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viernes, 1 de noviembre de 2013

CAPÍTULO 4: ROMPIENDO BARRERAS*

(De la Serie: Experiencia de Vida en China)


Llegado el carro a la montaña seguramente encuentra el camino.**
Proverbio chino

Una de las primeras cosas de las que tuve que ocuparme al llegar a este país fue el establecer comunicación con mis allegados en Colombia. Justamente antes del viaje me preocupaba el tema del acceso a los sitios en internet, debido a la restricción por parte del gobierno sobre este tipo de medios masivos; por lo que una vez instalada en la Universidad no tardé mucho en enterarme de la manera en que podía acceder a la red informática e intentarlo, para salir de dudas.

Compré entonces una tarjeta amarilla, introduje el número y la clave que esta contenía, y a manera de celular prepago pude conectarme otra vez con “el mundo”. Fue así como pude corroborar lo que sabía acerca del bloqueo de páginas web.

Efectivamente, la entrada a famosísimos sitios como lo es YouTube parece ser una misión imposible en China, y para quienes tienen Facebook, algo más por lamentar. Las caritas tristes, los avisos de “Esta página web no está disponible”, la lentitud para cargar algunas de ellas, un buscador de Google sospechoso y el impedimento para acceder incluso a este mismo blog, son sucesos cotidianos cuando uno está frente a la pantalla del computador.

Por fortuna, y gracias a una compañera, logré instalar en mi ordenador lo que debe ser usual para los extranjeros que estamos acostumbrados a navegar por sitios aquí “no debidos”: un programa informático que, aunque a veces con dificultades, permite romper esas barreras a la información.

Definitivamente el tema de la comunicación es uno de los puntos álgidos en esta sociedad. Ha sido interesante para mí leer y enterarme de primera mano un poco sobre el asunto. ¿Qué medios virtuales han establecido los chinos para agruparse y crear puentes entre ellos?, ¿Cómo es el manejo de las redes sociales?, ¿Al fin y al cabo el internet que tanto permite o qué tanto restringe?

Seguramente parte de la respuesta está en populares nombres como QQ, Weixin (微信) y Renren (人人网), pues son estos avances tecnológicos los encargados de que muchos puedan intercambiar mensajes, enterarse de noticias, tener conversaciones a distancia y compartir fotos. Quizás esa sea la razón por la que llama la atención en ocasiones ver a la población joven “pegada” a los celulares.

¿Se puede decir que estas son vías por las que se materializa la libertad de expresión?, ¿Hasta qué punto se puede llegar con esta?, ¿A qué actores sociales acogen estos inventos y a quiénes deja de lado?, ¿Cómo es la intervención del gobierno? Son muchas las preguntas que surgen, y claro está, aquí no se agota el tema.  

Pensar en todo esto me recuerda un documental que vi hace un tiempo, que más allá del manejo que se le da a sus elementos narrativos y su sentido artístico, ayuda a hacerse una idea de la dinámica de lo que he venido comentando.

A continuación comparto entonces una obra dirigida por Alison Klayman sobre Ai Weiwei, un activista chino arriesgado, atrevido, un desafiante del arte y del poder, ubicándolo en los límites de lo permitido y del peligro, y como el nombre del filme en español lo indica, sin pena.

Aquí está, Ai Weiwei: Never Sorry. Y si se quiere ver a este artista cantar, hay que verlo, literalmente, hasta el último minuto.




Escrito por 玛利亚 (María Adelaida Galeano P.)


* Este escrito hace parte de la serie de relatos Experiencia de Vida en China, que a manera de diario de viaje comparte una de las integrantes del Semillero de Investigación en Sociología del Derecho y Teorías Jurídicas Críticas a partir de su vivencia académica en ese país. Los demás capítulos se pueden encontrar en la sección Descubriendo China de este blog.
**车到山前必有路。(chē dào shān qián bì yǒu lù).

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