(De la Serie: Experiencia de Vida en China)
Lo que oyes puede ser falso, pero lo
que ves es cierto.[1]
Refrán
chino
Hace unos pocos meses, cuando leía los
comentarios de varios internautas en una de las páginas web que relataban la
noticia de la realización del Congreso Iberoamericano de los Institutos
Confucio en la ciudad de Medellín, me llamaba mucho la atención el encontrarme
con algunos que parecían empeñarse en alertar y advertir los peligros de
entablar cualquier tipo de relación con China, coadyuvando a construir un muro
que evitara el poder ver algo diferente a una sociedad perversa, casi
monstruosa y asesina, haciendo generalizaciones y tomando a la sociedad china
más como un contenedor de cosas que como un pueblo pensante, con identidad, con
historia, con conocimientos.
Me molestaba la manera en que estas
expresiones llevaban el ejercicio crítico a un punto repugnante, como si se
tratase de una comunidad vacía sin nada que aportar al resto del mundo. Y es
que no es cuestión de evadir la realidad o de vestir con colores lo que
simplemente no se puede, es que cuando la perspectiva crítica se limita a leer
lo negativo, a centrarse en lo que es dañino, hasta el punto de enceguecerse
frente a otros prismas y de perder de vista el sentido de la propias ideas, se
está en el error de anular toda esperanza de algo mejor, de lo que pudiera ser
con aquello otro que está alrededor y que cuenta, que también es, que sí
existe.
Tampoco se refiere esto a que la
crítica tenga que ofrecer alternativas o que tenga que ser constructiva de por
sí, pues incluso el solo interrogarse con fundamentos también cuenta y es
importante, más bien, no debería acostumbrarse al pesimismo, a un visor que
solo captara los lunares que hacen parte de un todo para expandirlos, cubrir lo
demás y estigmatizar.
Sabía que esos comentarios eran poco
serios, criticar porque sí, criticar con odio y sin mesura, definitivamente no
es esa mi opción, y mucho menos ahora, en medio de esta sociedad oriental que se
ha convertido en mi casa. Ver de cerca a personas igualmente sensibles, que
trabajan hasta el cansancio, que estudian, que sueñan, que sonríen, que viven
en comunidad y se divierten, de las cuales se aprende y con quienes se puede
compartir, basta y sobra para recordar de nuevo esas palabras que leía y
concluir lo injustos que somos a veces, lo fácil que resulta calificar a otros,
simplificando su valor, encasillándolos en adjetivos falsos o que con facilismo
pretenden distorsionar y prender una alarma caótica donde quizás lo más
conveniente sería el extender una mano amiga.
No dejar a un lado la perspectiva
crítica, por supuesto, pero tampoco privarse de las riquezas que coexisten
junto con aquello que criticamos, sí que prefiero ese camino.
Escrito por 玛利亚 (María Adelaida Galeano P.)
*Este escrito hace parte de la serie
de relatos Experiencia de Vida en China,
que a manera de diario de viaje comparte una de las integrantes del Semillero
de Investigación en Sociología del Derecho y Teorías Jurídicas Críticas a partir de
su vivencia académica en ese país. Los demás capítulos se pueden encontrar en
la sección Descubriendo China de este
blog.
[1] 耳听为虚,眼见为实。(ěr tīng wéi xū,yǎn
jiàn wéi shí).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario