Páginas
▼
viernes, 7 de diciembre de 2018
sábado, 8 de septiembre de 2018
¡EL SEMILLERO TE INVITA AL CINECLUB VOCES, EN SU CICLO "¿DESARROLLO?"!
TODAS LAS PELÍCULAS SERÁN PROYECTADAS EN LA SALA DE CINE LUIS ALBERTO ÁLVAREZ, AULA 10-217 DE LA UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
NAUSICAÄ DEL VALLE DEL VIENTO
DIRECCIÓN: HAYAO MIYAZAKI
PAÍS: JAPÓN
AÑO: 1984
VIERNES 14 DE SEPTIEMBRE DE 2018
HORA: 4:00 PM
En un futuro lejano, mil años después de una guerra de carácter apocalíptico, la Tierra aparece cubierta de bosques plagados de hongos venenosos y de insectos gigantescos. Los hombres han sido diezmados; los supervivientes viven en algunos poblados aislados y sobreviven a duras penas en las cercanías de un bosque contaminado con gases tóxicos e insectos mutantes gigantes, que cubren gran parte de la Tierra. Nausicaä es la princesa de El Valle de Viento, un reino minúsculo, rodeado de reinos más poderosos y hostiles. Es una guerrera que sabe pilotar naves, pero es también compasiva, tanto que se resiste a ver a los insectos como enemigos, sobre todo a los Ohms, artrópodos gigantescos y temibles por los que siente una extraña simpatía. La crisis estalla cuando el reino vecino de Tolmekia, encabezado por la princesa Kushana, invade El Valle del Viento. (Fuente: FILMAFFINITY)
LAS TRILLIZAS DE BELLEVILLE
DIRECCIÓN: SYLVAIN CHOMET
PAÍS: FRANCIA
AÑO: 2003
VIERNES 21 DE SEPTIEMBRE DE 2018
HORA: 4:00 PM
SINOPSIS:
Champion, que ha sido adoptado por su abuela Madame Souza, es un niño solitario. Cuando ella se da cuenta de que el niño sólo es feliz sobre una bicicleta, lo somete a un riguroso entrenamiento. Años después, Champion ya está preparado para participar en la carrera ciclista más famosa del mundo: el Tour de Francia. Sin embargo, durante la competición dos misteriosos hombres vestidos de negro lo secuestran. Madame Souza y su fiel perro Bruno emprenden su búsqueda, que los lleva al otro lado del océano, a la enorme ciudad de Belleville, donde conocen a las famosas “Trillizas de Belleville”, tres estrellas del music–hall de los años 30, que deciden acogerlos bajo su protección. El gran sentido del olfato de Bruno, los pone sobre la pista de Champion. Pero, ¿podrán combatir los diabólicos planes de la mafia francesa? (Fuente: FILMAFFINITY)
Fotograma del documental "El jardín de dudas"
EL JARDÍN DE DUDAS
DIRECCIÓN: LEONARDO JIMÉNEZ GARCÍA
PAÍS: COLOMBIA
AÑO: 2014
VIERNES 26 DE OCTUBRE DE 2018
HORA: 4:00 PM
ACERCA DEL DOCUMENTAL:
El documental el Jardín de dudas es el resultado del acompañamiento que realizo nuestro colectivo audiovisual a las comunidades de los barrios de las periferias de la Zona Nor Oriental de Medellín - Colombia, territorio donde se van a desarrollar obras del denominado proyecto Jardín Circunvalar o Cinturón Verde. El documental visibiliza la posición de comunidades que evidencian las contradicciones de una ciudad que habla de innovación en medio de precarias condiciones de vida para los habitantes de las periferias, y hace un llamado desde la voz de las comunidades para que se reflexione sobre las formas históricas de organización social, el tejido social, las construcciones sociales y culturales, la configuración del territorio, el patrimonio inmaterial que va a ser depredado por la construcción del megaproyecto.
(Fuente: cuenta oficial en YouTube, del proceso social de comunicación Ciudad Comuna https://www.youtube.com/watch?v=20U_2FMrxE8&t=1s)
lunes, 30 de julio de 2018
¡EL SEMILLERO TE INVITA AL CINECLUB VOCES, EN SU CICLO "¡SIN MIEDO!"!
TODAS LAS PELÍCULAS SERÁN PROYECTADAS EN LA SALA DE CINE LUIS ALBERTO ÁLVAREZ, AULA 10-217 DE LA UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
BRAZIL
DIRECCIÓN: TERRY GILLIAM
PAÍS: REINO UNIDO
AÑO: 1985
VIERNES 3 DE AGOSTO DE 2018
HORA: 4:00 PM
En un extraño y deprimente universo futurista donde reinan las máquinas, una mosca cae dentro de un ordenador y cambia el apellido del guerrillero Harry Tuttle (Robert de Niro) por el del tranquilo padre de familia Harry Buttle, que es detenido y asesinado por el aparato represor del Estado. El tranquilo burócrata Sam Lowry (Jonathan Pryce) es el encargado de devolver un talón a la familia de la víctima, circunstancia que le permite conocer a Jill Layton (Kim Greist), la mujer de sus sueños. Y, mientras la persigue, hace amistad con Harry Tuttle y se convierte en su cómplice.
