecimiento de las zonas humanitarias en las que actualmente viven. Lo primero que hicieron fue declararse como población civil sin nexos con grupos armados, además crearon sus propios reglamentos y resistieron por el derecho a la vida y al territorio, representándolo simbólicamente con banderas blancas, letreros y vallas, con la única finalidad de vivir en paz, y respecto a lo cual estarían dispuestas a morir, si llegara a ser necesario. 

Es pertinente explicar que el establecimiento de estas zonas humanitarias es iniciativa de diferentes comunidades rurales del país que se han unido para pedir a todas las partes enfrentadas en el conflicto armado - paramilitares, ejército nacional y grupos de guerrilla- que respeten su decisión de no colaborar con ninguna de ellas y que no irrumpan en sus territorios. Éstas, tienen proyección a nivel nacional en los frentes político y organizativo, brindando alternativas de vida para demostrar que están allí, en sus tierras, que son sus dueños y que esto les otorga el derecho a hacer propuestas sobre lo que naturalmente les concierne.  

Este proceso no ha sido fácil, ni para Rosalba y Liria, ni para el resto de las personas que conforman estas comunidades. Ya que algunas autoridades estatales afirmaron que se trataba de comunidades subversivas, mientras que paramilitares y guerillas las acusaban constantemente de aliarse con sus enemigos, lo que ha ocasionado atentados contra los derechos a la vida y a la integridad personal y cultural de estos individuos. 

Pero a su vez, es importante rescatar que han contado con el apoyo de diferentes ONG nacionales e internacionales, y especialmente, con la ayuda de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, la cual también ha respaldado a las comunidades de paz; gracias a ello y a su incesante firmeza, han logrado el reconocimiento de sus derechos, han contado con el aval jurídico de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y así mismo, la Corte Constitucional colombiana también ha fallado positivamente a favor de diversas comunidades que se encuentran inmersos en estas realidades de violencia[2]. 

Por esto, podemos afirmar que quizás lo más impresionante en sus historias ha sido su sentido de pertenencia y la capacidad para darse fuerza a sí mismas; totalmente fieles a querer ser campesinas y a estar en su verdadero hogar, donde está su felicidad y desde donde consideran, debe lucharse por los derechos de los pueblos. Ellas no han perdido la voluntad para soñar en grande y para cultivar su confianza espiritual, a pesar del miedo que ha generado la violencia en sus vidas.

Si pudiéramos meternos en su piel, respirar su aire, sentir lo que han sentido y vivir su dolor, si tuviéramos ese poder súper humano que relatábamos al comienzo, podríamos trasladarnos a su experiencia casi como si la viviéramos también y entender mejor las dimensiones de estas historias que apenas alcanzamos a imaginar a través de los testimonios. 

Sin embargo, y por fortuna, no hace falta esa condición privilegiada para darse cuenta de la estigmatización de la que son víctimas cuando se dice que en sus zonas humanitarias hay guerrillas; ni ser ellas, para comprender que los proyectos de "desarrollo" de algunos empresarios y grandes multinacionales más bien amenazan sus estilos de vida; tampoco estar en el campo para saber que las medidas de seguridad y la protección especial que se le debe prestar a este tipo de población son muestra de lo vulnerables que están. No hace falta haberse graduado de derecho para tener la consciencia de que el ejercicio de esta profesión estará de su lado si así lo queremos, si así está formulada nuestra voluntad política como abogados o futuros abogados. 

Sin necesidad de ser ellas podemos entender todo esto, y a lo mejor plantearnos acciones efectivas a su favor, pero sin serlo, hay algo que nos queda imposible experimentar: sentir que la vida se te quiere arrebatar de las manos, sentirlo desde el fondo del alma. De ese sentimiento, de esos fantasmas, de esos dolores, solo ellas y las personas que han vivido de manera directa la violencia en Colombia nos pueden dar cuenta.

