Acumular pocos llega a ser mucho; arena junta conforma una pagoda.**
Proverbio chino
“Mañana
es la Fiesta del Medio Otoño”, me dijo en su momento la trabajadora de la
oficina y amablemente me regaló un pastel de luna. Tenía muchas expectativas
por cómo sería esta fiesta tradicional, y sin imaginármelo, terminé celebrando
también con mis compañeras, algunas otras extranjeras y un numeroso grupo de
chinas, unas cuantas de ellas ya conocidas.
Aunque
tuvo un tinte extraño, tal vez por ser la primera vez en la que hacía parte de
una reunión festiva aquí, no dejó de ser profundamente especial. Después de una
tarde de charlas y de disfrute de los exquisitos y variados sabores que
caracterizan a los famosísimos e infaltables pasteles de luna, llegada la
noche, nos encontrábamos en una de las canchas de la institución educativa, repleta
de universitarios sentados en círculos, para llevar a cabo una de las
costumbres más importantes de aquella fecha: observar la luna, y sumado a esto,
jugar y elevar globos.
Pensaba que así seguirían las cosas un
buen rato, hasta que llegó el momento en el cual rápidamente se iba quedando
vacío el lugar a medida que los estudiantes se marchaban. La cuestión era que
tenían un horario límite para regresar todos a sus dormitorios, algo a lo que
no estamos sujetos los estudiantes extranjeros. La lectura jurídica, tan
familiar ya para mí, me trajo como conclusión rápida a la mente que el
cumplimiento de una norma había dado fin a la celebración de esa noche.
Sin
embargo, me detengo a pensar en el asunto y me doy cuenta de lo equivocado y
riesgoso que es adoptar y convertir este tipo de formulaciones en una actitud
general, que aunque tan propensa a caer en ellas, merecen un abordaje
concienzudo y prudente para evitar a toda costa una exclusiva traducción y atención
en efectos simplificados, o sea, en lo visible que el cerebro absorbe, procesa
y califica automáticamente y sin preguntas.
Ha
sido pues esta una de las cuestiones que me ha traído a lo jurídico y a la
figura de la autoridad otra vez en frente, contribuyendo a sumergirme en un tipo
de análisis que no se estanca en esos puntos que atañen al campo del derecho
sino que he expandido al nivel de lo que significa el encuentro cultural, y en
busca, quizás, de un entendimiento todavía más completo y universal.
Y
es que lo más fácil o evidente es leer los sucesos “nuevos” o diferentes
utilizando elementos de juicio acogidos en el entorno natal. Interpretar toda
una realidad desde la mirada foránea, ya moldeada por otras esferas y bases
ajenas, tan acostumbrada a ver unas mismas cosas y a ver en las cosas un mismo
ensamble explicativo, no puede propiciar el respeto hacia otras construcciones
sociales. Por ello, quizás lo más ajustado antes de hacer cualquier elaboración
comprensiva sea simplemente el observar, así lo creo, darse la oportunidad de
efectuar una observación aguda de los sucesos, de lo que se dice, de lo que se
percibe, de todo un espacio, para un sencillo objetivo: entender. ¿Entender
qué?, pues diría que razones, lógicas aplicables y factores que facilitan que
pase lo que pasa y que eso sea de tal forma y no de otra.
Pienso
que este proceder está más cerca de garantizar un acercamiento no precipitado y
que evitaría estropear la admiración que se puede llegar a sentir cuando se
descubre la esencia de los pensamientos, y luego, conseguir mejor precisión en
los razonamientos para lograr encajar las fichas de un rompecabezas cultural y
social, caracterizado por el hecho de que emergen en el contexto particular
otras mentalidades e historias que son incompatibles, hasta cierto punto,
porque no tienen experiencias comunes o visiones compartidas con sus semejantes
de aquellos otros mundos, a los que ya hice referencia una vez. Con esto
tampoco pretendo anular el reconocimiento a la sensibilidad humana como la
primera chispa que permite identificarnos entre sí y que actúa como el lenguaje
que nos facilita el aproximarnos a los demás en primera instancia, ya que es
algo que no se pierde, o no debería perderse, a donde quiera que se vaya.
Es
interesante cuando se asume desde una plataforma intelectual, y ubicándose en
alguna arista, el estudio de uno o varios aspectos de la sociedad china. La
sumatoria de lo que captan los sentidos con el abordaje académico termina por
dar pistas que contrastan lo llano de un panorama, entendiendo entonces que las
cosas obedecen a todo un entramado social.
De
mi experiencia, puedo decir que así como se le puede echar un vistazo a una
China formal, también hay una faceta que parece estar escondida, dada por lo
que se calla, por pasiones y emociones clamadas en el silencio, maquillándose
tras los bastidores de las apariencias y que quisieran salir o tener existencia
y crecimiento. Pero en ocasiones también identifico razones o sinrazones[1],
en la labor de entender a una sociedad o a una colectividad que no toma forma
porque sí, pues hay relación con lo que las personas en conjunto dejan de hacer
o hacen, consideran o no, trazándose entonces hilos de poder, situaciones
jurídicas y maneras de operar hacia cierta dirección porque los sujetos también
tienen una forma de reaccionar, pudiendo ser esta una actitud pasiva y
dependiendo de un concepto de lo que se toma como normal y aceptable, de una
clave de entendimiento transmitida y renovada entre los individuos.
Puedo terminar
por decir que lo sucedido aquella vez no tiene explicación únicamente en esa
regla, más bien es el andar rutinario de una amalgama de factores vivientes en
el contexto universitario, que trascienden una idea y que tocarán seguro los supuestos
de la disciplina y la educación. Interpretar merece meticulosidad, se le debe
primacía a una meditación reposada del asunto que se observa; es fácil y hasta natural
sacar conclusiones inmediatas, pero no hay que guardarse la primera impresión.
De hecho, lo que menos se debería esperar es entender de repente las dinámicas
extranjeras, considero que hay que desprenderse de los juicios propios para
proyectarse internamente en la mentalidad de aquéllos y asimilar
construcciones.
*Este
escrito hace parte de la serie de relatos Experiencia
de Vida en China, que a manera de diario de viaje comparte una de las
integrantes del Semillero de Investigación en Sociología del Derecho y Teorías
Jurídicas Críticas a partir de su vivencia académica en ese país. Los demás
capítulos se pueden encontrar en la sección Descubriendo
China de este blog.
** 积少成多,聚沙成塔。(jī
shǎo chéng duō, jù shā chéng tǎ).
[1] En
concordancia con lo que explico, me refiero aquí a razones o sinrazones porque
las calificaciones que hago no son más que descripciones basadas
primordialmente en la percepción y reflexión que atribuyen calidad al objeto
basada, en parte, en otras herramientas para hacer juicios de valor y que no
están cerca todavía de representar palpablemente este entorno y sin entender
plenamente su lógica funcional.
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