(Fuente: FILMAFFINITY)
(Fuente: FILMAFFINITY)
LA DOCTRINA DEL SHOCK
DIRECCIÓN: MICHAEL WINTERBOTTOM Y MAT WHITECROSS
PAÍS: REINO UNIDO
AÑO: 2009
VIERNES 17 AGOSTO DE 2018
HORA: 4:00 PM
SINOPSIS:
Película basada en el célebre ensayo de Naomi Klein sobre el origen de las teorías neoliberales de Milton Friedman, profesor de la Universidad de Chicago, y su puesta en práctica, durante cuarenta años, en países tan dispares como el Chile de Pinochet, la Rusia de Yeltsin, el Reino Unido de Thatcher y, más recientemente, en Afganistán e Irak. Se pone de manifiesto el lado más oscuro de la ideología de Friedman, tan impopular que sólo pudo imponerse mediante la tortura y la represión. Continuación natural del anterior gran éxito de Naomi Klein "No logo". (Fuente: FILMAFFINITY)
Fotograma del documental "Nos están matando"
NOS ESTÁN MATANDO
DIRECCIÓN: EMILY WRIGHT Y TOM LAFFAY
AÑO: 2018
VIERNES 31 DE AGOSTO DE 2018
HORA: 4:00 PM
ACERCA DEL DOCUMENTAL:
En el portal informativo "Colombia 2020", de la Unión Europea y el diario El Espectador, Edinson Arley Bolaños en publicación del 26 de mayo de 2018, y tras entrevistar a Emily Wright y Tom Laffay, así se refirió sobre el documental:
"Bien podría decirse que el documental, "Nos están matando", es un grito de auxilio de los miles de líderes sociales que viven en los territorios donde otrora se desarrolló la guerra entre las Farc y el Gobierno. Es un documento que pone al desnudo la vida cotidiana de un defensor de derechos humanos en Colombia. En este caso, las historias del líder indígena, Feliciano Valencia, y la del líder afrodescendiente, Héctor Marino Carabalí. Las dos, cargadas de resistencia y peligro."
(Fuente: https://colombia2020.elespectador.com/territorio/nos-estan-matando-un-documental-sobre-el-asesinato-de-lideres-sociales)
viernes, 25 de mayo de 2018
PROBLEMAS LÓGICOS Y POLÍTICOS DEL VOTO FAJARDISTA
Tomada de semana.com
Por: Gonzalo Galindo Delgado[1]
@gonzagalindodel
En
vísperas de las elecciones presidenciales del próximo domingo, la campaña de
Sergio Fajardo, la llamada Coalición Colombia, da pedalazos desesperados –para
utilizar la metáfora de su candidato- por alcanzar un premio de montaña que nunca
han tenido cerca y que ya no están en condiciones de conseguir. Sin embargo,
además de las diatribas –muy propias del “todo vale” porque, como dicen ellos,
“¡se puede!”- de Claudia López, cabalgan sobre un argumentario que, a falta de
un mayor empuje de Humberto De la Calle, ha conseguido seducir a importantes
sectores de opinión, representantes de las clases medias y medias-altas urbanas,
relativamente cómodas/relativamente incómodas con el statu quo, a las que el
uribismo les produce aversión.
Pero
tal argumentario, a diferencia de lo que sucede con campañas como las de Iván
Duque o Gustavo Petro, es de una fragilidad tal que a sus defensores, sus
gregarios, se les ve incómodos, faltos de originalidad y atrapados en
contradicciones irresolubles. Tienen el cuerpo, a horcajadas, sobre el
caballito de acero, pero el espíritu político e intelectual extraviado: unos
porque, como Jorge Enrique Robledo y el sector del Polo que representa,
atacaron de forma inmisericorde la gestión gubernamental del “Crespo[2]”,
al punto de señalar –muy sustentadamente por cierto- que “La Antioquia más
educada de Fajardo” era una “farsa”, que este “representaba el gatopardismo:
que todo cambie para que todo siga igual”[3] y
que, como dijo el difundo Rodrigo Saldarriaga “no había nada peor que un neoliberal
honrado”; y otros porque, como los líderes liberales de opinión, se enfrentaron
al hecho de que la candidatura de De la Calle había nacido muerta y no les
quedó más remedio que plegarse a un candidato que está a años luz de aquél en
los atributos que se espera de un jefe de gobierno y de Estado: lucidez,
criterio y conocimiento, tanto del país, como de las instituciones. Se trata,
en fin, para unos y otros, de un candidato que no los entusiasma y que los hace
sonrojarse cuando figura en los debates públicos. A la única que se le ve
rozagante haciéndole campaña al “Crespo” es a Claudia López, tan enérgica y
voluntariosa como cuando repetía el mismo libreto, ¡exactamente el mismo!, pero
en defensa de la candidatura presidencial de Enrique Peñalosa[4].
Más
allá de todo esto, el punto en el que quiero concentrarme es en el
argumentario, en la narrativa política del fajardismo, la narrativa de la
“remontada”: un relato con serios problemas lógicos y políticos, lo cual es
grave si tenemos en cuenta que, justamente, el candidato es, de un lado,
matemático especializado en lógica y, de otro, un político con más de 18 años
de experiencia en la vida pública. Decía Antonio Gramsci que al adversario
político había que atacarlo políticamente en su lado más débil, e
intelectualmente en su lado más fuerte. El “Crespo” pierde a dos bandas.
Veamos.
1.
La
falacia lógica: Fajardo es el único candidato que puede derrotar a Duque en
segunda vuelta
En
este punto los fajardistas van demasiado rápido, omitiendo pasos en el razonamiento
y dando por descontadas premisas sin las cuales su edificio conceptual se
derrumba. Aquí cifran sus esperanzas en las encuestas, no obstante estas en sí
mismas son problemáticas[5], de
allí el sablazo que Humberto de la Calle le asestó a Fajardo: “un profesor invita
a votar por propuestas no por encuestas”. Pero aun asumiendo las encuestas como
ciertas, los gregarios del “Crespo” se toman unos atrevimientos inferenciales que
harían llorar a cualquier estadístico.
Toda
su estratagema se reduce a concluir que, al ser Fajardo el candidato que menos
resistencia genera[6]
o que mayor favorabilidad tiene, es el
candidato que le ganaría “al que dijo Uribe” en segunda vuelta. Es como si yo
concluyera que por ser James Rodríguez el hombre con mayor favorabilidad en la
opinión pública o “Don José”, el señor del escándalo reciente, el que más
ternura inspira, habría que votar por uno u otro, puesto que serían los únicos
capaces de ganarle a Duque en segunda vuelta. La cuestión es que la
favorabilidad o la buena imagen no eligen presidente, por eso es que ninguna
encuesta lo ubica a él en segunda vuelta, es así de simple. Digámoslo de otra manera:
estoy seguro que mi abuelita tendría más favorabilidad que Fajardo, pero nadie
la elegiría para presidenta. No se puede homologar la intención de voto con el
índice de rechazo o de favorabilidad, por eso se trata de mediciones distintas
y por eso ni Don José, ni James Rodríguez ni me abuelita darían un brinco en
una competencia por la presidencia de Colombia.
Pero
el asunto se vuelve aún más problemático si se considera que los fajardistas
prefiguran su fantasía soslayando la condición sine qua non de su posibilidad: ubicarse en el primer o segundo
lugar en la intención de voto (no en la “favorabilidad”, ojo). Puesto que su
punto de partida son las encuestas, lo primero que habría que reafirmar es que
todas las encuestas señalan que, más allá del margen de error, Fajardo está por
fuera de segunda vuelta, no le alcanza. Pero para ir más allá de la medición
estadística, también habría que decir que en el terreno de las estructuras
políticas y económicas que sostienen su candidatura, el panorama no es más
alentador, pues sus principales aliados o no están con él completamente o están
en otras orillas: las bases del Polo Democrático están con Petro, buena parte
del Partido Verde también, y el Grupo Empresarial Antioqueño, la base económica
del éxito político de Fajardo, eligió el caballo que más tira, Iván Duque.
En
síntesis, al matemático no lo acompañan las matemáticas, ni la estadística, ni
la lógica. Sus alianzas no son consistentes, sus socios históricos lo han
abandonado y tampoco ha logrado congregar a su alrededor procesos sociales o
luchas históricas que vean en él a su legítimo representante. Fajardo puede
despertar empatía en una joven estudiante de Bogotá, pero no en un campesino
del Catatumbo, en un poblador de Tumaco o en una indígena de Leticia. No le habla
a la Colombia profunda. Así, más que ganarle a Duque, estaría cerca de repetir
la gesta de Antanas Mockus: perder contra el uribismo, 2 a 1 en primera vuelta,
y 3 a 1 en segunda.
2.
La
falacia política: Fajardo es el hombre ponderado y justo que, en el centro de
los extremos, nos podrá conducir al futuro
Atribulados
por su incapacidad de formular lineamientos programáticos consecuentes con los
problemas y las injusticias históricas que ha soportado este país, los
gregarios del team Fajardo han tenido
que mover el pedal sobre el pavimento de la pospolítica.
Esto es, el viejo cuento de un centro político, alejado de los extremos
ideológicos, que gestiona y administra la vida pública con criterios
exlusivamente técnico-gerenciales. Una negación de la política tan paradójica
como el famoso consejo del General Francisco Franco a uno de sus periodistas
afines “usted mejor haga como yo y no se meta en política”.
Ni
izquierda ni derecha, ni capitalismo ni socialismo, ni fu ni fa, mejor el
centro. A esto, en su momento, le denominaron la “tercera vía”, fue apuntalada por Tony
Blair en Europa y prohijada, en el contexto colombiano, nada más y nada menos
que por Juan Manuel Santos. Y la tal “tercera vía” representó, como lo denunció
la politóloga Chantal Mouffe, el colapso de la socialdemocracia europea y su
disolución en el proyecto de la globalización de signo neoliberal. Por esto es
que, según la anécdota, cuando a Margaret Thatcher, madre política del
neoliberalismo, le preguntaron cuál había sido su mayor logro en la vida
pública, esta respondió sin dudarlo: Tony Blair. Esto equvaldría, guardadas
proporciones, a que esa pregunta se la hicieran a Álvaro Uribe y este respondiera,
sin dudarlo: Sergio Fajardo. En otras palabras, equivaldría a que fuera cierto
el caballo de troya o el gatopardismo que otrora vieran Jorge Enrique Robledo y
sus seguidores en el “Crespo”.
La
actual coyuntura electoral y la falta de imaginación del fajardismo, han
obligado a sus gregarios a desempolvar esa vieja narrativa, aderezándola con
nuevos epítetos. Así es que han descubierto, después de un gran esfuerzo
intelectual, que el problema de los candidatos con mayor opción para llegar a
la presidencia es que uno representa al populismo de derecha y el otro al
populismo de izquierda, y que lo que se necesita es un hombre moderado, como lo
sugiriera recientemente el profesor César Rodríguez Garativo[7].
Se trata, pues, de la estrategia retórica del justo medio que es, en el fondo, una falacia argumentativa:
busca posicionar un argumento, no por sus cualidades lógicas, sino por el hecho
de ser, al fin y al cabo, salomónico. O sea, Fajardo es bueno, no por su
lectura histórica de la sociedad y del conflicto político colombiano, ni por
sus propuestas para transformarlo, sino porque es un hombre que no se muestra
exaltado, ni en sus maneras ni en su horizonte programático.
En esa estratagema de mostrar a
Petro como un extremista irredento, algunos, como Héctor Abad Faciolince, han
hecho directamente el ridículo, al intentar mostrar que “Petro es chavista”,
replicando las tesis del uribismo y soslayando, de un solo plumazo, la profunda
discusión de economía y ecología política que Petro ha puesto sobre la mesa al
hablar, basado en Jeremy Rifkin, de la “tercera revolución industrial”, es
decir, de la necesidad urgente que tenemos como especie de instaurar un modelo
económico y político radicalmente diferente al venezolano.
También han hecho un esfuerzo
importante por vendernos a un Petro ególatra, megalómano y soberbio. ¡¿Qué
dirían entonces si se enteraran de que el celebrado profe Mockus se casó
montado en un elefante en cautiverio con el pellejo pintado para la ocasión?![8] ¡¿O
si supieran que Fajardo desoyó a las comunidades desplazadas por Hidroituango y,
como lo denunciaran la Corporación Jurídica Libertad y el Movimiento Ríos Vivos,
les echó al ESMAD cuando protestaban pacíficamente contra el expolio?![9] ¡¿O
si descubrieran que el “Crespo” hizo lo propio ordenando el ingreso del ESMAD a
la Universidad de Antioquia en abierto desprecio de las solicitudes de
profesores y de estudiantes, así como
del principio constitucional de la autonomía universitaria?![10]
Si
se enteran, seguramente se les cae la ecuación porque, a diferencia de lo que hubiera
hecho un buen matemático, no han tenido en cuenta todos los factores. Han
obviado, para no ir más allá, que Gustavo Petro, desde el 2017, cuando figuraba
de último en las encuestas, insistió una y otra vez a Humberto de la Calle y a
Sergio Fajardo, en la necesidad de una coalición amplia y plural para derrotar
a las élites tradicionales. Pero el jefe de De la Calle, César Gaviria, lo
prohibió; y el “Crespo” en el que,
supongo, debe ser visto como un gesto de humildad y ponderación, se negó sistemáticamente.
En
ese esfuerzo denodado de satanizar a Petro, también nos han querido inocular la
idea de que Petro es extremista y que, como los extremos se juntan, se parece a
Uribe. Así, sin empacho alguno, han puesto en un mismo plano al defensor de la
Constitución de 1991 y a uno de sus mayores detractores; al que denunció la
parapolítica, poniendo en riesgo su vida con la de su familia, y al que la
agenció; al que denunció los falsos positivos y al que los legitimó; al que ha
denunciado desde los 90 los más grandes escándalos de corrupción del país y al
que se ha usufructuado de los mismos. La cuadratura del círculo, imposibilidad matemática
que los seguidores del matemático se empeñan en sostener.
Epílogo: votar por Petro y abrir
las sendas de la democratización en Colombia
Como
buen académico, tendría que ocultar el hecho de que soy partidario del programa
de la Colombia Humana para convencer a mi audiencia de que soy un analista
objetivo y desinteresado. Pero no es el caso. Casi ni soy académico y tampoco
soy “bueno”, así que no me avergüenza advertir que he hecho campaña activa en
favor de la candidatura de Gustavo Petro y que por ello en mis consideraciones
se entremezclan la razón, la emoción y la experiencia directa. Con esto en
mente, y haciéndole frente al problema que he planteado en este artículo,
ofrezco unas últimas líneas.
En
medio de un panorama político predecible como el colombiano, Gustavo Petro
irrumpió logrando canalizar procesos históricos de descontento en el marco de
un discurso moderno y visionario que recoge lo mejor de la tradición
progresista del país. Con ello modificó decisivamente el tablero político
nacional y facilitó nuevos alineamientos de las fuerzas alternativas en torno a
un programa de gobierno centrado en un imperativo socio-político: la
democratización de la sociedad colombiana en todos los frentes: la economía, el
saber, la salud, la educación y la política misma.
Sin
embargo, algunos, particularmente los gregarios del team Fajardo, han querido ver en la candidatura de Gustavo Petro,
un liderazgo que incita al odio y a la polarización de la sociedad colombiana.
Y aunque yo he podido ver cosas que ellos no han podido, en realidad me
pregunto si se trata tanto de poder como de querer. Porque aunque yo,
directamente, me he reunido con personas desconocidas a repartir periódicos,
pintar telas, hacer videos, hablar de política, cargar pendones, perifonear con
megáfono, organizar reuniones, trabajar en equipo, desfilar con chirimías,
participar en marchas, recorrer barrios, llenar la plaza pública; aunque yo,
decía, haya hecho esto y otras cosas más en el marco de la campaña, me cuesta
creer que ellos no lo hayan visto en mi ciudad como en otros muchos rincones
del país y que, viéndolo, no hayan concluido que la mayor incitación de la
campaña de la Colombia Humana, ha tenido que ver con una de las emociones
políticas fundamentales: la esperanza. Puedo entender que no comulguen con las
ideas de justicia social, ambiental y de género que constan en el programa,
pero no puedo aceptar que lo que vean en las plazas públicas abarrotadas por
gente de a pie, con carteles y símbolos artesanales -y sólo porque quisieron,
no porque les pagaron- sea la expresión del odio y la polarización. Esto,
viniendo de sectores de “centro”, sólo puede entenderse, como me lo explicaba
una amiga, por un cierto republicanismo hostil a los sectores populares: hostil,
en último término, a la democracia.
Pero
nosotros sí celebramos el despertar de la esperanza y de las nuevas ciudadanías
en el panorama político colombiano. Celebramos que el conflicto político pueda
aflorar en las plazas y no en la selva, y celebramos que en este proyecto
democrático coincidamos con fuerzas políticas y sociales históricas que ven sus
luchas representadas en el proyecto de la Colombia Humana: La Organización
Nacional Indígena de Colombia, el Proceso de Comunidades Negras, La Federación Colombiana
de Educadores, la Central Unitaria de Trabajadores, las Autoridades Indígenas
de Colombia, La Asociación Nacional de Afrocolombianos Desplazados, la
Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana, el
Movimiento Cimarrón, la Mesa Nacional de
Víctimas, La Unión Sindical Obrera de la Industria del Petróleo, la Federación
Nacional de Estudiantes Universitarios, el Congreso de los Pueblos, Marcha
Patriótica, y otras muchas expresiones políticas y sociales.
Celebramos
también que este proyecto de país sea abanderado por liderazgos como los de
Francia Márquez, César Pachón o Feliciano Valencia, que pueden no ser Rodolfo
Llinás, Pirry o La Pulla, pero son representantes, respectivamente, del mundo
afro, campesino e indígena, que han luchado, resistido y comprendido las
injusticias desde los territorios, no desde los escritorios, los laboratorios o
las salas de redacción. A ellos los celebramos, así como al Programa de la
Colombia Humana, un proyecto democrático que, como ningún otro, le ha logrado
hablar a la Colombia profunda, al país real.
Por
esta convicción que nos ha volcado al mundo de la política a quienes no le
pertenecíamos, invitamos a los liberales colombianos y a los autodenominados
sectores de “centro” a ser generosos y responsables con el momento histórico, a
atreverse, al menos esta vez, a jugársela por un cambio certero representado
por una propuesta que le ha devuelto la esperanza a los sectores democráticos
alternativos del país.
Sabemos
que Petro no es ningún mesías ni nos va a salvar de nada. Sabemos que es sólo
un líder, que hoy está, pero que mañana no estará. Sabemos que va a ser
difícil, muy difícil, que tendremos contratiempos, sufriremos ataques, y nos
equivocaremos muchas veces en el camino. Nadaremos contra la corriente. Es la
naturaleza de todo proceso de cambio social. Pero
también sabemos, y lo sabemos más que nada, que ningún líder político que
amenace remover las más hondas causas de la injusticia social en Colombia, va a
ser tratado con benevolencia por las élites que han regentado el poder. Sabemos
que nadie que se proponga transformar en serio este país, va a ser elogiado por
los grandes medios de comunicación o bendecido con el don de la “gobernabilidad”.
Nadie que se entregue a la lucha contra la injusticia va a salir intacto. Lo
sabemos porque conocemos la historia de Jorge Eliécer Gaitán, de Jaime Pardo
Leal, de Bernardo Jaramillo Ossa, de Luis Carlos Galán y de Carlos Pizarro
Leongómez.
Lo
sabemos porque estamos viviendo la historia de Gustavo Petro, que también es
nuestra historia. ¡Y la vamos a defender!
[1] Investigador y abogado, egresado
de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Antioquia,
adscrito al Semillero de Sociología del Derecho y Teorías Jurídicas Críticas de
dicha institución. Interesado en el campo de estudios en derecho y sociedad
desde una perspectiva crítica de las instituciones jurídico-políticas. Correo
electrónico: ggdim_55@hotmail.com. Twitter: @gonzagalindodel
[2] Dice un eslogan de la campaña de
Sergio Fajardo: “No vote por políticos lisos, vote por el Crespo”.
[3] Aquí Jorge Gómez, la mano
derecha de Robledo para Antioquia, hablando in extenso del asunto: https://www.youtube.com/watch?v=NkPE1WdsQiU&t=3s
[5] Recuerda la Revista Semana,
cuando en el 2010 el candidato de centro derecha no era Fajardo sino Mockus: “En
la medida en que se acerca la primera vuelta, vale la pena traer a cuento lo
que pasó hace ocho años entre Juan Manuel Santos y Antanas Mockus. El último
mes antes de la votación, Mockus ganaba en las encuestas. Las últimas dos
dieron estos resultados: Ipsos Napoleón Franco, 45 por ciento Mockus y 40 por
ciento Santos. Datexco, 45 por ciento Mockus y 44 por ciento Santos. El
resultado de esa primera vuelta fue: Santos, 6.802.043 (46,67 por ciento) y
Mockus, 3.134.222 (21,51 por ciento), es decir, más de dos a uno. La
explicación está en que Santos tenía la maquinaria de varios partidos y Mockus
solo voto de opinión. Después de este triunfo, Santos le ganó en la segunda
vuelta por casi 6 millones de votos”.
[6] Inferencia legítima de la
medición dada por la pregunta: “¿Por cuál de los siguientes candidatos que le
voy a leer NUNCA votaría usted en las elecciones para Presidente de la
República?”, en el caso de la encuesta de DATEXCO o por la pregunta “¿Usted
tiene una imagen favorable o desfavorable de las siguientes personas?” en la
encuesta de Guarumo y Ecoanalítica.
martes, 1 de mayo de 2018
¡EL SEMILLERO TE INVITA AL CINECLUB VOCES, EN SU CICLO "50 VECES MAYO"!
TODAS LAS PELÍCULAS SERÁN PROYECTADAS EN LA SALA DE CINE LUIS ALBERTO ÁLVAREZ, AULA 10-217 DE LA UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
LA HORA DE LOS HORNOS - PARTE I: NEOCOLONIALISMO Y VIOLENCIA
DIRECCIÓN: FERNANDO E. SOLANAS, OCTAVIO GETINO
PAÍS: ARGENTINA
AÑO: 1968
VIERNES 18 DE MAYO DE 2018
HORA: 4:00 PM
Fernando Solanas debuta en la dirección con un revolucionario e impactante documental sobre la Argentina de los años 50 y 60, que denuncia la grave situación económica, cultural y social del país, la dependencia y la necesidad de una lucha armada contra la sumisión del territorio argentino.