Generarnos tal proximidad a un encuentro afanosamente necesario, nos hace valorar lo preciado que fue contar con su compañía y conocerlas. Por eso, no podemos ignorar, ni olvidar, una idea que nos marcó a quienes estábamos congregados en ese momento en el auditorio 10-222 de nuestra Universidad: ¿Y por qué no vamos nosotros, “el público”, allá, a su tierra? Así las cosas parecen tomar un giro, ahora encarnamos el papel de invitados, y aunque estamos llamados a tener un vínculo más profundo, es innegable, ¡cuánta razón tienen!, ¡cuánto compartimos los deseos de fundirnos en esa realidad dura, para decirles que no están solos, para que sea más cierto que estamos a su lado!, para identificarnos como gente del mismo pueblo que es capaz de sentirse en el otro: lograr simplemente eso se constituye ya en un paso que pisa fuerte a lo largo de este camino. Ojalá no sea una promesa callada de nuestros corazones, ojalá éstos nos lleven a materializar este nuevo sueño.

Finalmente, nuestra experiencia nos pone a pensar en este momento crucial que está viviendo el país, en el que se está discutiendo la salida negociada del conflicto y se oyen rumores de paz y reconciliación, por lo que hacemos un llamado a la sociedad colombiana para dejar de taparnos los oídos y escuchar; a atrevernos a conocer esta travesía de dolor que hemos padecido, algunos más que otros, durante tantos años; a mirarnos a los ojos, a mirar de frente y con dignidad a todas las personas víctimas de este conflicto, que en Medellín por ejemplo, podemos encontrar en muchas de las comunas de la periferia o en cada semáforo; a, en definitiva, escuchar este clamor del pueblo: Déjame llorar, préstame tus alas, regálame unas horas, acompáñame a soñar, que cuidamos rosas, del mismo jardín. 





[1] Banda musical del documental “No hubo tiempo para la tristeza” realizado por el Centro Nacional de Memoria Histórica, en el cual se presenta los testimonios de las víctimas de todas las formas de violencia de la guerra en Colombia. 

[2] Así por ejemplo, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha brindado su respaldo a la creación de zonas humanitarias, en tanto constituyen una vía para proteger a la población civil de los diferentes grupos armados. Así mismo, ha otorgado medidas provisionales a la Comunidad de Paz y a las comunidades de Jiguamiandó y Curbaradó. En igual sentido, la Corte Constitucional colombiana ha recalcado en la obligación del Estado de brindar protección especial a habitantes de zonas humanitarias. Al respecto véase Construyendo la paz en espacios exclusivos de población civil: experiencias del Urabá, en: http://www.pbi-colombia.org/field-projects/pbi-colombia/publications/features/peace-initiatives/uraba/ 

* * *

TE INVITAMOS A COMENTAR EL TEMA A PARTIR DE LAS PREGUNTAS QUE NOS PROPONEN LAS AUTORAS:

Así como creemos en las voces de estas valientes mujeres y de sus pueblos, creemos también en lo mucho que nosotros podemos apoyarles, te invitamos entonces a que compartas tu voz y nos cuentes, ¿qué mensaje tienes para estas personas que ahora mismo sufren los flagelos de la violencia en Colombia?

Además, ¿crees que tienen un reconocimiento por parte de la sociedad y del gobierno nacional?, ¿cuál debería ser el rol que asuman estas comunidades en un proceso de paz?, ¿por qué crees que es importante que se conozcan sus historias?


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lunes, 30 de marzo de 2015

RESISTENCIA A LA GUERRA: LA OBJECIÓN POR CONCIENCIA AL SERVICIO MILITAR OBLIGATORIO


Colectivo Memoria y Libertad.

La objeción por conciencia consiste en la resistencia a obedecer un imperativo jurídico invocando la existencia de un dictamen de conciencia que impide sujetarse al comportamiento prescrito, por lo que la objeción de conciencia supone la presencia de una discrepancia de la norma jurídica y alguna norma moral. 

La Corte Constitucional había reconocido que es posible objetar por razones de conciencia deberes laborales, educativos y profesionales. Sin embargo, la objeción de conciencia al servicio militar obligatorio (S.M.O.) no fue reconocida hasta el 2009, ya que anteriormente (en sentencias como la T-409 de 1992, la C-511 de 1994, la C-561 de 1995 y la C-740 de 2001) la Corte Constitucional, desde una mirada muy legalista, consideraba que “la objeción de conciencia no constituía una causal eximente del servicio militar obligatorio, en tanto (i) la Carta Política confiere al legislador la competencia para definir las causales de exención al servicio militar; (ii) la ley no había contemplado la objeción de conciencia como una de dichas causales; y (iii) en cualquier caso se trataba de un deber de origen constitucional y vinculado con la protección del interés público”. 

Tal deber constitucional tiene respaldo para la Corte en el artículo 216 de la Constitución, el cual señala que todos los colombianos están obligados a tomar las armas cuando las necesidades públicas lo exijan para defender la independencia nacional y las instituciones públicas, entendiéndolo como el sustento constitucional del servicio militar obligatorio.

En la sentencia C-728 de 2009, la Corte Constitucional cambió su línea jurisprudencial y reconoció la objeción por conciencia al servicio militar obligatorio como un derecho fundamental, en esta sentencia se estableció que la objeción por conciencia es individual y debe estar fundada en creencias o convicciones de carácter religioso, ético, moral o filosófico, las cuales deben ser profundas, fijas, sinceras, y especialmente, exteriorizadas.

En cuanto a las características predicables de las convicciones del objetor de conciencia (i) se consideran profundas, cuando forman parte de su estilo de vida y que condicionan su actuar de manera integral; (ii) son fijas, cuando se trata de convicciones que no puedan ser modificadas fácil o rápidamente; y (iii) son sinceras, en tanto son honestas o veraces, no son falsas, acomodaticias o estratégicas.

Otra sentencia importante respecto al S.M.O. es la C-879 de 2011, en la cual se analiza la constitucionalidad del artículo 14 de la Ley 48 de 1993, especialmente la expresión compeler; en esta sentencia la Corte determinó que “quien no haya cumplido la obligación de inscribirse para definir su situación militar, solo puede ser retenido de manera momentánea mientras se verifica tal situación y se inscribe, proceso que no requiere de ningún formalismo y que se agota precisamente con la inscripción, por lo tanto no puede implicar la conducción del ciudadano a cuarteles o distritos militares y su retención por autoridades militares por largos períodos de tiempo con el propósito no solo de obligarlo a inscribirse, sino de someterlo a exámenes y si resulta apto finalmente incorporarlo a filas”, ya que esto violaría la libertad personal y la garantía de la reserva judicial que protege este derecho. 

Además en esta sentencia la Corte establece que las autoridades militares no tienen competencia para realizar batidas indiscriminadas con el fin de identificar a los remisos y luego conducirlos a los lugares de concentración pues esta práctica implica incurrir en detenciones arbitrarias prohibidas por el artículo 28 constitucional.

La última sentencia respecto a la objeción por conciencia al S.M.O. es la T-455 de 2014, la cual tiene una importancia significativa, ya que además de reafirmar la línea de las dos sentencias anteriormente descritas, la Corte llena un vacío jurídico respecto a la solicitud de objeción por conciencia, al considerar que ésta consiste en un derecho de petición que debe ser respondido en un máximo de 15 días y cumplir con todos los elementos del acto administrativo, especialmente la motivación. Además es relevante la sentencia porque la Corte ordena a la Unidad de Reclutamiento del Ejército, tomar una serie de medidas para garantizar el derecho fundamental a la objeción por conciencia y proscribir las batidas o redadas.

En cuanto a las solicitudes de exención al servicio militar por objeción de conciencia, la Corte estableció que éstas deberán resolverse en el término improrrogable de quince (15) días hábiles, y la respuesta debe ser de fondo; por ende, en caso que se niegue la solicitud, la autoridad de reclutamiento debe indicar las razones completas, precisas y específicas que fundamentan esa decisión, las cuales no podrán ser otras que la demostración acerca de que las convicciones que fundamentan la objeción de conciencia al servicio militar obligatorio no son profundas, fijas y sinceras; en caso que las autoridades nieguen el derecho a la objeción y no demuestren el incumplimiento de las condiciones, el acto administrativo adolecerá de falta de motivación por lo cual violará no solo la libertad de conciencia, sino también el debido proceso.