Se divide en tres partes, todas ellas unidas bajo la misma idea: la defensa de una ideología de tipo revolucionario. En la primera parte, "Neocolonialismo y violencia", se exponen las causas del mal: la dependencia y el subdesarrollo de la economía y la miseria social de los pueblos de la América Latina. En el segundo capítulo, "Acto para la liberación", se hace referencia a la respuesta de los ciudadanos, cada vez más conscientes de la situación del país. La tercera parte, "Violencia y liberación" explora el mundo de la guerrilla latinoamericana a través de los testimonios de los veteranos de guerra y del ejemplo de Ernesto Che Guevara. (Fuente: SENSACINE)
Se divide en tres partes, todas ellas unidas bajo la misma idea: la defensa de una ideología de tipo revolucionario. En la primera parte, "Neocolonialismo y violencia", se exponen las causas del mal: la dependencia y el subdesarrollo de la economía y la miseria social de los pueblos de la América Latina. En el segundo capítulo, "Acto para la liberación", se hace referencia a la respuesta de los ciudadanos, cada vez más conscientes de la situación del país. La tercera parte, "Violencia y liberación" explora el mundo de la guerrilla latinoamericana a través de los testimonios de los veteranos de guerra y del ejemplo de Ernesto Che Guevara. (Fuente: SENSACINE)
VIERNES 1 DE JUNIO DE 2018
HORA: 4:00 PM
SINOPSIS:
Segunda parte del documental La hora de los hornos (1968), titulada Acto para la liberación.
Imagen tomada de YouTube
LA HORA DE LOS HORNOS - PARTE III: VIOLENCIA Y LIBERACIÓN
DIRECCIÓN: FERNANDO E. SOLANAS, OCTAVIO GETINO
PAÍS: ARGENTINA
AÑO: 1968
VIERNES 8 DE JUNIO DE 2018
HORA: 4:00 PM
SINOPSIS:
Tercera parte del documental La hora de los hornos (1968), titulada Violencia y liberación.
lunes, 2 de abril de 2018
¡EL SEMILLERO TE INVITA AL CINECLUB VOCES, EN SU CICLO "HUMANOS"!
TODAS LAS PELÍCULAS SERÁN PROYECTADAS EN LA SALA DE CINE LUIS ALBERTO ÁLVAREZ, AULA 10-217 DE LA UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
KOYAANISQATSI - LIFE OUT OF BALANCE
DIRECTOR: GODFREY REGGIO
PAÍS: ESTADOS UNIDOS
AÑO: 1982
VIERNES 6 DE ABRIL DE 2018
HORA: 4:00 PM
Realizado entre los años 1975 y 1982, "Koyaanisqatsi" -primera parte de lo que sería luego una trilogía formada por Koyaanisqatsi (1982), Powaqqatsi (1988) y Naqoyqatsi (2002)- es un singular documental que refleja la colisión entre dos mundos obligados a convivir: por un lado la vida de los hombres en la sociedad moderna, la vida urbana y occidental, llena de tecnología, ciencia y consumismo. Por otro la naturaleza y el medio ambiente del planeta Tierra. Sin voz humana, tan sólo con el poder de las imágenes y la banda sonora minimalista de Philip Glass, Godfrey Reggio presentó este documental ante 5000 personas el 4 de Octubre de 1982 en el Radio City Hall de Nueva York, convirtiéndose al instante en un documental de culto. (Fuente: FILMAFFINITY)
DIRECTOR: GODFREY REGGIO
PAÍS: ESTADOS UNIDOS
AÑO: 1988
PAÍS: ESTADOS UNIDOS
AÑO: 1988
VIERNES 13 DE ABRIL DE 2018
HORA: 4:00 PM
SINOPSIS:
Segunda parte de la trilogía formada por Koyaanisqatsi (1982), Powaqqatsi (1988) y Naqoyqatsi (2002). (Fuente: FILMAFFINITY)
NAQOYQATSI - LIFE AS A WAR
DIRECTOR: GODFREY REGGIO
PAÍS: ESTADOS UNIDOS
AÑO: 2002
VIERNES 20 DE ABRIL DE 2018
HORA: 4:00 PM
SINOPSIS:
Tercera parte de la trilogía formada por Koyaanisqatsi (1982), Powaqqatsi (1988) y Naqoyqatsi (2002). (Fuente: FILMAFFINITY)
jueves, 22 de febrero de 2018
HUNDIR A PETRO, CUESTE LO QUE CUESTE
Fotografía del autor de este artículo
Por primera vez
en nuestra historia, desde Gaitán, la clase política colombiana tiene miedo. De
allí su designio: hundir a Petro, cueste lo que cueste.
Puede gustarnos o no, pero el fenómeno más
sorprendente de la coyuntura política reciente en Colombia tiene nombre propio:
Gustavo Francisco Petro Urrego.
En un país derechizado por efectos de su historia,
su dirigencia y la incapacidad de la izquierda, Petro, un exguerrillero
perseguido ferozmente por la Procuraduría de Ordóñez, la Contraloría de Cambio
Radical y los medios de comunicación del Grupo Ardila Lule, la familia
Santodomingo y el señor Luis Carlos Sarmiento Angulo; un ciudadano embargado,
sin partido político, sin maquinaria económico-electoral, sin socios relevantes
en el mundo político, sin medios de comunicación que le sean favorables y sin
portavoces de renombre dentro de los generadores de opinión; él, Gustavo,
defendiendo en su discurso la paz, la justicia social, ambiental y de género,
en franca confrontación con la oligarquía del país, lidera la intención de voto
para ser presidente de Colombia y llena las plazas de todo municipio al que va:
Pasto, Sincelejo, Santander de Quilichao, Popayán, Ibagué, Tunja, Bogotá,
Quibdó…
¿En Colombia? ¡De no creer!
Mutatis
mutandis, el fenómeno recuerda el
estallido de los indignados y la emergencia de Podemos en España. Cuentan los arquitectos de esta organización
electoral, doctores en Ciencia Política y profesores de la Universidad
Complutense de Madrid, que España, como Colombia, era una sociedad derechizada
y políticamente adormecida en la que a nadie, ni siquiera a ellos mismos que lo
llevaban estudiando y soñando toda su vida, se le pasaba por la cabeza la
posibilidad de una conmoción democrática como la desencadenada por el
Movimiento 15-M. Su explicación, a la postre, fue esta: Las élites económicas y
políticas tradicionales de España sufrieron una crisis orgánica. En palabras llanas, querían decir con esto que el
consenso y el liderazgo que tales élites habían logrado sostener sobre la
sociedad civil, se estaba derrumbando estruendosamente ante su inoperancia, su corrupción,
su mentira, su ineficacia, su inmoralidad, su latrocinio. Los españoles se
“mamaron”. ¿Nos estaremos “mamando” nosotros también? ¿Crisis orgánica?
A Pablo Iglesias, candidato por Podemos en España, como a sus homólogos Jean-Luc Mélenchon de Francia,
Jeremy Corbyn de Inglaterra y Bernie Sanders de Estados Unidos, en sus
respectivas justas electorales, las viejas élites políticas y mediáticas
salieron a escupirles: ¡Venezuela! ¡Venezuela! ¡Venezuela! Sí, no se usó el
término de “castrochavismo” en Estados Unidos y Europa pero, aunque parezca
increíble, los españoles sabían muy bien quienes eran Nicolás Maduro y Leopoldo
López al tiempo que ignoraban el nombre del Primer Ministro de Portugal, que
gobierna a escasos kilómetros de Madrid. Las viejas dirigencias desataron la
política del miedo amparada en la tan cacareada posverdad.
Para nosotros en Colombia no es nueva, ni la
política del miedo ni la posverdad.
La violencia y el analfabetismo político de nuestra sociedad han sido un caldo
de cultivo para el despliegue de esas estrategias. Sin embargo, después de
conocer los resultados de las encuestas que señalan a Petro como el virtual
presidente de Colombia, nos enfrentamos a una circunstancia histórica inédita,
al menos, desde Gaitán: ahora los que
tienen miedo son ellos. Pero a un conjunto de parásitos, como lo es la
clase política tradicional de este país, el miedo no los paraliza, los invita a
una acción frenética que ya comenzó y que va a alcanzar dimensiones nauseabundas
para lo cual habremos de preparar el estómago.
Es en este contexto en el que se entiende el
esfuerzo denodado de medios de comunicación (Caracol, RCN, Blue Radio, Caracol
Radio, Revista Semana, El Tiempo, etc.) de Germán Vargas Lleras, Iván Duque,
Marta Lucía Ramírez, Alejandro Ordóñez y algunos líderes de opinión (en
palabras del senador Robledo, “de los mismos con las mismas”), por construir
mitos, acusaciones y falacias sobre el candidato progresista. Las seguiremos
escuchando: Petro representa al Castrochavismo, Petro es de las FARC, Petro nos
va a convertir en Venezuela, Petro nos va a expropiar: viene el coco y nos
comerá. Ninguna resiste análisis.
Se han llegado a extremos francamente grotescos: No
faltó la fake new de que Petro
caminaba sobre unos zapatos de marca “Ferragamo” que costarían más de un millón
de pesos. Ni siquiera esto resiste una búsqueda en mercadolibre o una simple
pregunta en una tienda de zapatos. Pero el capítulo más lamentable, desde el
punto de vista moral, de esta andanada de ataques impúdicos, está siendo
protagonizado por Héctor Abad Faciolince y la Revista Semana, que supo hacer
eco del primero para utilizar la figura insigne e impoluta de Carlos Gaviria
Díaz con el fin de respaldar sus malquerencias políticas.
Carlos Gaviria fue y es un faro ético, que insistió
de modo infatigable en el valor del argumento y de la verdad. Abad Faciolince
eligió el insulto, “tramposo” le dijo a Petro en nombre de aquél (ni siquiera
fue capaz de hacerlo a título propio), por supuestamente manipular actas del
Polo Democrático a sabiendas,
astutamente, de que “su prueba” está muerta y no puede ya decir ni desdecir. Es
de un razonamiento ético elemental suponer que algo que Gaviria nunca dijo
públicamente, no puede ser afirmado tras su muerte en nombre de él, y menos
prevaliéndose de una relación de amistad.
Petro, así como las personas cercanas a la
dirigencia ejecutiva del Polo, testigos directos del teje-maneje del Partido,
desmintieron a Abad Faciolince. Carlos Bula, por ejemplo, cofundador y
secretario del Polo durante la presidencia de Carlos Gaviria, encargado del
manejo de las actas, declaró que estas nunca fueron manipuladas por nadie, que
era imposible por el mecanismo mediante el cual se las protegía y que Carlos
Gaviria, hombre franco, no hubiera dejado en secreto un delito de esa gravedad
(http://www.wradio.com.co/noticias/actualidad/es-falso-que-gustavo-petro-haya-modificado-las-actas-del-polo-carlos-bula/20180214/nota/3710721.aspx).