Respecto de las medidas a tomar, la Corte ordenó al Jefe de Reclutamiento del Ejercito Nacional, entre las más destacadas por nombrar, se encuentran: por un lado, que en lo sucesivo se abstenga de adelantar, autorizar, ordenar o permitir redadas o batidas indiscriminadas dirigidas a identificar a los ciudadanos que no han resuelto su situación militar; por otra parte ordenó que al momento que cualquier ciudadano colombiano inicie el proceso de inscripción para resolver su situación militar, sea notificado por escrito de las causales de exención al servicio militar obligatorio que prevé la Constitución y la Ley, entre ellas la derivada del derecho fundamental a la objeción de conciencia. Y quizás el aspecto más importante, es que ordenó que en el término de seis (6) meses remitan a la Corte Constitucional un informe pormenorizado sobre el cumplimiento de las órdenes descritas, estableciendo además que la misma corporación mantendrá la competencia para determinar el cumplimiento de esta sentencia.

Si bien, desde 2009 el desarrollo jurisprudencial de la Corte Constitucional respecto a la objeción de conciencia y el S.M.O. ha sido muy importante, aún quedan muchos sinsabores respecto al tema. Por un lado, a pesar de las sentencias, las autoridades militares continúan desconociendo la objeción por conciencia y ejerciendo una discriminación sobre los valientes jóvenes que se declaran objetores, hasta el punto de declararlos enemigos de la patria. Además, si bien las batidas están prohibidas desde el 2011, es una práctica que continúa llevando a cabo el ejército, especialmente en las estaciones del Metro, los barrios marginales y el centro de la ciudad.

Las batidas y la prestación del S.M.O. son selectivas, ya que generalmente son los jóvenes más pobres y marginados quienes siguen siendo detenidos arbitrariamente y obligados a prestar el servicio militar. Prueba de ello, son las cifras presentadas por la Defensoría del Pueblo en el informe sobre Reclutamiento y objeción de conciencia frente a la prestación del servicio militar obligatorio en Colombia, el cual demuestra que entre 2008 y 2012, más del 80% de los soldados que prestan el servicio militar obligatorio pertenecen a los estratos socioeconómicos 0, 1 y 2.

Otro aspecto a destacar es que a pesar de reconocerse la objeción de conciencia por razones éticas, políticas y filosóficas, ésta generalmente solo se ha dado por razones religiosas a personas con participación activa en determinado credo. Además no se explica él por qué los objetores deben pagar la cuota de compensación militar, ¿acaso esto no es financiar la guerra a la cual se niega a participar por razones de conciencia?

A pesar de tan crítica situación, hay espacios de esperanza y resistencia que vislumbran un mejor porvenir para los jóvenes colombianos, como son los casos de los jóvenes objetores de la Alcaldía de Bogotá, la Acción Colectiva de Objetores y Objetoras de Conciencia (ACOOC), el Tejido por la Objeción, que reúne a diversas organizaciones sociales de Medellín, y la campaña nacional que actualmente adelanta el movimiento social, denominada “Sin discreción: Contra la militarización de la vida”.

Para finalizar, es menester recordar la frase de A. Einstein quien decía que “los pioneros de un mundo sin guerra, son los hombres que rehúsan el servicio militar”.

* * *

TE INVITAMOS A COMENTAR EL TEMA A PARTIR DE LAS PREGUNTAS QUE NOS PROPONE EL COLECTIVO MEMORIA Y LIBERTAD:

¿Cuáles son las razones para que en Colombia exista el Servicio Militar Obligatorio?

¿Prefiere el servicio militar obligatorio o el servicio social obligatorio? ¿Cuál considera que es más útil y necesario para nuestra sociedad?


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