Tras esa primera salida en falso el escritor antioqueño siguió prescindiendo del
argumento, le dijo al candidato “populista” y “mal gobernante”. Este, de modo
respetuoso, lo invitó a sustentar sus afirmaciones y debatir. Abad calló (todo
esto puede verificarse en las cuentas de Twitter de Abad y Petro).
La Revista Semana, en cambio, eligió directamente el
camino de la mentira, haciendo eco de la polémica entre Petro y Abad, para
afirmar que Carlos Gaviria y Gustavo Petro “fueron protagonistas de la relación
más tormentosa” de la izquierda: de nuevo usando la figura ausente y por todos
respetada de Carlos Gaviria para hacer política cuando él, lamentablemente, ya
no está. La Revista Semana, enconada defensora de Enrique Peñalosa y Néstor
Humberto Martínez (quienes a su vez son enconados contradictores de Petro),
afirma para sustentar sus afirmaciones grandilocuentes que después de que Petro
le ganara a Gaviria las consultas internas del partido, este, ante las
diferencias con aquél “Decidió volver a ser un militante raso, pero nunca
acompañó a Petro en su campaña presidencial” (http://www.semana.com/nacion/articulo/carlos-gaviria-y-gustavo-petro-la-relacion-tormentosa-del-polo-democratico/557068).
No me queda más que agregar este video, que está tan al alcance de todo el
mundo como el precio de los zapatos “Ferragamo” de Petro en mercadolibre: a un
solo click. En palabras del mismísimo Carlos Gaviria: “[Ante los] rumores malignos, propalados por ya sabemos
quiénes y de donde”: “una imagen vale más que mil palabras” https://www.youtube.com/watch?v=5aHpdOuzRgEn (prestar especial atención a partir
del minuto 1:26 y tomar nota de los “dos propósitos” de Carlos Gaviria).
Por respeto a la memoria y al legado del maestro
Carlos Gaviria Díaz exijo tres cosas. A Héctor Abad Faciolince: argumente, no
insulte. A la Revista Semana: rectifique, no mienta. Y a ambos, elijan el
camino que elijan: no utilicen la figura de Carlos Gaviria para insultar, para
mentir o para fustigar a sus adversarios políticos. En una palabra: ¡respeto!
_____
Para terminar, deseo volver al principio. Estamos
ante un escenario extraordinario y es claro que una cantidad inmensa de
colombianas y colombianos, sobre todo jóvenes, ansiamos un cambio definitivo del
rumbo de nuestra sociedad. Nuestra reivindicación está lejos de ser extremista,
es más bien una cosa de sentido común en los días que corren: democracia en
sentido sustantivo. Es decir: paz, educación, salud, moralidad administrativa,
equidad de género, diversidad y respeto por las condiciones ambientales de
nuestra existencia. Además de Petro, ¿hay alguien que pueda representar un
proyecto tal? ¿un proyecto de cambio?
A las claras, la derecha colombiana representa el
epítome de todo aquello que envejece, se agota, y que por tanto deseamos
cambiar. Restarían Sergio Fajardo y Humberto de la Calle Lombana, hombres de
buenas intenciones, pero no mucho más que eso. El primero por su líquido e
insulso discurso político vinculado a su alergia histórica por las grandes
reformas sociales que precisa el país. El segundo, por haberse paseado sin
empacho, ocupando puestos de Registrador, Ministro, Embajador, Asesor o
Vicepresidente en los gobiernos de Belisario Betancur (conservador), César
Gaviria (liberal), Ernesto Samper (liberal), Andrés Pastrana Arango
(conservador), Álvaro Uribe Vélez y Juan Manuel Santos. Tampoco inspira
confianza su sociedad comercial en un paraíso fiscal, como fue destapado por
los Panamá Papers. Pero más allá de estos elementos de orden representativo y
simbólico, las propuestas de ambos candidatos tampoco parecen acompasadas con
las demandas de nuestro tiempo: la democracia radical, la economía de la globalización
o el cambio climático, por solo mencionar algunas. En síntesis, nada va a cambiar si gobiernan los mismos
(los uribes, los santos, los lleras), los
que gobernaron desde siempre con los mismos (los de la calles) o los que no proponen un cambio fundamental
sobre lo mismo (los fajardos).
A Petro le cambiaría muchas cosas, pero no puedo
hacerlo, y él es la única posibilidad real, no de cumplir, pero sí de
aproximarnos, paso a paso, a los sueños de grades demócratas de nuestra historia
(pienso, a pluma alzada y de forma meramente enunciativa, en colombianos como
Rafael Uribe Uribe, Jorge Eliecer Gaitán, Bernardo Jaramillo Ossa, Jaime Pardo
Leal, Carlos Pizarro Leongómez, y, desde luego, Carlos Gaviria Díaz). Y sobre
todo, Petro representa la posibilidad de hacer realidad los sueños de las
mujeres y hombres, que desde el anonimato, en medio de la precariedad y la
violencia, han luchado incansablemente por la dignidad.
Podríamos ver, este mismo año, dentro de sólo seis
meses, al primer presidente anti-oligárquico y abierto a una democracia
multicolor en toda la historia de la República de Colombia.
¿Se vale soñar?
[1] Investigador y abogado, egresado
de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Antioquia,
adscrito al Semillero de Sociología del Derecho y Teorías Jurídicas Críticas de
dicha institución. Interesado en el campo de estudios en derecho y sociedad
desde una perspectiva crítica de las instituciones jurídico-políticas. Correo
electrónico: ggdim_55@hotmail.com. Twitter: @gonzagalindodel